El Asesino de Bettina O'Connell
La Piruli Filmes estaba de fiesta: la película “La Marca C de Carlos” (así la denominaron finalmente) era un éxito fenomenal de taquilla y había sido aclamada en el Festival de Cannes. Se hablaba de que podía ser nominada para el Oscar como Mejor Película Extranjera.
- Extraordinario. El público se identificó con el personaje del villano, de don Carlos de Quesada, no con el del Zorro – comento su director, el inefable Alfredo Jichcock – debemos ir por más, otra película interpretada por Carlos Eisler.
- ¿Qué tal algo ambientado en la Francia de Luis XIV o Luis XV? – aconsejó el propio Carlos Eisler, que pensaba obtener un contrato multimillonario para hacer una nueva película – “El Mosquetero Asesino”, un malvado de la nobleza, Charles de Fromage, duque de Gruyere y Roquefort, que asesina a las damas de la alta nobleza que visitan el Palacio de Versalles, en la época de su máximo esplendor.
- Podría ser, podría ser – dijo Jichcock – Voy a encargar algo a los guionistas, ¿Alguna otra sugerencia, Carlos?
- “El Novio Asesino” o “Luna de Miel Sangrienta”, ambientada en los años 50 en la Cuba anterior a Fidel, cuando era un prostíbulo de los yanquis, el propagonista, don Carlos Patiño, asesina a su flamante esposa en plena luna de miel, la película puede terminar con la entrada de los castristas a La Habana, una gran canción de mi tocayo Carlos Puebla, “Y seguir de modo cruel, La costumbre del delito, Hacer de Cuba un garito, Y en eso llegó Fidel, Y se acabó la diversión, Llegó el comandante, y mando a parar”.
- Me gustan las dos ideas. La Francia de Luis XV en Versalles y la Cuba de Fulgencio Batista. Aunque la primera da para hacer una película y la segunda puede ser el primer capítulo de la serie que pensamos hacer “Alfredo Jichcock presenta”. Veo que el papel del asesino siempre te lo reservas para vos, Carlos,
- Bueno, hay que aprovechar este éxito. Seguramente la serie tendrás otros asesinos y asesinas.
- Sí, muchos asesinos y muchas asesinas.
Pocos días despues, los guionistas ya tenían preparado el capítulo inicial de la serie, “Alfredo Jichcock presenta” titulado “Habana Sangrienta” y que contaba como un novio asesinaba a una novia en plena luna de miel, despues de que ella intentará envenenarlo con un Queso, todo ocurría en la noche de fin de año de 1958 y año nuevo de 1959, en La Habana, el capítulo terminaba con Fidel entrando en la capital cubana gritando “Viva la Revolución”.
- El papel del asesino queda para vos Carlos. Falta la víctima y el que se va a disfrazar de Fidel.
- Yo tengo los dos papeles – dijo la Marquesa de Avila, que en su rol de accionista de la Piruli Filmes, tenía gran poder en las decisiones de la empresa - ¿Qué tal Bettina O’Connel, actriz algo olvidada, de poco trabajo en la última década, de destacada actuación en Montaña Rusa?
- Es rubia como Kim Novak (“Vértigo”), Doris Day (“El Hombre que sabía demasiado”), Grace Kelly (“La Ventana Indiscreta”), Tippi Hedren (“Los Pájaros”), sí, sí, la recuerdo de Montaña Rusa – dijo Jichcock.
- ¿Y Fidel?
- Alfredo Casero, un tipo de derecha, que haga de Fidel, símbolo revolucionario.
- No se habla más – dijo Jichcock.
Días despues comenzó la filmación del primer capítulo que aquella serie que prometía generar un suceso y un furor nunca vistos. Las escenas finales, las de Fidel, quedaron demoradas, dado que Casero puso muchas exigencias y dijo que además de decir “Viva la Revolución”, deseaba decir también “Quiero Flan”.
- No – dijo Jichcock – aunque puede ser material para otro capítulo de la serie.
Finalizada la filmación, Carlos Eisler y Bettina O’Connel quedaron a solas en una habitación. No lo sabían, pero Jichcock, siempre obsesivo con todo, había dejado una cámara oculta que filmaba todo lo que ocurría en ese lugar.
- Vos eras mi personaje favorito en Montaña Rusa – le dijo Carlos a Bettina.
- ¿En serio? ¿Mirabas el programa?
- Por supuesto. Era chico, tenía doce o trece años, pero no me lo perdía. Me encantaba. Un clásico de aquellos años. Y pensar que ahora, en esta serie, hago de tu asesino.
- Ja, ja, lo más gracioso es que me asesinas en la serie, porque yo antes te quiero envenenar con un Queso.
- Y con el Queso asesinabas a dos pasajeros del Hotel, de “Tropicana”, el famoso hotel – cabaret – casino de La Habana antes de Fidel, ja, ja.
- Sí, se comían el Queso equivocados, como dos ratoncitos desesperados que buscaban su Queso, ja, ja. Era hora que me buscaran para hacer un papel bueno, quede medio olvidada estos años.
- Dale, hagamos lo de la serie – le dijo Eisler a O’Connell.
- ¿Quéeeeeeee? – preguntó asombrada la actriz.
- Una escena parecida.
- Bueno, dale, si queres jugar, jugamos. ¿Pero aca hay algún Queso?
- Sí, mira esa bandeja.
- Con razón había ese olor.
- El olor puede venir de mis pies.
- ¿Tus pies?
- Sí, siempre huelen a Queso.
- Qué pies grandes tenes Carlos, parecen las patas de Bob Patiño.
- Todas dicen lo mismo.
- ¿Quiénes son todas?
- Las minas que quesoneo.
Carlos puso sus pies sobre una mesa, con sus medias de color negro reluciendo, Bettina tomó la bandeja con el Queso y le dijo, como el personaje de la serie:
- ¿Queres Queso, Carlos?
- Quiero Queso, nena, pero primero olé mi Queso.
Bettina dejó la bandeja sobre la mesa, y se puso encima de los pies de Carlos, empezó a chuparle, olerle, lamerle, besarle las medias, con mucha pasión, fuerza e intensidad, una y otra vez, despues le sacó las medias, e hizo lo mismo con los pies descalzos.
- ¡Qué Quesos! – exclamó Bettina O’ Connell.
- No creo que Bob Patiño oliera tan fuerte – le dijo Carlos a Bettina.
A continuación, Carlos Eisler se sacó los pantalones, y ella empezó a chuparle la pija, la fellatio fue muy intensa, con fuerza, pasión y gozo. Fue solo el preámbulo de algo mayor, la penetración vaginal, algo que O’ Connel disfrutó de una manera imposible de describir con palabras.
Cuando todo terminó, Bettina se encontraba repleta de gozo y placer, jamás pensó que iba a disfrutar tanto.
- En la serie te asesino con una espada tipo “Los Tres Mosqueteros”, igual que asesinaba a las minas en “La Marca C de Carlos”, pero yo hubiera usado otra arma.
- Ja, ja, ja – río Bettina - ¿Otra arma?
- Sí, otra arma. Se lo propuse a Jichcock, pero no aceptó.
- ¿Y qué arma?
- Una estaca y un martillo, como se asesina a los vampiros, en las películas de terror.
- Ja, ja, muy siniestro, ja, ja.
- Sí, tan siniestro como será esta asesinato, tu asesinato, donde yo soy el Quesón (el asesino) y vos la Quesoneada (la víctima).
- ¿Qué estas insinuando, Carlos?
- ¡Qué te asesinaré como se asesina a las vampiras!
- ¡Nooooooooooooooooooo!
O’ Connell gritó desesperada, pero ya era tarde, Carlos se avalanzó hacia ella con la estaca, y con el martillo, se la clavó en el corazón, como se asesina a una vampira. Una herida bastó, fue un asesinato bastante limpio, comparado con los machetazos de Carlos Matías Sandes, las cuchilladas de Carlos Bossio o los tiros de Carlos Reich.
- Queso – dijo Carlos Eisler mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Bettina O’ Connel.
El asesino se retiró del lugar con la impunidad habitual de los Quesones. Jichcock exultante le dijo a la Marquesa de Avila:
- Ya tenemos material para dos capítulos más, a “Habana sangrienta” seguirá “Quiero Flan” y despues “El Martillo y la Estaca”
- Uhhhhh – dijo la Marquesa de Avila, como sintiendo alguna duda o temor - ¿No había otra forma de asesinar?
- Carlos Eisler es un asesino muy variable, no es como los otros Quesones que siempre usan las mismas armas, Eisler empezó asesinando a tiros, despues usó puñales, máquinas de lanzar clavos, espadas de espadachines, sierra eléctrica y ahora la estaca y el martillo.
- Pero podría haber habido alguna otra forma de cometer este asesinato. Que se yo, la podría haber asesinado a martillazos, con una segadora, o rompiéndole una botella de champagne en la cabeza.
- Buenas ideas para otros capítulos de la serie. Me gusta lo del champagne. Pero este lo dejamos así – dijo Jichcock.
- Está bien – dijo resignada la Marquesa de Avila, aunque esta vez su rostro permaneció serio y no gritó “¡Viva España!” como solía hacerlo en otras ocasiones - ¿No nota un parecido de Carlos Eisler con Juan Minujin?
- Sí, tienen el mismo style, aunque Carlos mide como veinte centímetros más y su pie debe ser seis números más – dijo Jichcock – será tema de algún otro capítulo. Esto será un suceso.
- Sí, un suceso extraordinario – dijo algo más repuesta la Marquesa de Avila, y con el ánimo recobrado, ahora sí volvío a decir - ¡Viva España! ¡Viva la República! – y con el puño en alto empezó a gritar “No pasarán”.
Noto que la Marquesa es un tanto temerosa, como si no estuviera tan segura de su relación con los quesones. Como si temiera que algún Carlos puede llegar a exterminarla. Pero no va a suceder, no le gustaría a Lady Dumitrescu. Y es respetada y amada por los Carlos, tal vez especialmente por Delfino.
ResponderBorrarPero alguien ajeno a los Carlos podría intentarlo, fracasando al encontrarse con un Carlos o Una Carla.
Una actriz olvidada, pero no lo suficiente para estar a salvo. Y es claro como terminan las películas de este Alfred. Sería mejor que fuera una espía, que es descubierta. Tendría sentido.
Para El queso del Zorro, podría sumarse una Carla, tal vez Romanini, que haga el papel de una imitadora del verdadero Zorro. Esta imitadora, terminaría con el impostor. Que para eso, sería doblado por un No-Carlos.
Y luego el verdadero se enfrentaría al autor oculto detrás del impostor.
Hasta un Carlos podría interpretar a Bernardo, quien asesinaría a una asesina.
EISLER DEBERÍA SER EL QUESÓN CINEMATOGRAFICO
ResponderBorrarun desafío de Carlos Eisler a las damas vampiras?
ResponderBorrarMalena Solda y Celeste Pisapia otras dos ex Montaña Rusa... Carlos Eisler va por ellas?
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