Carlos Luna, el Chino Quesón, matamujeres y tiraquesos
Cuenta la leyenda que una noche de verano o quizás todavía de primavera, en algún lugar del Conurbano Bonaerense, Carlos “el Chino” Luna observó el cielo, vió la luna llena y dijo en voz alta:
“Soy la estrella de Tigre, ¿Y qué?”
Observando las estrellas, sobre todo la gran constelación de Orión, el “Chino” Luna reflexionó otra vez en voz alta…
“Otra vez este instinto criminal, siempre en noches de luna llena, ¿Porqué será que tengo ganas de asesinar a una mujer?”.
Carlos Luna recordó que en otras ocasiones, también en noches de luna llena, había sentido ese instinto criminal que no podía frenar ni parar…
“Fueron dos o tres, no, ni dos ni tres, fueron cuatro, ahora las recuerdo… Magalí Paez, Belen Loze, Natasha Pecko, Romina Zariello, a todas las acribillé a balazos y les tiré un Queso”.
“Me gustaría no volverlo a hacer, pero no lo puedo evitar” dijo Carlos en voz alta como si estuviera hablando con alguien pero nadie había a su alrededor “me llamo Carlos, soy un Quesón, me gusta el Queso, y desde que probé ese Queso, hago estas cosas…”
“¿Qué puedo hacer ahora?” reflexionó Carlos “el Chino” Luna “pues volverlo a hacer, solo es cuestión de elegir quien será mi quinta víctima”.
Carlos “el Chino” Luna se metió en el auto, se vistió de negro, con guantes agarró el revolver largo calibre 45, le puso el silenciador, lo cargó de diez balas, y lo guardó. Luego guardó el Queso, un gran Queso, de esos Quesos Pategras, con cascara roja y muchos agujeros…
Comenzó a manejar en algún lugar del conurbano…
“¿Una víctima al azar” pensó el “Chino” Luna “Podría ser, bah, todo puede ser en esta noche de luna para Carlos el Chino Luna”.
Se paró en una cuadra cualquiera, se bajó del auto, y armado con el revolver y el Queso, Carlos se escondió detrás de un árbol…
“Alguien pasará, ya veremos” sentenció el futbolista de Tigre.
Y efectivamente, una chica, Andrea Mendez, bien style conurbano, pasó al azar, en una broma macabra del destino…
Carlos el “Chino” Luna le interceptó el paso, le apuntó con el arma, y la chica se aterrorizó al ver frente a ella al Chino Luna con un revolver en la mano…
“Esto no es un asalto” dijo Carlos el Chino Luna “es un asesinato” y disparó seis balazos…
Obviamente, la chica cayó muerta… el futbolista tomó el Queso, un gran Queso Pategras, de cáscara roja, con grandes agujeros, y lo tiró sobre su víctima diciendo en voz alta:
“Queso”.
Carlos el Chino Luna abandonó el lugar con total impunidad. Al día siguiente los medios hablaban de un nuevo asesinato de “el Quesón” como llamaban a este criminal extrañó que asesinaba a balazos a mujeres al azar en el conurbano… el Chino Luna solo se preguntaba…
“¿Quién será mi próxima víctima, la sexta? Deberemos esperar a otra noche de luna llena”.
“Soy la estrella de Tigre, ¿Y qué?”
Observando las estrellas, sobre todo la gran constelación de Orión, el “Chino” Luna reflexionó otra vez en voz alta…
“Otra vez este instinto criminal, siempre en noches de luna llena, ¿Porqué será que tengo ganas de asesinar a una mujer?”.
Carlos Luna recordó que en otras ocasiones, también en noches de luna llena, había sentido ese instinto criminal que no podía frenar ni parar…
“Fueron dos o tres, no, ni dos ni tres, fueron cuatro, ahora las recuerdo… Magalí Paez, Belen Loze, Natasha Pecko, Romina Zariello, a todas las acribillé a balazos y les tiré un Queso”.
“Me gustaría no volverlo a hacer, pero no lo puedo evitar” dijo Carlos en voz alta como si estuviera hablando con alguien pero nadie había a su alrededor “me llamo Carlos, soy un Quesón, me gusta el Queso, y desde que probé ese Queso, hago estas cosas…”
“¿Qué puedo hacer ahora?” reflexionó Carlos “el Chino” Luna “pues volverlo a hacer, solo es cuestión de elegir quien será mi quinta víctima”.
Carlos “el Chino” Luna se metió en el auto, se vistió de negro, con guantes agarró el revolver largo calibre 45, le puso el silenciador, lo cargó de diez balas, y lo guardó. Luego guardó el Queso, un gran Queso, de esos Quesos Pategras, con cascara roja y muchos agujeros…
Comenzó a manejar en algún lugar del conurbano…
“¿Una víctima al azar” pensó el “Chino” Luna “Podría ser, bah, todo puede ser en esta noche de luna para Carlos el Chino Luna”.
Se paró en una cuadra cualquiera, se bajó del auto, y armado con el revolver y el Queso, Carlos se escondió detrás de un árbol…
“Alguien pasará, ya veremos” sentenció el futbolista de Tigre.
Y efectivamente, una chica, Andrea Mendez, bien style conurbano, pasó al azar, en una broma macabra del destino…
Carlos el “Chino” Luna le interceptó el paso, le apuntó con el arma, y la chica se aterrorizó al ver frente a ella al Chino Luna con un revolver en la mano…
“Esto no es un asalto” dijo Carlos el Chino Luna “es un asesinato” y disparó seis balazos…
Obviamente, la chica cayó muerta… el futbolista tomó el Queso, un gran Queso Pategras, de cáscara roja, con grandes agujeros, y lo tiró sobre su víctima diciendo en voz alta:
“Queso”.
Carlos el Chino Luna abandonó el lugar con total impunidad. Al día siguiente los medios hablaban de un nuevo asesinato de “el Quesón” como llamaban a este criminal extrañó que asesinaba a balazos a mujeres al azar en el conurbano… el Chino Luna solo se preguntaba…
“¿Quién será mi próxima víctima, la sexta? Deberemos esperar a otra noche de luna llena”.
2) CARLOS "EL CHINO" LUNA, ASESINO SERIAL
Aquel fin de semana, también Tigre iba a jugar un partido muy importante y sus jugadores permanecían en la concentración. No obstante, Carlos “el Chino” Luna, goleador y figura del equipo, sin que nadie lo notara, abandonó el lugar.
Antes de hacerlo, se vistió totalmente de negro, incluyendo unos gruesos guantes de cuero que le cubrían la mano, tomó un revolver largo con silenciador, y un enorme Queso. Al revisar sus pertenencias, pensó en voz alta:
- Tengo dos horas, tiempo suficiente para cumplir mi objetivo.
Rato después, Carlos tocó el timbre de una casa. Una mujer, de unos treinta y pico de años acudió al llamado.
- ¿Quién es?
- Carlos – fue la respuesta del futbolista, en un tono que mezclaba frialdad y cinismo – Carlos Luna. Carlos Ariel Luna, a quien llaman “el Chino”.
Sorprendida, la mujer abrió la puerta y vió ante ella al futbolista de Tigre, totalmente vestido de negro, con un revolver con silenciador en su mano derecha, y un Queso en la izquierda.
Carlos Luna entró en la casa, revolver con silenciador en la mano, mientras la mujer retrocedía aterrorizada y presa del pánico.
- ¡No puede ser! ¡Vos tenés que estar en la concentración de Tigre!
- Así es – dijo Carlos sonriendo con cinismo – pero aca estoy, he venido a asesinarte. Soy un Queson, un asesino Queson.
- ¡Noooo! – gritó la mujer desesperada - ¡Socorro! ¡El Chino Luna quiere asesinarme!
El futbolista agarró el revolver con silenciador y efectuó seis disparos. Los seis balazos impactaron en el cuerpo de la mujer, entonces el asesino finalmente dio por terminada la tarea.
El Chino Luna agarró el Queso y lo tiró sobre el cadáver de su víctima, diciendo en voz alta:
- Queso.
Abandonó el lugar y rato después, sin que nadie se diera cuenta de su ausencia ni de regreso, Carlos Luna estaba otra vez durmiendo en la concentración de Tigre.
Cuenta la leyenda que al día siguiente, el “Chino” tuvo una destacada actuación en el trascendental partido que jugó su equipo. Lo eligieron mejor jugador y cuando lo entrevistaron contestó a la prensa:
- Jugué muy bien porque anoche comí un Queso, je, je.
3) CARLOS LUNA MATAMUJERES, CARLOS IZQUIERDOZ TIRAQUESOS
Era muy tarde para que la Escuela permaneciera abierta, pero la directora, Belen Loze, aún estaba en ella. Por fin, finalizó su tarea, y acababa de cerrar la puerta, cuando dio vuelta la cabeza para dirigirse hacia la salida, por el pasillo. Para su sorpresa, observó que se acercaban por el mismo dos hombres muy altos, patones y con olor a Queso en los pies.
- Buenas noches, maestra Belen Loza.
Si la maestra ya estaba aterrorizada al ver a los dos hombres en el lugar, mayor fue el terror al escuchar su nombre.
- ¿Quiénes son ustedes? – alcanzó a balbucear.
- Yo soy Carlos Izquierdoz, el “Cali” – dijo uno de los hombres, el más alto de los dos, con un 1,88 metros de altura.
- Y yo, Carlos, Carlos Luna, el “Chino”– dijo el otro, un poco menos alto, con unos 1,82 metros.
- ¿Qué quieren?
- Somos Quesones, somos asesinos de mujeres. Lo siento, pero hemos venido a asesinarla – fue la respuesta de Carlos Luna.
El “Chino” entonces sacó una ametralladora tipo uzi con silenciador y se acercó hacia la mujer. La maestra estaba aterrorizada e intentó defenderse, pero la furia del asesino pudo más. Carlos Luna disparó cinco balazos, sobre la frente, la garganta, el pecho, el estomago y el abdomen de la mujer, que cayó muerta de inmediato. Cuando Carlos Luna finalizó, Carlos Izquierdoz, sacó un Queso y lo tiró sobre el cadáver de la mujer, que estaba tendido en el piso.
- Queso – dijo en voz alta.
Y los dos Carlos abandonaron el lugar.
carlos el chino luna en una noche de luna ¿? y la luna es de queso, no?
ResponderBorrar