El Asesino de Romina Ricci
Un encuentro casual, esos que suelen ocurrir en esta clase de relatos, como si el camino de un Carlos, de un Quesón, siempre se cruza con el de alguna famosa. La actriz Romina Ricci, dueña de una más que interesante reputación, y ex del cantor Fito Paez, se encontraba en una quinta, donde había ido a participar de una fiesta, de alguna celebridad, precisamente, el cantor Fito Paez.
La fiesta contaba con cientos de invitados, y Fito Paez, para deleite de los asistentes, se subió a un escenario y comenzó a cantar sus grandes éxitos, comenzando por “Ciudad de Pobres Corazones”.
- Matan a pobres corazones – decía Paez.
Siguió cantando “Te ví, juntabas margaritas en el mantel, ya se que te trate bastante mal, No sé si eras un angel o un rubí” las estrofas del hit “Un vestido y un amor”, y siguió cantando
Mientras cantaba eso – dedicada a Cecilia Roth – Ricci se fue de aquella exhibición musical, y se metió adentro de una casa, una casa muy grande, de estilo colonial, repleta de habitaciones. Ricci vio a un tipo alto, flaco, patón, tan patón que le hizo recordar a Bob Patiño.
- Es Carlos Eisler – le dijo una anciana de limpieza – un actor, hizo algunas películas.
- Ah, sí, Carlitos, ya lo había visto en otra fiesta – dijo Ricci.
Ricci se metió a una habitación para fumar un porro, quería estar sola, pero justo ahí vio una media gigantesca de color negro, una media, lo que los españoles y en otros países de habla hispana llaman calcetines.
Romina Ricci no pudo evitar agarrar aquella media o calcetín de color negro que había sobre el piso. Se la acercó a la nariz y al olerla, casi cae desmayada: el olor a Queso que tenían era apestante y asfixiante, algo realmente repugnante.
En ese momento, se acercó Carlos Eisler y le dijo a Ricci:
- ¿Qué haces con mis medias?
- ¡Ay, Carlitos! – exclamó Ricci – estaban ahí, me dio la sensación de que olían muy mal y… no pude evitarlo.
- ¿Qué te parecieron?
- Apestantes, Carlos.
- Por algo me dicen el Quesón. ¿No queres probar más?
Carlos quedó descalzo, y la chica se arrodilló, empezó a chupar, besar, lamer y oler los pies de Carlos, con gran pasión, ella misma no lo podía creer, era algo impresionante, se sentía desenfrenada, dueña de una pasión irrefrenable, a la adoración de pies siguió la chupada de pija, algo que también Ricci disfrutó con mucha pasión.
Tras eso, ya no hubo escalas, Carlos Eisler la penetró y la sensación que tuvo Romina Ricci no tuvo parangón alguna, nunca Fito la había hecho tan feliz, ni siquiera cuando cogían y le cantaba “La rueda mágica” o “Sasha Sissi y el círculo de Baba”. Mientras ocurría eso, Fito seguía cantando, ya iba por el repertorio completo de “Circo Beat”.
- ¿Te gusto? – le dijo Carlos Eisler a Romina Ricci.
- Me encanto – le dijo Ricci – pero quede muerta, pero que feliz me hiciste.
- Seguro que Fito nunca lo ha hecho tan bien.
- Siempre quiso más a Cecilia Roth. Cuando cogía decía “Te vi fumabas unos chinos en Madrid” de “Un vestido y un amor” y “No sé si es Baires o Madrid” de “Petalo de sal” – dijo Ricci – o imaginaba goles de Central a Newell’s.
- Y sí, Rosario siempre estuvo cerca.
- Ahí esta el boludo cantando eso – justo Ricci decía eso cuando Paez interpretaba “Tema de Piluso”, la actriz agarró un porro para fumarlo - ¿Querés fumar uno?
- No – dijo Carlos – te agradezco, pero a mí me gusta el Queso.
- ¿El Queso? ¡Ja, ja, ja, ja! Debe ser alguna droga muy potente. La quiero probar ahora.
- Ya probaste mis Quesos. El otro Queso, si te probas lo morís.
- Ja, ja, ja – río Ricci - ¿Mas potente que el sexo que tuvimos? ¡No te creo!
- No te miento. Tan potente que te morís.
- ¿En serio?
- Sí, y con la marca C de Carlos.
- Y pensar que una vez una vieja me dijo que nunca tuviera sexo con un Carlos, porque si no era, iba a terminar siendo asesinada, ja, ja, ja.
- ¿Qué boludez, no?
- Total, ja, ja, ja – empezó a reir Ricci, sin parar.
No estaba vestido como el Zorro, pero Carlos en ese momento agarró una espada, y para sorpresa de Ricci, que dejó de reir, le rozó todo el cuerpo a la actriz, frotándoselo de arriba abajo, principalmente sobre el cuello. Ricci tragó saliva, y sintió temor, se sintió muy aterrorizada mientras Carlos la rozaba toda, pasándole la espada por las tetas, el culo, la concha, toda.
- ¿Querés probar el Queso? – dijo ahora Carlos - ¿Queres la marca C de Carlos?.
- Bueno, sí – empezó a balbucear Ricci, bastante aterrorizada por el juego de la espada de Carlos Eisler.
- Aca tenes la marca C de Carlos – dijo Carlos.
Carlos blandió la espada, y ¡raaaaaajjjjjjjj! Se la clavó en medio de las tetas, y desde allí, le hizo un par de profundos cortes y tajos por el pecho, la sangre salió por todos lados, a esas heridas siguió una más profunda en la concha, y otra peor, en el cuello, que se lo cortó a Ricci, y una herida aún más profunda en el pecho.
Ricci estaba herida por todos lados, mortalmente herida, pero aún le quedaba un halo de vida, mientras balbuceó otra canción de Paez:
- Gota que cae del cielo, no besa al suelo, no besa al suelo, Lluvia que cae del cielo, y yo la bebo, y yo la bebo, Ah, tu corazón, ah, tu corazón.
Y al decir esto, Carlos le hizo la marca C de Carlos sobre el pecho y le dio la herida final en el corazón. “Ah, mi corazón, mi corazón”, las últimas palabras de Ricci.
El asesino sacó un enorme Queso de un bolso que tenía y lo tiró sobre el cadáver de Ricci.
- Queso – dijo Carlos mientras tiraba el Queso sobre su víctima.
Con total impunidad, el asesino abandonó la escena del crimen, más que satisfecho por el asesinato que había cometido. “El Queso de Oro” pensó Carlos “esta vez no se me escapa”.
Fito Paez siguió cantando, dicen que mientras todos seguían escuchando al rosarino, cuatro mujeres iguales a María Laura Santillan se encargaron de limpiar la escena del crimen y se llevaron el cadáver de Romina Ricci, pero tras examinarlo, y darse cuenta, que por la falopa ya estaba totalmente perdido, lo tiraron en una laguna, donde quizás se lo comió “el Monstruo de la Laguna” como la canción que cantaba Spinetta, otro grande del rock nacional.
TIPICO RELATO QUESÓN, X ESO ES FABULOSO
ResponderBorrarme pasa lo mismo que al Fauno, escribo comentarios y no salen publicados, es algo de blogger o chrome, bueno, muy buen cuento, directo, sanguinario, Eisler implacable como siempre, sin duda, Ricci, lo merecía
ResponderBorrarque raro que aún no habían asesinado a esta mina, fito paez la mando a matar?
ResponderBorraryo había pedido una misión conjunta con charly alberti, podría haber estado ahí tocando la batería con Fito y en algún momento coger con Ricci, pero despues era díficil que combinara con Eisler, un estrangulador es algo muy individual, sobresaliente el trabajo de Carlos Eisler, gran asesino, sin dudas
ResponderBorrarlos quesones son como cazadores, cuando encuentran a su presa, esta no tiene escapatoria, y ya sabemos lo que le espera: un queso
ResponderBorrarCarlos Eisler es refinado en su crueldad, hasta haciendo puntos para ser el Quesón de Oro de este año.
ResponderBorrarTener placer con Romina Ricci, luego disfrutar de su terror, para luego darle una prolongada agonía.
Infaltables las Santillanas y su trabajo de limpieza. Aunque estuvieron un tanto crueles, desechar el cadáver, del que se podrían haber alimentado varias vampiras.
Espero que se arregle lo de blogger o chrome.
que locura, pero que locura linda y quesera
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