El Asesino de Ailen Bechara

Quiso el destino que el modelo paraguayo Carlos Machado y Ailen Bechara, la participante de Super Bailando 2019, se cruzaran sus caminos en la ciudad de Madrid, la capital de España. Ella estaba disfrutando de unas vacaciones en Europa, la primera vez que iba al viejo continente, el fue a participar de un desfile de modas a beneficio del Rey Emérito, don Juan Carlos de Borbón, que necesitaba recaudar fondos para poder llegar a fin de mes.

- ¡Porque no te callas! – dijo el rey Juan Carlos, en medio del desfile, generando la aclamación de todos los presentes, que recordaron aquel encuentro con Hugo Chavez, el fallecido Emperador de Venezuela.

Carlos participó de mala gana de aquel desfile, porque el rey Juan Carlos le parecía un sorete, pero igual lo hizo, porque le pagaban muy bien, y porque la Fundación Dumitrescu le pidió que ahí estuviera.

De regreso al Hotel, se quedó en la habitación, desnudo, totalmente desnudo, sacándose fotos, que las publicaba en Instagram, y haciendo algunos videos para sus seguidores, que son muchos, de la cuenta @carlosmachado.official, Carlos se metió en la ducha, y salió todo mojado.

Justo en ese momento, mientras estaba mojado, tocaron el timbre.

- ¿Quién será? – se preguntó Carlos.

Desnudo, como estaba, con una toalla que le cubría el pene y el culo, Carlos abrió la puerta. Era Ailen Bechara.

- ¡Uy! ¡Disculpeme! ¡Me equivoqué de habitación!

Carlos la miró fijamente, y se le cayó la toalla, quedando ahora sí totalmente desnudo.

- ¡Uy! – exclamó Ailen - ¡Disculpeme! ¡Me voy!

- Quedate nena – le contestó Carlos, en forma de seductor – decime quien sos, te notó un acento argentino, pasa, dale.

- Soy Ailén Bechara, participante del Super Bailando 2019.

- ¿Todavia esta el programejo de Tinelli? ¿Sigue existiendo “Sin Ideas del Sur”? Yo soy paraguayo, pero viví bastante en Argentina, soy Carlos, Carlos Machado, Carlos Machado Mattesich, así me conocían en Argentina.

- Sos muy lindo, sos hermoso – dijo Ailén Bechara, mientras entraba a la habitación, Carlos cerro la puerta, y aunque continuaba desnudo, se puso guantes negros, que le cubrió las manos – Con esos guantes negros quedas muy seductor, Carlos.

- ¿Y que haces aquí, piba, como dicen en Argentina?

- Vine de vacaciones, pero necesitaba follar, como dicen aquí en España, por eso te ví entrar a la habitación, y me dije “Que lindo ese chabón, esta para partirlo como un Queso”.

- Yo te voy a partir como un Queso.

Ailén se tiró a la cama, Carlos puso sus pies sobre el rostro, ella empezó a olerlo, besarlo, chuparlo, lamerlo, con fuerza, con insistencia, como si zambullera en el mar, Carlos se tiró en la cama, y ahí la cogió con una pasión desbordada, algo habitual en Carlos Machado, pero algo que Ailén Bechara jamás había gozado, así cogieron, en forma pasional, algo difícil de describir con palabras.

- Sos el amante perfecto – le dijo Ailén.

- Y también el asesino perfecto – le dijo Carlos – El Quesón, un Quesón.

- ¿El asesino? ¿Porqué decís que te dicen el asesino perfecto?

- Por esto, Ailén, por esto.

Y para sorpresa de Ailén, Carlos tenía un gran cuchillo en sus manos, un cuchillo gigantesco, y se lo clavo en medio del pecho, se lo sacó, la sangre salió por todos lados, una segunda cuchillada, muy profunda, y a partir de ahí, una lluvia de cuchilladas.

- Queso – dijo Carlos Machado, al terminar el asesinato, 97 puñaladas después, mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de su víctima.

Carlos envolvió el cadáver de Bechara, Queso incluído, con unas sabanas, y metió todo en la bañera, despreocupado, durmió toda la noche, con las luces del amanecer se iba a tomar el avión a Barajas, pero antes, le mandó mensaje a la Marquesa de Avila.

- Marquesa, tengo algo para usted, en la habitación 451 del Hotel “Rey Juan Carlos” de Madrid, Queso.

Y así fue como se cruzaron los caminos de Carlos Machado y Ailén Bechara, aunque para Carlos solo fue un Queso más.