El Asesino de Erica Rivas
Erica Rivas, la actriz que inmortalizó el personaje de María Elena, en la popular serie “Casados con Hijos” se encontraba muy tranquila, en su departamento de Puerto Madero, cuando tocaron la puerta.
- ¿Quién es? – preguntó.
- ¡Buscamos a Erica Rivas! – contestaron, eran voces de mujer, con acento alemán.
- ¡Yo soy! – dijo la actriz y abrió la puerta.
Pero lo que vio a continuación no lo pudo creer: eran dos oficiales nazis, vestidas como miembros de las SS, una era la Oficial Rummenigge, la otra, la Oficial Maier, eran como salidas de un túnel del tiempo.
- ¡No puede ser!
- ¡Lo que no puede ser es que usted siga robando con Casados con Hijos! La otra ya lo pagó con una visita de Carlos Quintana, ahora le toca a usted.
- ¡Noooooooooooooooooooooooooo! – gritó Erica Rivas.
Las dos nazis la agarraron y se la llevaron, y la metieron en un camión como los que se usan para trasladar a los caballos al Hipódromo, fue un largo viaje, que duro muchas horas, hasta llegar a algún lugar del norte de la Provincia de Corrientes. Durante todo el viaje, la actriz fue sometida a toda clase de violaciones lésbicas, por parte de las dos oficiales nazis.
- Willkommen bei Charlotte Corday – le dijo la Jefa de la Prisión Modelo “Charlotte Corday”, Astrid Breitner, también con uniforme nazi de las SS.
- ¡No puede ser! ¡Esto es un sueño! ¡Una pesadilla! – gritó la actriz.
- Wecke sie aus dem Traum zu diesem Dieb – dijo Astrid que significa “Despierten del sueño a esta ladrona”.
Las dos oficiales de las SS entonces agarraron una manguera y bañaron a Erica Rivas, mientras Astrid le tocó las tetas, la concha y el culo, además de chuparselas.
- Verbringe die Nacht in der Strafzelle, also lerne – dijo Astrid a las dos oficiales que significa “que pase la noche en la celda de castigo así aprende”.
Rummenigge y Maier llevaron a la reclusa a la celda de castigo, pero se la paso gritando toda la noche, y las demás reclusas no pudieron dormir, ni siquiera la Jefa Astrid. Indignada, tipo cuatro de la manaña, Astrid se levantó y le dijo:
- Was zum Teufel ist hier los? (Que mierda pasa aca?)
- Hablame en castellano, no le entiendo.
- Ich spreche wie ich will (Yo hablo como yo quiero) – y le dijo a Rummenigge y a Maier - Vierzig Peitschenhiebe als Strafe (cuarenta azotes como castigo).
- Nein, verprügeln nein, wir werden sie lesbisch foltern (no, azotes no, la someteremos a torturas lésbicas) – le aclaró Rummenigge a Breitner.
- Wie du willst, ich nehme nicht teil, ich war schon angewidert (como gusten, yo no participo, ya me dio asco) – dijo Breitner - Ich will schlafen, morgen kommt Charly Berlocq, um den Insassen eine Tennisshow zu geben (quiero dormir, mañana viene Charly Berlocq a dar una exhibición de tenis a las reclusas).
Y así paso la noche entera, con Rummenigge y Maier sometiendo lesbianicamente a Erica Rivas. Breitner descansó muy bien, mientras recordaba aquellas noches de Berlín, antes que asumiera el Führer, cuando se acostaba con Marlene Dietrich.
Al día siguiente, el tenista Carlos “Charly” Berlocq, llegó a la Prisión Modelo Charlotte Corday. Ya retirado de los circuitos profesionales del tenis, Charly ahora participaba del programa “El tenis como modo de inclusión social”. Breitner se encargó de darle a Carlos un Queso hecho por las reclusas con la leche de las vacas que tenían allí.
- Danke schön – agradeció Charly muy contento, pero pensó “ni loco me como este Queso, a ver si esta envenenado, ya veré a quien se lo tiro”).
Berlocq saludó a todas las reclusas una por una (no eran muchas, Breitner sostenía que para una unidad de ese tipo funcionara bien no debían ser más de setenta y cinco).
- ¿Son todas las reclusas? – preguntó Charly.
- Falta una, una recién llegada, que aún no aprendió a comportarse – dijo ahora en castellano la Jefa Breitner.
- Ya aprenderá – dijo Charly.
La exhibición de tenis fue un éxito. El tenista fue ovacionado y al terminar todo, abandono la Charlotte Corday, saludando a Breitner, y dejando como regalos, pelotas y raquetas de tenis.
- Quizás salga una Gabriela Sabatini de estas canchas – le dijo Berlocq a Breitner.
- Quizás, quizás – respondió muy sonriente Breitner, que cuando quería hablaba a la perfección el castellano.
Carlos abandonó entonces la Unidad Penitenciaria, y justo mientras su camioneta se alejaba, Rummenigge y Maier corrieron espantadas.
- - Er ist geflohen! Erica Rivas ist geflohen! Es ist nicht!¡Se escapo! ¡Se escapo Erica Rivas! ¡No está! – dijo Rummenigge.
Breitner observó la camioneta que se alejaba de Carlos Berlocq y dijo, sonriendo:
- Besser, er könnte bei uns bleiben und hätte gelebt, aber er zog es vor, mit einer großer Käse zu gehen, und wenn eine Frau mit einer großer Käse geht, erwartet ihn nur eines: ein Käse (mejor, pudo quedarse con nosotras y hubiera vivido, pero prefirio irse con un Quesón, y cuando una mujer se va con un Quesón, solo le espera una cosa: un Queso).
Efectivamente la camioneta de Berlocq agarró los caminos de Corrientes, pero el tenista no tardó en darse cuenta que algo andaba mal. De repente, vio que una mujer iba viajando en los asientos traseros.
- Gracias – le dijo Rivas a Charly – esas locas me tenían prisionera, no se de donde salieron, son todas locas, deben volver a un neurosiquiatrica.
- Son unas nobles damas que le están haciendo un servicio a la humanidad – dijo Carlos – haciendo de criminales y delincuentes, mujeres de bien, lo siento, pero debo regresarte a la Charlotte Corday, sos una fugitiva de la justicia.
- ¡Noooooooooooooooo! ¡Por favor noooooooooooooooooooo! – suplico Rivas.
- Bueno, pero este tiene un precio.
- Pagaré lo que sea.
Carlos paro la camioneta y entonces tuvo sexo con Rivas, un sexo no tan apasionado que digamos, donde hubo algún juego de pies y poco más para comentar, algo digno de Charly Berlocq, que no es para destacarse en estas cosas.
- Un precio bastante bajo – dijo Rivas, al terminar aquella experiencia sexual con Carlos Berlocq.
- ¿Qué estas insinuando? – preguntó el tenista.
- No dije nada – dijo Rivas.
- Lo siento, pero volverás a la Charlotte Corday. Es tu lugar.
- Noooooooooooooooooooooo – suplicó Rivas.
Carlos entonces agarro una raqueta y se acerco a Rivas, y entonces la asesinó a raquetazos, fueron muchos, no es fácil asesinar a alguien con una raqueta, pero Berlocq cumplió su objetivo. Y cuando lo hizo, tomó el Queso que le habían regalado las reclusas.
- Queso – dijo Carlos Berlocq, y tiró el cadáver de la actriz en algún lugar de los Esteros del Iberá, con el Queso incluído.
- ¿Por qué la cosas son así? Nunca quiero asesinar a nadie, ni siquiera quisiera ser un Quesón, pero siempre pasan estas cosas, tengo que asesinar a alguien.
Y así transcurrió un nuevo asesinato de Carlos “Charly” Berlocq, quizás el único Quesón que no siente placer por asesinar a una mujer, y quizás hasta siente culpa, pero siempre se ve obligado a cometer un nuevo asesinato…. Y a tirar un Queso más.
una muerte absurda y bizarra para una actriz pedorra bien por Carlos Berlocq
ResponderBorrarUn buen comentario, que bien define a esta actriz.
ResponderBorrarEn algún aspecto, Contepomi superó a este Carlos. O tal vez haya sido el poco sex apeal de Erica Rivas. Ha hecho bien de loca, perturbada, pero no de mujer sexy.
Podría agregarse una famosa que pida que no mate. Y el tenista todo desaforado.
-¿Matarte? ¿Pensás que quiero matarte? Yo no no quiero esto, pero ustedes me obligan-pegando raquetazos en las tetas-¡Dejenme tranquilo!
También podría atar a una famosa en una red de tenis, o usarla para capturarla. Hacerla callar con una pelota de tenis en la boca. Y dejar una raqueta metida en el culo de la víctima.
Aunque no pueden reemplazar a Lady Dumitrescu, Astrid y sus carceleras tienen su morbo. Bien lo de soñar con Marlene Dietrich. También podría soñar con Ravelia Zamas, la tatuada, que fue nazi en una vida anterior, según´El karma de Ravelia.