La Asesina de Pau Gasol #QUESO
Barcelona, otoño de 2012. La ciudad respiraba un aire húmedo y gris, como si las nubes bajas guardaran secretos. Pau Gasol, el titán del baloncesto español, de 2,16 metros y pies descomunales que calzaban un 50 europeo, atravesaba un momento sombrío. Su lesión de fasciitis plantar en el pie derecho, sufrida durante la temporada con los Los Angeles Lakers, lo había obligado a regresar a su ciudad natal para una rehabilitación intensiva. Cada paso era una punzada, un recordatorio de que incluso los gigantes podían caer. A sus 32 años, con dos anillos de la NBA (2009, 2010) y un palmarés dorado con la selección española —un Mundial en 2006, tres Eurobasket y dos platas olímpicas—, Pau era una leyenda viva, pero ahora, cojeando por las calles adoquinadas de Barcelona, se sentía vulnerable. El centro de rehabilitación Sant Miquel, un edificio modernista reconvertido en clínica, se alzaba en una callejuela del Eixample. Sus vitrales antiguos proyectaban sombras inquietantes en el suelo...