Carlos Schattmann y La Venganza de la Rumana
La fiesta de quince continuó. Lady Dumitrescu tras bailar con Carlos Matías Sandes, se acercó a otro de los basquetbolistas invitados, Carlos Leonel Schattmann.
- ¿Bailamos?
- Bailemos – le dijo Schattmann.
- Espero que no me pises como tu amigo y tocayo Sandes.
- Ja, ja, soy patón, pero el es también muy patoso.
- ¿Jugas también en Quimsa?
- Jugué hace un par de temporadas, ahora estoy en Gimnasia Indalo, en Comodoro Rivadavia.
- Algo más acorde con un maragato como vos.
- Por supuesto, Lady.
La fiesta terminó con la llegada de las horas del amanecer, Schattmann se iba, pero Dumitrescu le interrumpió el paso.
- Au plătit deja pentru cei care au comis acea crimă, și-au plătit deja fiicele cu sângele și o brânză pe ele, acum le vor plăti nepoțelele – le dijo.
- ¿Qué me quiere decir? – preguntó Schattmann.
- Ya pagaron las que cometieron aquel crimen, ya pagaron sus hijas con su sangre y un queso sobre ellas, ahora pagaran las nietas – entonces Dumitrescu le dio a Schattmann una gran espada samurái, de colosal tamaño – la venganza continua, ahora es tu turno, Carlos Leonel, Quesón maragato (1).
De regreso en la Patagonia, Carlos Leonel Schattmann continuó su actividad basquetbolistica en Gimnasia Indalo, de Comodoro Rivadavia, le encantaba el obsequio que le dio Lady Dumitrescu, esa colosal espada samurái. Una noche, el basquetbolista, tras comer un buen Queso, se puso los guantes negros, y agarró la espada samurái, y comenzó a repetir como un mantra, en rumano, aunque no entendía aquel idioma, las palabras de Dumitrescu.
- Au plătit deja pentru cei care au comis acea crimă, și-au plătit deja fiicele cu sângele și o brânză pe ele, acum le vor plăti nepoțelele
Eran vísperas de elecciones legislativas, y con tal de ganar algún voto, la Municipalidad de Comodoro Rivadavia, organizó una gran fiesta de disfraces popular, pese a las feroces críticas de la oposición. Todos los jugadores de Gimnasia Indalo fueron invitados. Schattmann concurrió vestido de samurái, portando aquella espada colosal que le regalo Dumitrescu. Y obviamente, un Queso, como lo indicaban su condición de Quesón.
La fiesta se desarrolló en medio de la diversión popular, una chica, vestida como matriarca oriental, de un clan japonés, se acercó a Schattmann.
- Qué buen disfraz de guerrero samurái, casi que haces duo con mi disfraz.
- Tenes razón, piba, ¿Cómo te llamas?
- Casandra, como la profetisa de Troya, la que anunció la destrucción de la ciudad y no le creyeron.
Schattmann nada sabía de Troya ni de los poemas homéricos, ni de la mitología griega. Guardo silencio, mientras la chica le dijo:
- Qué pies grandes, seguro huelen bien.
- Muy bien.
Casandra, con su disfraz de matriarca oriental, se tiró al piso, mientras Schattmann puso sus pies sobre su rostro, ella los olió, besó, lamió y chupó, una y otra vez, con pasión, el se puso encima de ella, y cogieron, en forma express, fue rápido, pero disfrutaron mucho.
- Que bueno que fue coger con vos, pero ni siquiera se como te llamas.
- Yo soy Carlos Leonel Schattmann, jugador de básquet, juego en Gimnasia Indalo.
- Disculpame, pero sí te llamas Carlos… chau… - dijo como espantada Casandra.
- ¿Le tenes miedo a los Carlos? – dijo Schattmann.
- Mi madre y mi abuela fueron asesinadas por un Carlos, mi madre por un basquetbolista, por el basquetbolista Carlos Delfino – dijo Casandra, retrociendo.
- Y vos cumplirás con el destino, vos vinistes hacía mí, si Carlos Delfino lo hizo, entonces esta bien – dijo Carlos - Au plătit deja pentru cei care au comis acea crimă, și-au plătit deja fiicele cu sângele și o brânză pe ele, acum le vor plăti nepoțelele.
Como movido por un instinto asesino y criminal irrefrenable, el basquetbolista tomó la espada samurái, de enorme tamaño, y gritó:
Lanzó la espada samurái sobre la inocente mujer, sobre Casandra, la calamidad de Troya, y la atravesó con la espada, la espada le salió por la espalda, la mujer exclamó unos gestos de agonía y murió.
- Queso – dijo Carlos Leonel Schattmann, satisfecho, mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Casandra.
El basquetbolista abandonó la escena del crimen, nadie vio nada, como suele ocurrir en estos casos, la fiesta popular de los disfraces continuó sin problemas.
El cadáver de la mujer asesinada, con la espada clavada, y el Queso encima, quedó allí, Dumitrescu apareció como de la nada, y dijo:
- Au plătit deja pentru cei care au comis acea crimă, și-au plătit deja fiicele cu sângele și o brânză pe ele, acum le vor plăti nepoțelele (““ya pagaron las que cometieron aquel crimen, ya pagaron sus hijas con su sangre y un queso sobre ellas, ahora pagaran las nietas”) y agregó: “"Fetele ucisei de Carlos Delfino au plătit pentru că au fost ucise de alți jucători de baschet, răzbunarea va continua" (“Las hijas de la asesinada por Carlos Delfino lo pagaron siendo asesinadas por otros basquetbolistas, la venganza continuará”).
Nota del Autor: el asesinato se inspiró en el siguiente video https://www.youtube.com/watch?v=6sWUw3qFHv8
(1) “Maragató” hace referencia a que Carlos Leonel Schattmann se crió en Carmen de Patagones, la localidad más austral de la Provincia de Buenos Aires, los “maragatos” eran originarios de la Provincia de León (España) y fueron el nucleo fundacional de dicha población en el siglo XIX.
CONTINUARÁ CON MÁS QUESOS, MÁS CARLOS Y MÁS ASESINATOS
miralo vos a Schattmann... se hace bien el boludo pero el tipo sigue quesoneando minas
ResponderBorrarsi los Quesones se amplian con el tema de los nombres y aceptan algun Gabriel como Quesón yo me anoto
ResponderBorrarmuy buena esta saga... las minas no pueden evitar su destino y van ellas solitas a donde estan los Quesones
ResponderBorrarSu obsesión por el queso viene de que a su vieja todos le echamos queso en la cara
ResponderBorrarGabrkel Fonseca se podria benefuciar del podr hipnotico de u quesln, tener sexo con una famosa, antes de que la maten.
ResponderBorrarEste queson es creativo con lo letal, aunque fallo con lo de exoress. Es candidato para el oro.
Efectivo método de ejecución.
ResponderBorrarEste Carlos debe de aprender algo de mitología. Habría disfrutado de su misión, al conocer la historia de Casandra.
Aunque Sandes la pisa al bailar vals, sigue siendo el preferido de nuestra Lady. Yo sospecho que se convertirán en amantes.