Carlos Bossio y La Venganza de la Rumana
VIENE DEL CAPÍTULO 3 "CARLOS RAFFAELLI"
Sabado 14 de diciembre de 1996. No había fecha de Primera División aquel fin de semana dado que la selección argentina jugaba como local ante Chile, por las eliminatorias de Francia 1998. Debido a eso, Carlos “Chiquito” Bossio, el popular arquero de Estúdiantes de La Plata en aquellos días, tenía la jornada libre. Ya no lo convocaban para la selección argentina: la había integrado hasta el 2 de junio de 1996, cuando Argentina perdió con Ecuador en la altura de Quito, el día de “la pelota no dobla”.
Pese a su apodo, Carlos Bossio estaba lejos de ser “Chiquito”, sino todo lo contrario: era un auténtico gigante, un gigantón, con su 1,95 metros de altura y su calzado número cincuenta, el jugador más alto y patón del fútbol argentino.
A Carlos lo invitaron a participar de un desfile de modas. Sí, sus enormes pies llamaban la atención, y lo invitaron a posar enormes zapatillas. Muy gustoso, Carlos Bossio aceptó, aunque dijo que no lo llamen “Chiquito” “Eso es para el mundo del fútbol, aca quiero ser Carlos El Quesón Bossio” dijo.
Su participación en la prestigiosa Boutique “Vendome” resultó todo un suceso. El presentador dijo con énfasis “Caaaarrrloooossss El Queeeesssssssóoonnnnn Boooosssiooooo”. Luego de desfilar, una chica, de más de treinta años, se sentó al lado de él. Carlos se dio cuenta que la chica no paraba de verle los pies. Finalmente, como no aguantando más, la chica le preguntó:
- Hola. ¿Carlos es tu nombre no?
- Sí, me llamó Carlos. Carlos Bossio. ¿Y vos?
- Paula. Mi nombre es Paula. Soy la dueña de la Boutique “Vendome”. Decime Carlos ¿Cuánto calzas?
- Tus pies son maravillosos. Impresionantes. Nunca ví nada igual. ¿Te dicen el Quesón?
- Sí, soy el Quesón, porque tengo los Quesos grandes, que grandes, muy grandes, son carnosos y olorosos ¿Te gustan? – le preguntó Carlos - ¿Los queres probar?
- ¿Probar?
- Sí, se queres probar mis Quesos.
- ¿Me estás hablando en serio? Sí me estas hablando en serio, podemos ir a mi departamento.
Carlos la miró y le contestó con una sonrisa. Una hora despues estaban en el departamento de Paula. Paula le dijo a Carlos:
- ¿Queres tomar algo?
- Champagne, nena, dame champagne.
Paula le sirvió una copa de champagne a Carlos Bossio y se la dio al arquero. El arquero tomó la copa y le dio de beber a Paula, que empezó a tomar, Bossio agarró la botella, empezaron a beberla, juntos la bebieron, directamente del pico, como si fuera agua, Paula bebió más que Carlos.
- ¿Te gusta el champagne, nena? Ja, ja, pero más te va a gustar el Queso.
El arquero agarró un enorme Queso Gruyere, era una horma gigantesca, y la puso sobre una mesa. La horma estaba cortada por la mitad, de manera que se veían los enormes y voluminosos agujeros del Queso. Carlos agarró un cuchillo, un cuchillo muy grande, y cortó el Queso en algunos dados.
- Por eso te dicen el Quesón – le dijo Paula – porque te encanta el Queso.
Paula tomó los dados de Queso y se los dio de comer a Carlos, mientras el arquero agarró otra botella de champagne, y se la daba de beber a Paula. Carlos disfrutaba del Queso, Paula del champagne. Carlos, con guantes negros, tomó el cuchillo y le sacó la ropa a Paula, que estaba cada vez más ebria, más alegre por el champagne. Paula se puso sobre el sofá, Carlos le puso los pies encima. Ella empezó a oler, besar, chupar y lamer los pies de Carlos, una y otra vez.
- Tus Quesos son mejores Quesos que esos dados de Queso – dijo Paula.
- Ja, ja – río Carlos.
Paula siguió disfrutando de los Quesos de Carlos, cuando terminaron, el empezó a chuparle las tetas, mientras le seguía dando champagne para beber, en mayor cantidad, se acercó a ella, y la penetró por la vagina. El sexo, con Queso y Champagne, fue intenso y apasionado. Dieron vueltas sobre el sofá. Paula quedo allí, tirada sobre el sofá, borracha, repleta de goce sexual y champagne. Carlos se vistió otra vez, de negro, se puso los guantes y tomó el cuchillo. Un cuchillo gigantesco, largo y enorme. Se acercó a Paula, más borracha que nunca.
- ¿Me vas a matar Quesón? ¡Ja, ja! – dijo Paula - ¿Para que agarraste el cuchillo? ¡Ja, ja! Seguro que vas a cortar más Queso, porque vos sos como un ratoncito, te gusta el Queso.
- Sí, y te haré tantos agujeros como agujeros tiene ese Queso – dijo Carlos Bossio.
Cuchillo en mano, Bossio se tiró encima de Paula, y le asestó una brutal puñalada a la chica, hundiéndole el cuchillo en el pecho, pudo haberla partido como se parte como un Queso, el corte fue profundo, la herida se la dio de izquierda a derecha, otra de derecha a izquierda, le metió el cuchillo, lo sacó, la volvió a apuñalar, heridas en todo el cuerpo, cortes, tajos, cuchillazo va, cuchillazo viene, Carlos Bossio se entretiene. Le dio más de cien puñaladas.
Finalmente, Carlos Bossio dio por finalizada su tarea. Dejó el cuchillo hundido en el pecho de su víctima y agarró el Queso.
Finalmente, Carlos Bossio dio por finalizada su tarea. Dejó el cuchillo hundido en el pecho de su víctima y agarró el Queso.
- Queso – dijo Carlos Bossio, mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de su víctima.
El asesino dejó la escena del crimen. La conmoción mediática fue enorme. Paula Asnaghi, tal el apellido de la dueña de la boutique Vendome, corría la misma suerte que su madre, Ana Perez, asesinada de la misma manera siete años antes. Por un Carlos, por un Quesón. Dicen que antes que la policía descubriera el cadáver de Paula, una anciana se hizo presente en la escena del crimen.
- Se lo que hicieron aquel invierno. Lo pagaran con su sangre. Sus hijas y sus nietas recibirán el Queso – dijo la anciana.
me gustó el uso del champagne
ResponderBorrarpara mí algo de cierto los Relatos Quesones tienen... yo creo que es verídico que cuando Chiquito Bossio jugaba en Estudiantes andaba por ahí matando mujeres
ResponderBorrarLetal Bossio, es ideal para algunos retro quesos.
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