El Asesino de Verónica Varano
Ocurrió en esos canales de cable, tipo Kuarzo Entertaiment, pero este era otro canal, no importa cual, estaba la modelo y conductora Verónica Varano, furiosa con los integrantes de la producción de su programejo “El Mundo y sus protagonistas”.
- ¡Me prometieron a una figura importante para el programa de hoy y no vino nadie! ¡Son unos ineptos! ¡Imbéciles! Me prometieron a Sol Perez, a Laurita Fernández, a Flor Vigna, ahora resulta que no viene nadie, idiotas! Yo quería a Woody Allen para tener la nota consagratoria de mi vida… o por lo menos a Matt Damon o Leonardo Di Caprio.
Varano se enfureció de tal modo con los tres muchachos que integraban su producción, Mauro, Javier y Jonatan, que empezó a arrojar todo por el aire, incluído un cenicero y alguna otra cosita que estaba por ahí.
- Si fuera una asesina, los asesinaría – dijo Varano – sacaría mi revolver con el silenciador y pum, pum, pum, un balazo en la frente de cada uno – mientras hacía el gesto característico.
Los tres muchachos estaban aterrorizados, al punto que quedaron arrinconados sobre la pared como si estuvieran a punto de ser fusilados o ejecutados, cuando de repente, como salido de la nada, apareció en el lugar, el rugbier Carlos Ignacio Fernández Lobbe, el mítico “Nacho” de Los Pumas.
- ¿Qué pasa aca, gente? – dijo el rugbier.
Varano se sintió un poco intimidada al ver al corpulento rugbier frente a ella, con sus 115 kilos encima, su 1,95 metros y su calzado número 49 a cuestas. Encima Nacho llevaba una enorme barba.
- ¿Vos quien sos? – dijo Varano tranquilizándose.
- Carlos Ignacio Fernández Lobbe, el famoso “Nacho” de Los Pumas, jugaba al rugby… ahora soy entrenador y estoy participando en el programa “Scrum” que se graba aca al lado.
- ¿Te llamas Carlos dijistes? - dijo Verónica ya en otro tono y como sintiéndose cautivada por Nacho Lobbe.
- Sí, Carlos Ignacio.
Varano se dirigió a los tres integrantes de la producción y les dijo:
- Váyanse pibes, suficiente por hoy, mañana esperan el telegrama de despido.
Los ya ex tres integrantes de la producción huyeron medio aterrorizados y resignados, Varano volvió a dirigirse a Fernández Lobbe:
- Quedate Carlos, sentate ahí, charlemos, ¿Ya terminó el programa Scrum?
- Sí, ya lo grabé. Me parece o siento que vos y yo tenemos onda… mucha onda…
- Sí, tenemos mucha onda. Debe ser que a mí me encanta el nombre Carlos, mi hermano se llama así, pero de segundo nombre, Ariel Carlos –– además cuando era niña fantaseaba que me llamaba Carla, ja, ja, de adolescente cuando me iba de joda con mis amigas, siempre decía que me llamaba Carla, los pibes me creían, o sea que tengo cara de Carla, ja, ja.
- ¿En serio fantaseabas así? A mí al revés, de chico no me gustaba el nombre Carlos, en parte por mi abuelo y mi papá, todos Carlos, por eso me gustaba que me dijeran Nacho, después de grande, sobre todo cuando jugué en Francia, en el Castres Olympique, empezaron a decirme Carlos, y a mí me empezó a gustar… y empecé a usar mi primer nombre, como corresponde a un macho del rugby…
- Un macho del rugby ja ja, me encanta eso, mi fantasía con el nombre Carla llegó a tal punto que en una novela que hicé hace mucho tiempo en el año 94, mi personaje se llamaba Carla…
- ¿Y como era ese personaje?
- Uy brutal, era una asesina cruel y sanguinaria, capaz de cometer los crímenes más feroces y brutales.
- ¿Y a quien asesinabas en la novela?
- A “Carlos” justamente, era un personaje interpretado por Osvaldo Sabbatini. Lo asesinaba de manera cruel, yo le debía dinero al chabón, y entonces le clavaba un cuchillo en la espalda… después tiraba el cadáver en un baldío…
- Le hubieras tirado un Queso…
- ¿Un Queso?
- Sí, un Queso… como el Quesón, ese asesino que tira Quesos a sus víctimas despues de asesinarlas…
- ¿Es cierto eso? Siempre creí que era una leyenda urbana…
- No, no es una leyenda urbana. Es verdad, pero no hay un Quesón, hay varios…
- Ja ja ja Aca el Quesón sos vos… ¿Cuánto calzas?
- 49. Y sí, soy Quesón, ja ja
- ¡Cuarenta y nueve! Che decí cincuenta, por un talle más, un talle menos…
- La verdad que sí, ¿Dado que soy un Quesón, querés que te quesonee?
- ¿Quéee? No entiendo…
- Sí queres que te coja Verónica…
- Por supuesto, Carlos Ignacio…
- Primero oleme los pies, Verónica.
- Con mucho gusto…
Carlos Ignacio puso los pies sobre la mesa, y Verónica le sacó primero las zapatillas, quedando en medias, le lamió, chupó, besó y olió los pies con medias, primero el izquierdo, después el derecho…
- Qué Queso tan rico Carlos Ignacio. Pero que olor que tenes, bien de macho del rugby.
- Sabía que te gustarían. Sí te gustaron con medias, más te van a gustar sin las medias, sacamelas, déjame descalzo.
Verónica le sacó las medias, y empezó a lamer, chupar, besar y oler los pies descalzos de Carlos Ignacio.
Tuvieron sexo. Dicen que Carlos la cogió por atrás y por adelante. No entraremos en más detalle sobre esto. Solo diremos que Verónica disfrutó mucho, como nunca antes lo había hecho, cuando terminaron, quedó como extasiada, de repente vio a Carlos frente a ella…
Asombrada observó como Carlos estaba frente a ella sosteniendo con sus guantes negros un enorme cuchillo de caza, y para su sorpresa, sobre la mesa, una enorme y gigantesca horma de Queso Gruyere…
- ¿Qué es ese Queso, Carlos Ignacio?
- Siempre estuvo ahí, lo pusé ahí cuando entre a este lugar, pero vos estabas tan enfurecida retando a tus productores y diciendo que los ibas a asesinar que no te diste cuenta, es una gentileza de la producción de “Scrum”, un regalo del Tambo “Los Tres Carlos”.
- ¿Y ese cuchillo tipo rambo?
- Le dijistes a tus productores que los ibas a asesinar si tuvieras un revolver con silenciador, pues bien, yo sí te asesinaré con este cuchillo de caza, al estilo Rambo, como hice con Viviana Canosa, Soledad Solaro y las otras…
- Noooo – gritó horrorizada Varano mientras retrocedía y se arrinconaba en la pared – Entonces vos sos el Quesón, el asesino…
- Soy el Quesón, un Quesón mejor dicho, el asesino, un asesino, ja ja, ja – dijo Lobbe cuchillo en mano – y vas a morir nena…
El rugbier la atacó como si estuviera jugando al rugby y empezó a apuñalarla en forma brutal. Cuchillazo va, cuchillazo viene, Verónica Varano nada pudo hacer ante la furia criminal y sanguinaria del rugbier. Cuchillazo va, cuchillazo viene, Carlos Ignacio Fernández Lobbe asesinó a Verónica Varano. Fueron 76 puñaladas…
Al terminar el crimen, Carlos Ignacio Fernández Lobbe contempló al cadáver de su víctima, tomó el Queso, lo arrojó sobre el cadáver mientras decía en voz alta:
- Queso.
Y abandonó la escena del crimen con total impunidad. Muchos vieron pasar una enorme figura, pero nadie se dio cuenta. Era simplemente el rugbier, el pelotudo alto y bobo del programa “Scrum”.
Cual es tu historia con la obsesión por los quesos? Abusaron de vos en una quesería?
ResponderBorrarsalu2
me hiciste acordar al estupido ese que le pregunto a las pibas que subían fotos tomando leche si les gustaba el queso.
ResponderBorrar¿qué onda? parece qu ehay pibes virgenes que tienen una preferencia muy marcada por el producto lácteo...
Un poco de detalle habría estado bien. Pero fue un buen relato quesón.
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