El Asesino de Carla Peterson

Debido al éxito de la telenovela “Cien días para enamorarse” la actriz Carla Peterson decidió lanzar su carrera como cantante cover, con el CD “Luna de Miel en la Mano” donde interpretaba 20 canciones del rock nacional de los 80, un recopilatorio de temas de aquellos años, de Virus, Soda Stereo, Sueter, Los Abuelos de la Nada, Miguel Mateos Zas, Viudas e Hijas de Roque Enrol, Los Twist y alguna más.

Peterson se quedó hablando con el productor del disco, el gran Carlos “Bebe” Contepomi, un chabón que aparentaba ser un boludo, pero que se las sabía todas en materia de rock, música y bandas.

Quedaron los dos solos en los estudios de la RCA Victor.

- No vas a vender mucho, en esta época la industria discográfica no se caracteriza por las ventas – le dijo Carlos el Bebe Contepomi – pero vas a tener mucha repercusión en Spotify y YouTube, y con eso podes lanzar una gran carrera como cantante cover.

- Espero que así sea Bebe – contestó Peterson – esto me salió mucha guita, a Martín no le gusto nada

- ¿Lo decís por Martín Lousteau tu marido?

- Sí, claro, lo digo por él. Me dijo “sos una boluda pero que le haces aca a ese Quesón de Contepomi, que es un idiota, para que mierda quiere que seas una cantante cover y bla bla”

- ¿Te dijo que yo era un Quesón?

- Sí.

- Ja, ja, ja – reía Contepomi – así que soy un Quesón. Y la verdad que no se equivoca, ja, ja… che, es cierto que calza 46… lo dijo en un programa cuando estaba de campaña electoral.

- Sí, es muy patón. Por eso me gusta mucho. Vos también tenes pies grandes…

- Yo también calzo 46. Aunque seguro que los pies de el no deben oler como los míos.

- Siempre los tiene bien limpios. Los tuyos deben oler fuerte no, ja, ja…

- Sí, mucho – dijo Contepomi – pero que más te dijo de que yo soy un Quesón, eso me interesa, quiero saber porque dice que yo soy un Quesón.

- Hablo de una secta, de una especie de logia, de unos tipos que amasijan minas y les tiran Quesos, una especie de leyenda urbana, yo le dije “mire sí el Bebe Contepomi va a ser uno de esos Quesones, que se yo el patón ese de Chiquito Bossio que jugaba al fútbol o el basquetbolista Carlos Delfino, puede ser, pero Contepomi imposible”.

- ¿Imposible no? – dijo Contepomi.

A continuación abrió un mueble que había dentro del estudio y del mismo sacó un arma larga, un Winchester M1887 y un gran Queso Gruyere, Contepomi – con guantes negros – agarró el arma y apuntó a Peterson, que aterrorizada lo contemplaba.

- ¿Qué significa esto Bebe?

- Descubriste mi secreto. Soy un Quesón. Debo eliminarte.

- Nooo, piedad, piedad, yo no dije que vos sos un Quesón, callaré…

- Ja, ja, lo siento mucho, Carla Peterson – dijo Carlos el Bebe Contepomi, mientras apuntaba con el Winchester hacia la actriz – te voy a tirar muchos balazos, te voy a llenar de agujeros como si fueras este Queso Gruyere.

Contepomi disparó seis veces…

¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! 

Nadie escuchó los disparos, a falta de otro silenciador, Contepomi uso el Queso, puso el Queso delante del arma, y las balas salían por los agujeros, de esta manera, el Queso hizo las veces de silenciador, un silenciador mucho más eficaz que uno tradicional.

El cadáver de Peterson quedo ahí tirado en el piso ensagrentado por todos lados, Bebe Contepomi la contempló y dijo:

- La deje como Queso Gruyere ja ja ja.

Agarró el Queso y lo tiró sobre el cadáver de Peterson, diciendo en voz alta:

- Queso.

Sin hacerse mayores problemas, sacó una bolsa de dormir, y metió ahí, con el Queso, el cadáver de Peterson. El olor del Queso era tan fuerte que tapaba cualquier olor desagradable que pudiera despedir el cadáver de la mujer asesinada.

Vinieron dos empleados de limpieza y vieron la bolsa de dormir.

- Por favor, llévenmela a mi auto.

Los dos ordenanzas cumplieron la orden, Contepomi iba cantando:

“El pibe de los astilleros nunca se rendía.

tuvo un palacete por un par de días.

rapiñaba montado a los containers

el maldito amor que tanto miedo da”

Rato después, Contepomi, mientras se dirigía a su mansión de Nordelta, paró el auto en un riacho del Tigre, y allí tiró el cadáver de Peterson.

Y siguió cantando otro tema de los Redondos, esta vez “Queso Ruso”…

“Paso de moda el Golfo 

como todo viste vos

como otra tanta tristeza

a la que te acostumbras

ahora vas comprando perlas truchas sin chistar…”