El Asesino de Flor Viterbo #SkyCheese

¿Qué fue de la vida de Flor Viterbo, “la morocha de pelo corto de ShowMatch”? Actriz, bailarina y fotógrafa, que se hizo famosa en 2014 cuando era parte del staff de bailarinas del clásico, popular y alienante programa “Showmatch”.  

 

Fue en Twitter donde le pusieron el sobrenombre gracias al hashtag #Lamorochadepelocorto. Al desconocer su nombre, los tuiteros se refirieron de esa manera a Flor, cautivados su encanto.

A partir de allí, Flor Viterbo -como ya se la presentó- ganaría su propio lugar en el programa más visto de la televisión por entonces (lamentablemente, así así esta el país), siendo la partenaire de Pedro Alfonso en el Bailando. 

 

A medida que fueron pasando las galas esta joven de 1.73 de altura consiguió demostrar sus dotes como bailarina y también actriz.

Luego, según parece, se creía dueña de una enorme fama y en una época (tipo 2017) hizo un largo viaje por Europa, que se prolongo por dos meses, y en donde visitó Atenas y el puerto de El Pireo.

 

Allí de casualidad, escuchó a una alegre anciana, que se presentó como Madame Papanopulos, y que en las calles del Pireo, realizó para los turistas una espectacular presentación de la canción “Nunca en Domingo” (Never on Sunday).

Esa canción fue boom en 1960, cuando Melina Mercouri la interpretó en la película que ganó el Oscar a la mejor canción titulada de esa manera, en realidad era una canción popular griega “Ta pedia tou Pirea” o sea “Los Niños del Pireo”

“Que hermosa canción, me encanto, que bella canción griega” murmuró Viterbo…

“Muchas gracias señorita” dijo la anciana, en un castellano con un marcado acento griego.

“Oh, habla castellano”

“Por supuesto, y veo que es argentina, soy Madame Papanopulos, estuve en los dos Argentina Grecia, el de USA 94 y el de Sudafrica 2010”

“Ohhhhhhhhhhhhhh” exclamó Viterbo.

 

Pasaron los años y a pesar que fue un encuentro breve, Viterbo no olvidó aquel encuentro y siempre recordaba a aquella ancianita griega, tan simpática, y al mismo tiempo, tan vital, y hasta puso la música “Never on Sunday” en su celular.

Este año, Viterbo regresó a Atenas, o mejor dicho a El Pireo, y era domingo, para hacerle honor a la canción, aunque nunca en domingo, busco a la anciana pero no la encontró. “Bueno, debe haber muerto, era muy anciana”.

 

Sí, había otros artistas callejeros, que bailaban danzas griegas…

“Oh, llueven Quesos en el cielo” exclamó Viterbo al ver un extraño fenómeno, en efecto, llovían Quesos en el cielo.

“Que raro, será una alucinación” pensó aunque noto que los griegos también miraban al cielo.

 

Algo desilusionada, regreso al hotel, pero al entrar se encontró que un muchacho algo flacucho y no alto, pero sí muy patón, muy patón, con pies muy grandes y olorosos, estaba acostado sobre su cama…

“¿Pero quien sos vos?” dijo en castellano Viterbo pensando que el chabón no iba a entender nada y agregó en inglés “Go out, go out” (afuera, afuera).

 

“Calmate, culiaa, soy argentino como vos, juego al basquet y vine a jugar contra el Panathinaikos, soy Carlos Manuel Buendía, para recordar los treinta años de Argentina Grecia de USA 94”

“Pero eso era futbol y vos jugas al basquet, y además perdieron 4-0”

“Que se yo, a mi me convocaron y yo vine”

¿Y porque entraste a mi habitación?”

“La viejita de la conserjería me dijo que el hotel estaba repleto y que viniera aca que había dos camas”

“¿Ancianita?” dijo Viterbo y bajo para hablar… mientras lo hacía pensaba “¿Y si es esa viejita?, ¡No no puede ser!”

Pero en la conserjería no había nadie, parece que nadie atendía porque era domingo, “Never on Sunday”.

 

Viterbo volvió a la habitación algo frustrada, Buendía le dijo: “¿Y?”

“No había nadie, los domingos no laburan estos griegos, nunca en domingo”

“Y bueno, compartamos la habitación, que te parece, total ya estoy, yo te conozco vos sos la morocha de pelo corto del Videomatch 2014”

“Si, soy yo” dijo Viterbo

“Dale, déjate de joder, compartamos habitación, mira llueven Quesos en el cielo, se viene el fin del mundo, compartamos dale, dale”

“Tenes razón llueven Quesos en el cielo, yo los ví”

 

Como atraída por un extraño comportamiento, Viterbo se zambullo en la cama, y empezó a oler, chupar, lamer y besar los pies de Carlos Manuel Buendía, que aunque no es alto (mide 1,78) calza 46, pies grandes para esa talla, y le dio un espléndido juego de pies, que derivo en un sexo explicito Buendía le chupo las tetas y el culo, Viterbo la pija, y luego la penetración fue espectacular, lo hicieron saltando de cama en cama…

“Nunca en domingo” dijo Buendía “Pero que buena que era en la cama La Morocha de pelo corto, culiaa” (es cordobés, Buendía, y habla de esa forma)…

“Ja, ja” río Viterbo muy cansada “estuvo bueno, pero no doy más, estoy cansada”

De repente, vio que un enorme Queso apareció como por arte de magia en la habitación…

“No te preocupes, culiaa, son los Quesos que caen en el cielo” le dijo Carlos Manuel Buendía.

 

Viterbo nada dijo y se quedo descansando un rato, no advirtió que Buendía se ponía los guantes negros, ni que agarraba una soga de ahorcamiento, de repente, el basquetbolista le rodeo el cuello con la soga, y cuando quiso reaccionar, ya era tarde, la estaban ahorcando, se fue quedando sin aire, y finalmente, Buendía la arrastro hasta colgarla en el techo, y dejarla ahí, suspendida de la soga…

“Queso” dijo Carlos Manuel Buendía, y le tiró el Queso encima, quedando este justo debajo del cadáver.

El basquetbolista estrangulador finalizó su trabajo, y Flor Viterbo fue ahorcada, asesinada y quesoneada de esta forma.

Con total impunidad, Buendía se fue de Atenas y en pocas horas ya estaba de vuelta en la Argentina, lo del Panathinaikos era todo mentira.

Mientras viajaba en el avión, vio caer Quesos en el cielo.

 

Cuando una mujer ve caer Quesos del cielo es señal de mal augurio, significa que va a ser Quesoneada, pero cuando los ve un Quesón, es señal de buen augurio, de que esta quesoneando bien y que ha tirado un gran Queso. Cosas de los Quesos en el cielo.

Mientras tanto, la ancianita griega, Madame Papanopulos, reapareció en Atenas, pero ya no como anciana, sino totalmente rejuvenecida, como una bella joven griega de la Grecia Clásica, de la época de oro de Pericles, cantando otra vez “Ta pedia tou Pirea” en el Puerto del Pireo.

 

 

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