La Asesina de los Carlos 19: Carlos Matías Sandes (Mati Sandes)
Después del asesinato de Carlos Tevez
El crimen de Carlos Tevez causo una gran conmoción en la Opinión Pública. Las autoridades extremaron las medidas para dar con la temible “Matacarlos” que ya estaba identificada y era legalmente prófuga de la justicia. Carlos Tevez fue su víctima número dieciocho.
Sus identikitis y ordenes de captura abundaban por todos lados.La asesina, una vez más, parecía eludir toda búsqueda, y se alejó de las grandes ciudades, radicándose en una capital de provincia, en la zona del litoral. Estaba decidida a permanecer un tiempo inactiva para pasar lo más desapercibida posible. Siguió con su identidad de Carla Quesada.
Consiguió trabajo en un club dedicado al básquet, cuyo equipo militaba en las ligas de primer nivel, la asesina estaba tranquila pues ningún Carlos al que valiera la pena asesinar aparecía en su camino. Había sí, un Carlos que trabajaba en el buffet, pero era un hombre viejo, y otro joven y morochito, que limpiaba los pisos, pero ninguno de los dos entraba en el target de víctimas que buscaba la asesina.
Una tarde, cuando los basquetbolistas ya se habían retirado del club, la chica entró para limpiar y ordenar el vestuario de los jugadores. Un par de enormes zapatillas talle cincuenta habían quedado sueltas sobre un banco. La chica las agarró y se acercó las zapatillas a la nariz. El olor a Queso era terrible, las zapatillas olían realmente muy mal.
- Solo un Carlos puede tener este olor a Queso - dijo la asesina - pero ya investigué y no hay ningún Carlos en este equipo, o al menos eso parece.
En ese ínterin, ingresó al vestuario otro empleado del club, la chica se apartó las zapatillas de su nariz para que no se dieran cuenta que las había estado oliendo. La chica le preguntó:
- ¿De quien sos estas zapatillas? Se las olvidaron.
- ¿De qué talle son? – preguntó el muchacho.
- Cincuenta en la medida europea, quince en la americana. Es lo que dice la etiqueta – contestó la chica tras ver la etiqueta.
- Entonces son de Matías Sandes – contestó el muchacho – es el único jugador que calza cincuenta. Tiene los pies más grandes. Llevalas y ponelas en su caja, donde los jugadores guardan sus cosas.
La chica llevó entonces las zapatillas a la caja de Sandes, para dejárselas allí. Era una gran caja donde se solían poner las cosas perdidas de cada jugador. La chica tomó la caja y se fijó de quien era. Cada caja tenía una etiqueta con el nombre de los jugadores. La chica leyó la inscripción, decía: “Sandes, Carlos Matías”.
“Carlos” volvió a leer la chica, sí el tal Matías Sandes se llamaba en realidad Carlos, Matías era su segundo nombre. Empezó a buscar en Google, desesperada, y confirmó los datos: Sandes se llamaba Carlos. No había dudas.
La asesina ya no pudo contener su instinto criminal, había encontrado a su próxima víctima, la número trece. Un basquetbolista que medía dos metros y calzaba cincuenta. La víctima ideal y soñada. Nada podía ser mejor. Era el asesinato cúlmine de su carrera criminal, aunque despues seguiría buscando Carlos a los que asesinar.
La asesina se imaginaba asesinando al basquetbolista, durmiéndolo primero con algún liquido o una pastilla, para atarlo en una cama o en una silla, y después, apuñalarlo, balearlo o ahorcarlo con una soga, y por supuesto, tirarle un Queso, una gran horma de Queso Gruyere, con grandes y voluminosos agujeros.
La asesina se dirigió a los registros del club y averiguo donde vivía Carlos Matías Sandes. En una casa de la Calle de Mercurio, allí iría con el pretexto de devolverle las zapatillas. La asesina fue entonces a su departamento, se puso la ropa de color negro que solía utilizar cada vez que mataba a alguien, incluyendo los guantes negros, y guardo en su cartera, un gran cuchillo y un revolver calibre cuarenta y cinco con silenciador.
Mientras se dirigía a la casa de Sandes, pasó por la Quesería, y compró una gran horma de Queso Gruyere. Claro que mientras iba caminando pasó por una tienda de armas, se paró a contemplar lo que había allí: y le gustó un machete exhibido en la vidriera. La asesina pensó: "¿Porqué no? Sí, lo asesinaré con el machete".
La asesina tomó el machete, con todas las armas encima regresó a su departamento. Dejó el revolver y el cuchillo. "Con el machete basta, es un arma ideal para asesinar a ese Quesón que mide dos metros y calza cincuenta". La asesina retomó su camino.
La asesina esperaba que Sandes estuviera solo en su casa, de lo contrario el plan se podría complicar, bueno en en caso de que hubiera otra persona, la asesina estudiera el terreno y el panorama, pero sí el basquetbolista estaba solo lo asesinaría sin piedad alguna.
Por fin llegó al lugar, era el número 247 de la Calle de Mercurio. La asesina tocó el timbre, y una voz de hombre, preguntó:
- ¿Quién es?
- ¿El señor Carlos Sandes? – preguntó la asesina – Soy Carla, empleada del club, hoy se olvido unas zapatillas después del entrenamiento.
El muchacho abrió y la asesina contempló a quien sería su próxima víctima: un joven muy alto y patón, de cabellos negros, que medía dos metros de altura y calzaba cincuenta, con un rostro bien parecido y guapo, muy lindo. El basquetbolista le dijo:
- Pasa, es verdad, no me dí cuenta que deje unas zapatillas – contestó Sandes – soy Carlos Sandes, aunque casi todos me conocen por mi segundo nombre, que es Matías.
- ¿Matías? ¿Preferís usar tu segundo nombre teniendo un nombre tan hermoso como Carlos? – dijo la chica.
- Es que en mi familia todos nos llamamos Carlos, por eso me acostumbré a usar mi segundo nombre, si no cuando alguien llamaba a Carlos, todos nos dabamos vuelta.
La chica entró a la casa de Sandes y le dio las zapatillas.
- Aca tenes las zapatillas, Carlos. Y además te traje algo más, en el club dejaron un regalo para vos. Espero que te guste. Es esto – La asesina puso entonces el Queso sobre una mesa.
- ¡Un Queso! – dijo sorprendido Carlos Sandes – Me encantan los Quesos, me lo voy a comer entero yo solo.
La asesina comenzó a ver a su alrededor y percibió que Sandes estaba solo, era entonces la ocasión ideal para asesinarlo. El basquetbolista le dijo a la chica:
- Te conozco del club. Sos muy linda. No te vayas. ¿Querés tener sexo conmigo? La podemos pasar muy bien.
La chica contestó:
- Con todo gusto, Carlos, perdón, Matías, si es así como preferís que te llamen.
- Es lo mismo, aunque todos me conozcan como Matías, si te gusta llamarme Carlos, hazlo. Soy un Carlitos, así lo dice mi documento.
- Primero voy al baño, Carlos, y después disfrutaremos del sexo.
La asesina entró al baño, se desnudó, aunque siguió teniendo los guantes negros en sus manos, y sacó el machete, pero lo escondió, quería tener sexo, quería disfrutar antes de asesinar a Carlos Matías Sandes,, al que pensaba apuñalar salvajemente a machetazos.
La asesina vio al basquetbolista que la estaba esperando, acostado en un sofá con sus dos enormes pies sobresaliendo del ángulo inferior. Le llamó la atención que Sandes tuviera guantes negros en sus manos. No le dio importancia, se tiró a la cama con Sandes, el olor a Queso del basquetbolista era impresionante, un aroma fuerte, penetrante, asfixiante. Rendida ante los pies de Sandes, la asesina comenzó a olerlos, besarlos, lamerlos y chuparlos, primero el pie derecho, después el pie izquierdo.
- Qué olor a Queso - murmuró la asesina.
- Por algo me dicen el Queso - señaló Sandes.
La asesina le dijo a Carlos, queriendo acelerar los tiempos:
- ¿Cogemos Carlos?
- Mostrame tu culo, nena.
"Cuando saqué el machete y te asesiné veremos si me decis nena" pensó la asesina, pero en ese momento, se dio vuelta y le dio el gusto a Carlos, mostrandole el culo.
- Qué lindo culo.
La asesina sintió que le estaban chupando el culo, y efectivamente Sandes le empezó a chupar el culo, la concha, las tetas, entonces, y para sorpresa de la asesina, la penetró con fuerza por el culo en forma salvaje, intensa, despues la penetró por la concha. La asesina estaba repleta de gozo y placer.
"Lástima que tengo que asesinarte, pibe, pero la verdad me hicistes pasar una buena tarde" pensó la asesina.
- Voy al baño - dijo la asesina.
- Anda muñeca, anda - dijo el basquetbolista.
La asesina entró al baño y ahora sacó el machete, escondiendolo detrás de su espalda. Comenzó a acercarse hacia donde Sandes, se puso en una posición desde saltaría sobre el cuerpo del basquetbolista, para apuñarlo en forma salvaje, para asesinarlo a machetazos.
- Qué bien que la pasamos Carlos, pero ahora nos divertiremos mejor.
La asesina blandió el machete, Sandes sería asesinado...
Iba a hacerlo, cuando de repente, el basquetbolista levanto sus gigantescos pies y le dio dos brutales patadas con su pie talle cincuenta y dos. Entre la fuerza del pie, y el asfixiante olor a Queso que despedían aquellos pies, la asesina quedó como tumbada.
El golpe fue tan fuerte que la asesina cayó de bruces al piso y soltó el machete de sus manos. Sandes se levantó rapidamente del sofá y volvió a golpear a la asesina sobre el piso, le dio más patadas, e impidió que la chica pudiera agarrar el machete.
- Conmigo no, “Matacarlos”. Habrás podido matar a muchos Carlos, pero a mí no. Te descubrí y ahora morirás en tu ley.
Carlos Matías Sandes tomó entonces el gran machete con el que la asesina pensaba asesinarlo, lo blandió y con una gran fuerza, gritó:
- ¡Queeesssssoooooooooooooo!
Le dio una brutal herida con el machete, asestándole un corte del cuello a la cintura con gran profundidad que despidió sangre por todos lados. Sandes tomó otra vez el machete y le dio dos brutales golpes que le asestaron profundas heridas a la asesina en el pecho y en el estomago.
- ¡Queeesssssoooooooooooooo! - volvió a gritar el basquetbolista.
Descargó otra vez el machete, ahora sobre el cuello de la asesina, una profunda herida, una segunda, una tercera, tres golpes brutales, hasta que finalmente la decapitó. Así murió la Matacarlos, asesinada por un Carlos.
Sandes tomó el Queso que la asesina le había llevado y lo tiró sobre el cadáver de la asesina, ya ajusticiada, mientras lo hizo dijo en voz alta:
- Queso.
Y volvió a gritar con fuerza:
- ¡Queeesssssoooooooooooooo!
Después llamó a la Policía. En la declaración dijo lo siguiente:
- Mi nombre es Carlos Matías Sandes. Acabo de matar a una mujer en defensa propia. Intento asesinarme con un cuchillo, me defendí y le corté la cabeza con un machete. Creo que es la asesina serial conocida como la “Matacarlos” que asesinó a dieciocho hombres, entre ellos a Carlos Tevez.
La justicia procesó a Carlos Matías Sandes por homicidio culposo, pero entendiendo que actuó en legítima defensa rapidamente no lo juzgaron ni lo condenaron, y la causa quedo archivada.
La policía dio a conocer los detalles del caso, ya resuelto, tras allanar el departamento de la asesina, donde tenía un diario personal que relataba con detalles cada uno de sus crímenes.
En el día de ayer fue asesinada la señorita Carla Quesada. Esta chica se hizo famosa por ser la “Matacarlos”, la temible asesina serial que mató a dieciocho hombres todos llamados Carlos.
Actuo en principio movida por una venganza personal, a raíz de ser la única sobreviviente de un horrible cuadruple crimen que ocurrió siendo niña, cuando fueron asesinadas su madre, su tía, su hermana y la mucama.
Cometida la venganza, pues la chica asesinó a los cuatro culpables del hecho, todos llamados Carlos, la asesina continuó cometiendo crímenes sin sentido elegiendo como víctimas a hombres que se llamaban Carlos.
Luego siguió asesinando hasta los hechos que son de conocimiento público. En total asesinó a dieciocho hombres, sus víctimas más famosas sean probablemente el tenista Carlos Alberto Berlocq y el futbolista Carlos Alberto Tevez.
Sobre el cadáver de cada una de sus víctimas tiraba un Queso, como los asesinos seriales conocidos como Quesones, pero esa es otra historia.
Finalmente fue asesinada, en defensa propia, por el basquetbolista Carlos Matías Sandes. La Asesina de los Carlos terminó siendo asesinada por un Carlos.
Así concluye la historia de una asesina serial sanguinaria e implacable conocida como “la Matacarlos” porque todas sus víctimas, en total doce hombres, se llamaban Carlos, y sus días concluyeron asesinada por un Carlos, que le cortó la cabeza y le tiro un Queso.
El final de la asesina estaba cantado. La policía, inepta, podría haber organizado una fenomenal persecución. Saludos.
ResponderBorrarobvio: la asesina debía terminar asesinada por un gran quesón, y ese era Carlos Matías Sandes, un carlos renegado, que no quería ser quesón, pero finalmente por esta asesina acepto su destino
ResponderBorrarahora se entiende todo: esta asesina fue anterior al auge de los grandes quesones, los grandes carlos, es una precuela, estos despues empezaron a asesinar con todo, para evitar que surjan nuevas asesinas así
ResponderBorrarpor lo menos es mi teoría
quesos de descarte: carlos que no les daba el queso para ser asesinos, mejor mandarlos al muere, salvo uno, este, que es uno de los asesinos preferidos del autor del blog
ResponderBorraryo propongo varios finales diferentes para la Matacarlos, debería ser asesinada por todos los Quesones, principalmente Bossio, Izquierdoz, Lobbe, Delfino, Reich, Charly Alberti, etc, múltiples finales alternativos, eso lo podes hacer Carlitos, y es algo que te gusta, hasta vos mismo podes ser el asesino en uno de esos cuentos, de esa manera quedaría la leyenda de que todos los Carlos asesinaron a la Matacarlos, y todos se atriburían el crimen de esta asesina tan peligrosa para los quesones
ResponderBorraryo creo que esta asesina era una aliada oculta de los Quesones, iba matando a los carlos que no les servía, los descartables, los que podían formar la brigada b de los quesones y así poner en duda la supremacía de los demas, cuando se cansaron de ella, o no les sirivio mas, la mataron y chau matacarlos para siempre, me gusta lo que dijo Toombes, eso de los múltiples finales
ResponderBorrarEn principio, su motivación fue la venganza. Luego se descontroló asesinando a quienes sólo tenían en común el nombre.
ResponderBorrarHasta que se metió con Sandes. Irónicamente, puede ser quien lo convirtió en quesón, con su intento de asesinato. Ya que luego se contaría que Sandes se negó, en un principio, a ser un Carlos asesino.
Y que fue este peligroso encuentro con esta Carla lo que le decidió a hacerlo. Y puede que haya tomado ese machete de Carla Quesada para cometer algunos asesinatos.
Se menciona a alguos Carlos, que luego serían quesones, como víctimas.
Sospecho que Lady Dumitrescu, quien todavía no había hecho su primera aparición, usó magia para reiniciar la historia. Y que eso consumió una gran cantidad de vitalidad. Y por eso necesitó rejuvenecer, con la sangre de famosas quesoneadas. Podría ser algo para contar.
era una Asesina preventiva para mí, mataba a los Carlos para que no se convirtieran en quesones, pero termino convirtiendo a un Carlos renegado (que se autopercibe como Matías) en uno de los grandes Quesones Asesinos, sorpresas que dan los Quesos
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