La Asesina de los Carlos 10: Carlos Horacio Compagnucci
Después del asesinato de Carlos Enrique Arguindegui
Ya eran nueve las víctimas de la Matacarlos, cuando Carla volvió a mudarse, y se trasladó a un barrio de la zona oeste de la ciudad. Como siempre, Carla empezó a mutarse con la gente del barrio. Dotada de unos buenos ahorros, se dio cuenta que por un tiempo era mejor tener un trabajo con un sueldo bajo, para pasar desapercibida durante unos meses. Empezó a trabajar en una verdulería. Se dio cuenta que muchos de sus clientes se llamaban Carlos. Pero al mismo tiempo, no resultaban atractivos como víctimas.
“Sí, se llamarán Carlos, pero mi target de víctimas debe ser más exigente” reflexionó “tiene que ser alguien atractivo”. Pasado un tiempo empezó a frecuentar por la verdulería un cliente cuarentón, medio alto, pelado, dientudo. Había algo que a la chica le atraía. Un día el cliente sacó una tarjeta y por casualidad, la asesina pudo ver el nombre.
“Carlos Horacio Compagnucci” rezaba la identidad de la tarjeta. Carla ya no dudó más. “Lo siento” pensó mientras miraba al hombre “llevó meses de abstinencia, serás mi víctima siguiente”. Esa misma noche la asesina se dirigió hacia la casa del hombre armada con una 45 larga con silenciador. Empezó a estudiar los movimientos, intuyó que Compagnucci estaba solo en la casa. Carla tocó el timbre.
- ¿Quién es? – preguntó Compagnucci sin abrir aún la puerta.
- ¿El señor Carlos Horacio Compagnucci?
- Sí, soy yo.
- Soy Carla, la empleada de la verdulería, se olvido algo...
Compagnucci abrió la puerta, y vio frente a el a Carla, pero para su sorpresa la chica le apuntaba con un revolver y sin mediar ninguna palabra más, le disparó ocho balazos. Cuando terminó, la asesina tiró el Queso sobre el cadáver de Compagnucci y se fue del lugar sin dejar ningún otro rastro, aunque antes de hacerlo la asesina dijo en voz alta:
- Carlos Horacio Compagnucci. QUESO.
este no jugaba en Velez? pobre, termino con un queso
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