La asesina del Cristián el Ogro Fabbiani
La imagen original de "La Asesina de Cristián Fabbiani"
Cuenta
la leyenda que Ravelia, la Quesona Asesina puso sus ojos en un futbolista cuya
carrera estaba en plena decadencia. Era Cristián “el Ogro” Fabbiani. Alto (1,89
metros), patón (45 de calzado), bien gordo, era un buen “Quesudo” para Ravelia.
Esto ocurrió en las épocas en que Cristián “el Ogro” Fabbiani jugaba en River
Plate, lo que quizás influyó en el descenso de esa gran institución, ocurrido
dos temporadas después.
La
asesina sabía que no sería difícil seducirlo y efectivamente así fue. Durante un
par de días anduvo cerca de la concentración de River Plate y solía dirigirle
al Ogro miradas inquisidoras y seductoras, a la vez que le pedía un autógrafo. A
Cristián le llamó la atención el extraordinario parecido físico con Valeria
Mazza, solo que más joven, como era Valeria pero en 1992.
Al
tercer día Cristián “el Ogro” Fabbiani ya no pudo resistir más y le dijo a la
Quesona:
-
¿Te
querés acostar conmigo, nena?
-
Con
mucho gusto, Ogro – fue la previsible respuesta de Ravelia – me encantan los
tipos patones como vos, ¿Cuánto calzas?
-
Cuarenta
y cinco – declaró el Ogro - ¿Cómo te llamas, nena?.
-
Me
dicen la Quesona – dijo Ravelia.
-
Quesona,
que gracioso, ja, ja – río el Ogro al escuchar aquel apodo - en mis tiempos en Lanús compartí habitación con Carlos Bossio, el mismo se decía “el Quesón”. Ese chabón sí que tenía los pies grandes, el doble que los míos.
Así
fue que la Quesona fue al departamento del “Ogro” Fabbiani con la única
intención de asesinarlo, claro que tendrían sexo, por supuesto, y que sexo
tuvieron, ni bien llegaron se desnudaron los dos juntos uno frente al otro, y
ahí nomás se produjo una relación de lo más apasionada, con sexo en el piso, arrastrándose
sobre la alfombra.
Tras
las relaciones sexuales, el Ogro invitó a la chica a comer en ese mismo
departamento.
- Mirá Ogro – le dijo la Quesona – me
encantaría comer con vos, y por eso traje algo que te va a gustar mucho. Se que
sos de muy buen comer.
- ¿En serio? ¿Qué trajiste? – preguntó
Fabbiani.
- Esto – la chica abrió un paquete con
un enorme Queso – un Queso Gruyere, esos de muchos agujeros, mirá es bien
grande, muy grande.
- Parece hecho especialmente para mí –
dijo el Ogro – Ja, ja, por eso te dicen Quesona.
- Por eso me dicen Quesona – dijo Ravelia, la
Quesona.
Fabbiani
vio el Queso y lo agarró desesperado, lo puso encima de la mesa. Parecía un
hambriento que hacía meses que no disfrutaba de una buena comida. Comenzó así a
comer el Queso.
- Veo que te gusta mucho el Queso, Ogro.
- Me encanta.
- Entonces también te encantarán este
Queso, el olor de mis pies.
- ¿Despues del sexo que tuvimos aún hay
más?
- Cuando de una Quesona se trata siempre
hay más, Ogro.
La
asesina pusó entonces sus pies encima del rostro de Fabbiani, y este empezó a
lamerlos, besarlos, chuparlos y olerlos. Era un olor a perfume francés, fuerte
y suave a la vez, agradable, diferente a la pestilencia que suelen arrojar los
pies de hombres.
- Me encanto tu Queso, nena.
- ¿Puedo probar el tuyo?
- Aca lo tenés.
Fabbiani
le dio literalmente sus enormes pies talle cuarenta y cinco, con olor a Queso,
y la chica los empezó a oler, chupar, besar y lamer, una y otra vez. Apestaban
a Queso.
- Qué olor a Queso que tenés, Ogro...
- Y eso que no me llamó Carlos – fue la
respuesta de Fabbiani – compartí concentración con Carlos Bossio cuando jugaba
en Lanús, ese sí tenía olor a Queso, querida Quesona.
En
ese momento la chica se paró quedando a la espalda de Fabbiani, que
despreocupado siguió haciendo lo que había interrumpido y que tanto le gustaba,
comer el Queso.
La
asesina, con los guantes negros, se dio cuenta que era el momento que
necesitaba, tomó un enorme cuchillo, y se acercó hacia donde estaba el Ogro. El
futbolista le daba la espalda, la asesina empuñó el cuchillo, lo levantó y se
lo clavo en la nuca a Fabbiani, la puñalada trasera fue certera y fatal, la
asesina le hundió el cuchillo hasta el mango.
- Cristián Fabbiani. #Queso.
La
sanguinaria Quesona Asesina, como siempre pronunció en voz alta el nombre de su
víctima, le tiró el Queso, se llevó de recuerdo los zapatos talle 45/46 y las
medias de su víctima. Así fue asesinado Cristián Fabbiani, mientras estaba
comiendo Queso.
Nota
de Carlos Quesón: este asesinato esta fechado en marzo o abril de 2009, la
verdadera Valeria Mazza aún vivía, fue asesinada por Carlos Delfino, en
septiembre de ese año.
La verdad que el ogro fabbiani mereceria un final asi, ja, ja, re divertido, la que le clava el cuchillo deberia ser amalia granata
ResponderBorrarEsa foto de Fabbiani con un Queso al lado es mortal
ResponderBorrarEl cuento esta bueno solo que a Fabbiani lo hubiera matado con una indigestion de ravioles, no?
ResponderBorrarGracias por el link. Lo visitaré. Pero mucho agradecería también alguna pequeña indicación de una buena quesería.
ResponderBorrarre buenos los Cuentos Quesones, queremos nuevos cuentos con mas asesinas y mas chabones asesinados
ResponderBorrarNo se por que pero la idea de que una mina le clave un cuchillo a Fabbiani me excita sexualmente y mas si lo apuñala por detras
ResponderBorrarJa, ja, me mato la frase final, asesinado por comer Queso!!!!
ResponderBorrarTodos los cuentos de ogros son turbios
ResponderBorrardogor muerto
ResponderBorrarSe nota que no había aversión, odio de Ravelia hacia el Ogro. Porque fue tan rápida, que ni se dio cuenta su víctima.
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