El Asesino de Kate Moss
Agradecemos la co-autoría de "El Fauno" que nos dio una versión mejorada de este Relato Quesón
Kate Moss es una supermodelo británica de fama internacional, con un enorme prestigio y trayectoria en el mundo de la moda en los Estados Unidos, las Islas Británicas y la Unión Europea.
Por alguna razón, ajena a nuestro conocimiento, la Organización Apatrida Internacional Spectro, decidió que debía ser eliminada por considerarla una amenaza para sus planes de dominio mundial. Y eligió como asesino a Carlos Melia, Sicario y Quesón, conocido como el Queso Gay, dada su condición de gay y de Quesón.
- Muchos se preguntan si es incompatible ser gay y Quesón, aca estoy yo para demostrar que lo único importante para ser Quesón es llamarse Carlos, y todo lo demás no importa nada.
Esas fueron las declaraciones de Carlos Melia, el Queso Gay, a la prestigiosa revista “QUESO” una publicación trimestral leída por todos los Quesones.
La razón por la que “Spectro” eligió a Carlos Melia para esta misión fue muy sencilla: este Quesón era el asesino de Claudia Schiffer. Era por lo tanto la persona indicada para cometer el asesinato. La decisión la tomó el prestigioso agente de Spectro conocido como Herr Sigfried Von Papen.
Carlos, dada su condición de promotor del turismo gay, viajaba permanentemente por todo el mundo y se encontraba en Suiza cuando recibió la noticia.
El mensaje, era claro, breve y preciso, y estaba en español.
- #KateMoss #Queso #Venecia
- Oh! – exclamó el Queso Gay – Me trasladaré de inmediato a Venecia. Parece que debo quesonear a una mina. Bah, soy un Quesón, es obvio que voy a quesonear a una mina, si fue a quesonear a un chabón, sería una Quesona, je, je…
Carlos preparó un bolso, y además de la ropa para dos o tres días, colocó el revolver con silenciador, un Queso Roquefort, un Blue Cheese como los llaman ahora y un Queso Reggianito, esos de cascara negra que sirven como Queso rallado. Se dirigió a la estación y tomó un tren que lo depositó en Milano Centrale. Desde allí, no tardó en tomar otro que tuvo a Venecia como destino final.
- Dicen que el instinto Quesón nos guía a los Quesones en estos momentos. Veremos si es cierto. A los demás Quesones no les falla. Pero yo soy el Q ueso Gay, ja, ja.
No tardó en verificar que su instinto Quesón era tan certero como el de los demás Quesones, pues caminando por los pasillos de Venecia llegó al Puente Rialto, y ahí descubrió que Kate Moss estaba realizando una producción fotográfica.
Carlos se subió al Puente Rialto y desde ahí observó a Kate Moss, se sintió tentado de sacar el revolver, y disparar, pero estaba llenó de gente, y además debía tirar el Queso.
- Ya se me ocurrirá algo – pensó Carlos – esta mina no verá un nuevo amanecer. La asesinaré hoy mismo. Y le tiraré un Queso.
Siguió observando a Kate Moss, y vio que la supermodelo se aprestaba a viajar en góndola por los canales de Venecia, junto a un grupo de minas, eran en total cinco minas.
- Vaya, vaya, cinco minas en una góndola. Soy un Quesón, no puedo asesinar a ningún chabón pero si hay cinco minas… debo conseguir cinco Quesos, je, je. Bueno, tengo el Roquefort, el Reggianito, puedo agregar un Parmesano, estoy en Italia, algún Gongonzola, ja, ja…
Efectivamente Carlos se dirigió a un puesto donde vendían Quesos, y logró lo que quería. Ahora se acercó al joven gondolero que iba a llevar a Moss y a sus amigas. Carlos sabía que con los gondoleros debía tener mucho cuidado: eran muy mafiosos. Él era un asesino, pero estaba limitado pues no podía asesinar a ningún hombre. Debía obrar con mucha inteligencia.
- Ciao ragazzo. Come ti chiami? (Hola pibe, como te llamas?) – le preguntó Carlos al gondolero en italiano.
- Mi chiamo Carlo, ma tu sei Carlos Melia! El Quesón Gay! Aprendí a hablar españolo colla revista QUESO!
- ¿Cómo?
- Soy Carlo, no soy un Quesón activo, pero recibo la revista. Me gustó la nota, ser un Carlos es lo que importa.
- Te pago mil euros si me dejas manejar la góndola con el disfraz que tenes.
- Mille? Assolutamente no. Además, no es un disfraz, soy un gondolero, es mi uniforme de trabajo.
- Con un viaje en góndola, ganas cien euros, yo te pago mil de un saque.
- Tu vas a asesinare a alguna ragazza, lo sé, soy Quesón pasivo, lo huelo en el aire.
- Así es Carlo, así es, una figura muy importante.
- Contame el plan, bambino, perdón, “Quesón Gay”.
- Dígamos que lo que imagino, es que estaré vestido de vestido de gondolero, manejando la góndola por los canales de Venecia, junto a Kate Moss y cinco amigas de la supermodelo. Las cinco minas se llaman Jane, Peggy, Sue, Lizzie y Juliet. La góndola pasará cerca de San Marco y cuando se aleje de allí sacaré el revolver, sin que las chicas se dieran cuenta, y le diré, en castellano: “Soy Carlos Melia, el Queso Gay”.
- Uhhh – djo Carlo, el gondolero – cuéntame más.
- Sigo – continuó Carlos Melia – Dispararé una lluvia de balas para asesinar a Peggy, Jane y Sue, que serán asesinadas de disparos en la frente. La idea es rozar a Kate Moss con algún balazo, pero no asesinarla todavía. Con otros dos balazos muy certeros asesinaré a Lizzie, de un disparo en la nuca y a Juliet, a quien quizás tenga que darle tres o cuatro disparos, siempre hay alguna que se resiste un poco más. Les tiraré un Queso a cada una y diré “Queso” en voz alta.
- ¿Y Kate Moss? Hai intenzione di ucciderla o hai intenzione di perdonarla?
- Continuo a contare, bambino. La modelo contempló todo con horror y terror y entonces ahí la llevaré a otra isla, a una isla cercana, la que esta enfrente de San Marco, ¿San Giorgio Maggiore es el nombre? Ahí la sodomizaré y al terminar, ¡Bang! la asesinaré de un tiro en la frente. Le tiraré el Queso diciendo “Queso”.
- In Italia puoi dire Formaggio – añadió el gondolero, cuya nivel de observación ya estaba fastidiando al “Quesón Gay”.
- No, no – dijo Carlos Melia – en italiano no, lo diré en español “Queso” “QUESO” – poniendo énfasis en el vocablo “QUESO” – me tiró al agua y dejó la góndola a la deriva con los cadáveres flotando por toda Venecia, principalmente Rialto y San Marco. Despues de ver a la rumana en San Marco, me voy a la estación Santa Lucía, con otra ropa, y de ahí me voy de Venecia, y combinación en Milano Centrale, estoy en Suiza. La Svizzera.
- El plan que tenés es malo. Las amigas esas están dispuestas a hacer de escudos humanos, para que se escape Kate Moss. Y no conviene que una famosa esté en alerta. Pero esto es Venecia, la ciudad de las conspiraciones y de las máscaras – dijo el gondolero - Y esta famosa va festejar su cumpleaños en su hotel.
Carlos Melia sonrió, sabía de las fiestas con que Kate Moss festejaba su cumpleaños. El dato que le pasó el gondolero era muy importante: merecía un cambio de planes.
- ¿Y donde será la fiesta, bambino?
- En La Fenice.
- ¿La Opera?
- Sí, ese teatro, La Fenice, la fiesta será en el teatro, no había otro lugar así en Venecia.
- Toma, bambino, toma – le dijo Carlos Melia, y el dio al bambino cien euros como propina y un Queso Parmesano – Mantente cerca, bambino, podes ser de ayuda.
Carlos Melia se dirigió entonces a La Fenice, ahí se encontró con Ravelia Zamas, la famosa, cruel, implacable y sanguinaria Quesona Asesina. Sí, la Quesona Asesina. Casi igual a Valeria Mazza, como dos gotas de agua, a la Valeria Mazza de 1995, la Quesona sirvió de ayuda. Aprovechó ser confundida con la famosa asesinada, tenía un perfecto dominio del italiano, de dialectos. Le dio la información que necesitaba Carlos Melia. Y una máscara veneciana, con todo un traje elegante. Se haría pasar por alguien más. De todsa formas, Carlos no tenia problemas. Utilizaría su identificación como promotor de turismo, la de la web @carlosmeliablog.
Había guardaespaldas pero Carlos no tuvo problemas para entrar. Ya adentro, se encontró con una fiesta medieval, parecía el siglo XV, con máscaras que bailaban y se confundían unas a otras. Carlos Melia aceptó seducir a algunas mujeres, masajearlas y tener sexo rápido, sin sacarse la ropa. Era un requisito para llegar. Y funcionó.
Llegó a esa habitación, los camerinos de La Fenice, con las amigas de Kate Moss. Jane, Peggy, Sue, Lizzie y Juliet. Aunque se había mimetizado, eran idénticas con sus máscaras, igual de vestidas. Debía complacerlas para llegar a la famosa. Imposible identificarlas unas a otras.
Melia se descalzó, les mostró sus pies de Quesón. El olor repulsivo tuvo el esperado efecto, se arrancaron sus lujosos vestidos, sin pensar el costo. También la lencería era igual. Hizo que tres de ellas se tendieran boca abajo, ante el olor de los pies de Carlos.
Tumbadas al piso, Melia las hizo entregarse, las penetró con los pies, a la tercera la sodomizó con la pija. La penetró con furia. A Melia, como buen gay, le hubiera gustado coger a un rugbier o un basquetbolista, un futbolista como premio menor, se imaginó que estaba haciendo, las cogió con los ojos cerrados. Despues fue alternando. Las otras dos se impacientaron y violentamente apartaron a dos de las mujeres, para remplazarlas, tendiéndose boca arriba. Las cinco mujeres se pelearon por la atención de Melia.
- Je, je, je – pensó Carlos Melia – y soy el Quesón Gay.
Mientras tanto, Ravelia estaba rodeada por unos guardaespaldas mejor informados, sobre la muerte de la verdadera Valeria Mazza.
- Non può essere, Valeria Mazza è stata uccisa dal giocatore di pallacanestro Carlos Delfino, ha tagliato la testa che gli ha lanciato un formaggio, questa è un fantasma, un impostore, un clone, non può essere – dijo uno de ellos (“no puede ser, Valeria Mazza fue asesinada por el basquetbolista Carlos Delfino, le cortó la cabeza, que le tiró un Queso, esta mina es un fantasma, una impostora, un clon, no puede ser”).
Sabían que Ravelia era una impostora. Podrían haberla entregado, pero tenían ganas de ser malvados. La rodearon, Ravelia quedó en el centro de la escena. La Quesona no se resistió, al contrario les dijo:
- Io sono suo ragazzi (Soy suya, pibes)
El vestido de fiesta de Ravelia fue destrozado. Uno a uno la poseyeron brutalmente, en las más diversas posiciones, luego de a dos. Para la mujer fue una satisfacción, un verdadero placer. Quería salvajismo, que los guardaespaldas (que eran cinco), creyeran que la estaban violando.
Ravelia no suplicó en ningún momento, era parte de su oficio de Quesona. Como ocultar un arma. Y disparar. Ravelia sacó el arma, y no tuvo ningún problema: los liquidó a todos. Pudo haber sido practica, y asesinarlos a balazos, pero la Quesona quiso ser más artística y salvaje a la vez, y decidió homenajear a Elektra, gran asesina de los Cómics de Marvel. Como Elektra, Ravelia sacó el sais, el cuchillo ninja de tres puntas, y dando piruetas y patadas al por mayor con sus hermosas pies y sus bellos pies, los asesinó a todos, a golpes y puñaladas. Obviamente les tiró los Quesos.
- Espero que no hayan ningún Carlo entre estos uomini (hombres).
Pensando que su instinto de Quesona quizás la había traicionado, revisó con cierto temor las identidades de los cinco chabones asesinados: Marco Vicini, Giuseppe Totti, Giovanni Tardelli, Mario Scirea y Gaetano Trappatoni. Ravelia respiró aliviada: ningún Carlo. No tenía nada que envidiarle a su colega, la Ravelia tatuada.
Mientras tanto, Carlos Melias seguía en la fiesta sexual…
- No se peleen por mí-dijo Melia - Si me dejan conocer a su amiga, puedo repartirme entre ustedes.
Juliet envió un mensaje por celular.
- Podés pasar, Kate te está esperando.
- ¿Vas a volver por nosotras?- preguntó Lizzie.
- Lo siento, fueron buenas chicas..., pretty women, belle ragezze -dijo Melia y sacó su arma, el revolver calibre 45 con silenciador, un arma de gran tamaño -Pero yo soy un Quesón.
Las mujeres no estaban preparadas, de estarlo no habrían podido reaccionar a tiempo. Melia fue rápido, ellas no era el objetivo. Un balazo a cada una y estaban muertas. Salvo Juliet, que resistió un par más de balazos. Cayó junto a las otras. Melia acomodó los cuerpos, amontonándolas.
- Queso - dijo cinco veces, mientras tiraba los Quesos.
Se acomodó la ropa. Y entró en la habitación, la misma que usó el gran Caruso cada vez que cantaba en La Fenice. La bella Kate Moss lo esperaba, la única en esa fiesta sin máscara. Caminó hacia él, como si desfilara. Y arrojó sobre él. Melia la llevó en brazos hacia esa lujosa cama de hotel. Y la desnudó.
Otra vez la rutina de masajes, con los pies, con las manos. Carlos la cogió con los pies en el culo, despues le metió los dedos en la concha, le tocó los pezones. Y con su miembro viril. Kate Moss fue sodomizada.
La famosa gimió de placer. Y quiso más, tanto que se dejó atar, entre las columnas de la cama. Melia la penetró hasta que llegó Ravelia Zamas con dos invitados.
Entregada al placer, Kate Moss no se dio cuenta de la sustitución, ventajas de las máscaras venecianas. Uno de los invitados era un turista yanqui que estaba allí de casualidad, cuyo nombre era Steven. El otro era Carlo, el gondolero.
- Mira pibe, aprende a ser Quesón – le dijo Ravelia a Carlo en castellano, idioma que Carlo sabía a la perfección.
Ravelia Zamas y Carlos Melia vieron el encuentro, que registraron con sus cámaras. Hasta que se hicieron una señal. Ravelia tomó un puñal y ¡zas! fue implacable, apuñaló al invitado por la espalda mientras aún tenía sexo con Kate Moss. El puñal penetró en la espalda de Steven, quedando la punta hacia adelante, y el mango sobre su espalda. Cayó muerto, mientras exclamaba:
- Aaaajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj – dijo Steven, al agonizar, de la puñalada por la espalda que recibió de la sanguinaria Quesona Asesina.
La famosa vio el asesinato. Su placer se tornó en terror. Más al ver a quien creyó el fantasma de Valeria Mazza, es que Venecia tenía sus misterios. Ravelia se entretuvo con su terror, sacó un revolver calibre 45 con silenciador y recorrió el cuerpo de la famosa con su arma. Pero no era ella la destinada. Ravelia le entregó a Carlos Melia el arma.
Carlos Melia con el arma en la mano, disparó. No fue letal, apenas se notó. Pero Kate Moss apenas podía respirar, Melia le había acertado a un pulmón. El intentó de respirar pareció un gemido de placer. Melia le metió el arma entre sus nalgas, luego en la vagina. Morboso pero mejor para otra vez.
Se apartó y disparó. Kate Moss estaba muerta.
- Queso - dijeron ambos, arrojándolos simultáneamente a sus respectivas víctimas.
Carlo, el gondolero, vio toda la escena. En algún momento temió que Ravelia lo asesinará, pero esta le tocó los cachetes y le dijo, bien en porteño:
- Tranqui pibe, ahora te toca a vos, vas a ser un gran asesino. El plan original de Melia, ese que a vos no te gusto, hacelo, con cinco turistas mujeres que vengan de los Estados Unidos. Llevalas a la isla de enfrente, a San Giorgio, ahí las coges y despues las asesinas, lleva cinco Quesos, baléalas, apuñálalas, estrangulalas. Les tira cinco Quesos, el resto hacelo vos.
Los socios en el crimen armaron rápidamente la escena. El Comisario Montalbano, siciliano, aunque estaba en Italia, se sentía extranjero cada vez que cruzaba la península al norte de Napolés. Pero esa noche estaba en Venecia, era la versión italiana y europea de nuestro conocido Comisario Miguel.
La noticia fue que un paparazzi yanqui, Steven Carson (nombre y apellido del turista a quien Ravelia apuñaló por la espalda), estuvo invitado a la fiesta mató a los guardaespaldas de Kate Moss, tuvo sexo con sus cinco amigas, a las que asesinó. Y luego tuvo sexo con la famosa, para asesinarla. Se mataron mutuamente, según el relato que Montalbano ofreció a la prensa, y el gobierno italiano, que estaba en manos de Silvio Berlusconi cuando ocurrió este suceso, dio por cerrado el asunto.
Mientras tanto, Ravelia desapareció rápidamente, se despidió de Carlos Melia y se fue en un vaporetto. El Quesón Gay caminaba por la Piazza di San Marco cuando una anciana, de acento rumano, lo interceptó y le dijo en rumano:
- O treabă excelentă Organizația Spectro vă va recompensa cu o plată de milioane. (Un trabajo excelente. La Organización Spectro te lo recompensará con una paga de millones).
Carlos Melia recibió una maleta y siguió caminando hasta llegar a la estación Santa Lucía, donde tomó un tren que, combinación mediante en Milano Centrale, en pocas horas lo dejó nuevamente en Suiza.
Al día siguiente, cinco turistas yanquis llegaron hasta Carlo, el gondolero. El joven se dio cuenta que la profecía de Ravelia se cumplía. Carlo aquel día había ido a trabajar con una gran mochila, llevaba un puñal siciliano, un revolver cargado de la época del Risorgimento, y una soga, además de cinco Quesos, Quesos Parmesano, bien italianos, parmiggiani formaggi.
La góndola salió de Ponte Rialto y por el gran canal se dirigió rumbo a San Marco, se alejo de la plaza principal de Venecia, y llegó hasta a la isla de enfrente, San Giorgio Maggiore. Dicen que hubo una gran fiesta sexual allí, con mucho sexo, queso y sangre, mucha sangre. El gondolero se recibió de Quesón. Tras asesinar a las cinco mujeres, las puso a cada una en una góndola diferente, y las dispersó sin rumbo, a la deriva, por toda Venecia, cada una con su Queso. Carlo, el gondolero, regresó a su puesto, triunfante. Dicen que una rumana pasó por allí y le dijo:
- B ine făcut, Carlo, bine făcut – que en rumano significa “Bien hecho, Carlo, bien hecho”.
- Per molti potrebbero essere stati cinque omicidi, cinque donne uccise, ma per me era solo Formaggio – dijo Carlo, el gondolero, Para muchos podrán haber sido cinco asesinatos, cinco mujeres asesinadas, pero para mí fue solamente Queso (1).
(1) El personaje de Carlo, el gondolero, esta inspirado en Carlo Cudicini, futbolista italiano, Quesón, que fue diez años arquero del Chelsea (1999-2009)
Por alguna razón, ajena a nuestro conocimiento, la Organización Apatrida Internacional Spectro, decidió que debía ser eliminada por considerarla una amenaza para sus planes de dominio mundial. Y eligió como asesino a Carlos Melia, Sicario y Quesón, conocido como el Queso Gay, dada su condición de gay y de Quesón.
- Muchos se preguntan si es incompatible ser gay y Quesón, aca estoy yo para demostrar que lo único importante para ser Quesón es llamarse Carlos, y todo lo demás no importa nada.
Esas fueron las declaraciones de Carlos Melia, el Queso Gay, a la prestigiosa revista “QUESO” una publicación trimestral leída por todos los Quesones.
La razón por la que “Spectro” eligió a Carlos Melia para esta misión fue muy sencilla: este Quesón era el asesino de Claudia Schiffer. Era por lo tanto la persona indicada para cometer el asesinato. La decisión la tomó el prestigioso agente de Spectro conocido como Herr Sigfried Von Papen.
Carlos, dada su condición de promotor del turismo gay, viajaba permanentemente por todo el mundo y se encontraba en Suiza cuando recibió la noticia.
El mensaje, era claro, breve y preciso, y estaba en español.
- #KateMoss #Queso #Venecia
- Oh! – exclamó el Queso Gay – Me trasladaré de inmediato a Venecia. Parece que debo quesonear a una mina. Bah, soy un Quesón, es obvio que voy a quesonear a una mina, si fue a quesonear a un chabón, sería una Quesona, je, je…
Carlos preparó un bolso, y además de la ropa para dos o tres días, colocó el revolver con silenciador, un Queso Roquefort, un Blue Cheese como los llaman ahora y un Queso Reggianito, esos de cascara negra que sirven como Queso rallado. Se dirigió a la estación y tomó un tren que lo depositó en Milano Centrale. Desde allí, no tardó en tomar otro que tuvo a Venecia como destino final.
- Dicen que el instinto Quesón nos guía a los Quesones en estos momentos. Veremos si es cierto. A los demás Quesones no les falla. Pero yo soy el Q ueso Gay, ja, ja.
No tardó en verificar que su instinto Quesón era tan certero como el de los demás Quesones, pues caminando por los pasillos de Venecia llegó al Puente Rialto, y ahí descubrió que Kate Moss estaba realizando una producción fotográfica.
Carlos se subió al Puente Rialto y desde ahí observó a Kate Moss, se sintió tentado de sacar el revolver, y disparar, pero estaba llenó de gente, y además debía tirar el Queso.
- Ya se me ocurrirá algo – pensó Carlos – esta mina no verá un nuevo amanecer. La asesinaré hoy mismo. Y le tiraré un Queso.
Siguió observando a Kate Moss, y vio que la supermodelo se aprestaba a viajar en góndola por los canales de Venecia, junto a un grupo de minas, eran en total cinco minas.
- Vaya, vaya, cinco minas en una góndola. Soy un Quesón, no puedo asesinar a ningún chabón pero si hay cinco minas… debo conseguir cinco Quesos, je, je. Bueno, tengo el Roquefort, el Reggianito, puedo agregar un Parmesano, estoy en Italia, algún Gongonzola, ja, ja…
Efectivamente Carlos se dirigió a un puesto donde vendían Quesos, y logró lo que quería. Ahora se acercó al joven gondolero que iba a llevar a Moss y a sus amigas. Carlos sabía que con los gondoleros debía tener mucho cuidado: eran muy mafiosos. Él era un asesino, pero estaba limitado pues no podía asesinar a ningún hombre. Debía obrar con mucha inteligencia.
- Ciao ragazzo. Come ti chiami? (Hola pibe, como te llamas?) – le preguntó Carlos al gondolero en italiano.
- Mi chiamo Carlo, ma tu sei Carlos Melia! El Quesón Gay! Aprendí a hablar españolo colla revista QUESO!
- ¿Cómo?
- Soy Carlo, no soy un Quesón activo, pero recibo la revista. Me gustó la nota, ser un Carlos es lo que importa.
- Te pago mil euros si me dejas manejar la góndola con el disfraz que tenes.
- Mille? Assolutamente no. Además, no es un disfraz, soy un gondolero, es mi uniforme de trabajo.
- Con un viaje en góndola, ganas cien euros, yo te pago mil de un saque.
- Tu vas a asesinare a alguna ragazza, lo sé, soy Quesón pasivo, lo huelo en el aire.
- Así es Carlo, así es, una figura muy importante.
- Contame el plan, bambino, perdón, “Quesón Gay”.
- Dígamos que lo que imagino, es que estaré vestido de vestido de gondolero, manejando la góndola por los canales de Venecia, junto a Kate Moss y cinco amigas de la supermodelo. Las cinco minas se llaman Jane, Peggy, Sue, Lizzie y Juliet. La góndola pasará cerca de San Marco y cuando se aleje de allí sacaré el revolver, sin que las chicas se dieran cuenta, y le diré, en castellano: “Soy Carlos Melia, el Queso Gay”.
- Uhhh – djo Carlo, el gondolero – cuéntame más.
- Sigo – continuó Carlos Melia – Dispararé una lluvia de balas para asesinar a Peggy, Jane y Sue, que serán asesinadas de disparos en la frente. La idea es rozar a Kate Moss con algún balazo, pero no asesinarla todavía. Con otros dos balazos muy certeros asesinaré a Lizzie, de un disparo en la nuca y a Juliet, a quien quizás tenga que darle tres o cuatro disparos, siempre hay alguna que se resiste un poco más. Les tiraré un Queso a cada una y diré “Queso” en voz alta.
- ¿Y Kate Moss? Hai intenzione di ucciderla o hai intenzione di perdonarla?
- Continuo a contare, bambino. La modelo contempló todo con horror y terror y entonces ahí la llevaré a otra isla, a una isla cercana, la que esta enfrente de San Marco, ¿San Giorgio Maggiore es el nombre? Ahí la sodomizaré y al terminar, ¡Bang! la asesinaré de un tiro en la frente. Le tiraré el Queso diciendo “Queso”.
- In Italia puoi dire Formaggio – añadió el gondolero, cuya nivel de observación ya estaba fastidiando al “Quesón Gay”.
- No, no – dijo Carlos Melia – en italiano no, lo diré en español “Queso” “QUESO” – poniendo énfasis en el vocablo “QUESO” – me tiró al agua y dejó la góndola a la deriva con los cadáveres flotando por toda Venecia, principalmente Rialto y San Marco. Despues de ver a la rumana en San Marco, me voy a la estación Santa Lucía, con otra ropa, y de ahí me voy de Venecia, y combinación en Milano Centrale, estoy en Suiza. La Svizzera.
- El plan que tenés es malo. Las amigas esas están dispuestas a hacer de escudos humanos, para que se escape Kate Moss. Y no conviene que una famosa esté en alerta. Pero esto es Venecia, la ciudad de las conspiraciones y de las máscaras – dijo el gondolero - Y esta famosa va festejar su cumpleaños en su hotel.
Carlos Melia sonrió, sabía de las fiestas con que Kate Moss festejaba su cumpleaños. El dato que le pasó el gondolero era muy importante: merecía un cambio de planes.
- ¿Y donde será la fiesta, bambino?
- En La Fenice.
- ¿La Opera?
- Sí, ese teatro, La Fenice, la fiesta será en el teatro, no había otro lugar así en Venecia.
- Toma, bambino, toma – le dijo Carlos Melia, y el dio al bambino cien euros como propina y un Queso Parmesano – Mantente cerca, bambino, podes ser de ayuda.
Carlos Melia se dirigió entonces a La Fenice, ahí se encontró con Ravelia Zamas, la famosa, cruel, implacable y sanguinaria Quesona Asesina. Sí, la Quesona Asesina. Casi igual a Valeria Mazza, como dos gotas de agua, a la Valeria Mazza de 1995, la Quesona sirvió de ayuda. Aprovechó ser confundida con la famosa asesinada, tenía un perfecto dominio del italiano, de dialectos. Le dio la información que necesitaba Carlos Melia. Y una máscara veneciana, con todo un traje elegante. Se haría pasar por alguien más. De todsa formas, Carlos no tenia problemas. Utilizaría su identificación como promotor de turismo, la de la web @carlosmeliablog.
Había guardaespaldas pero Carlos no tuvo problemas para entrar. Ya adentro, se encontró con una fiesta medieval, parecía el siglo XV, con máscaras que bailaban y se confundían unas a otras. Carlos Melia aceptó seducir a algunas mujeres, masajearlas y tener sexo rápido, sin sacarse la ropa. Era un requisito para llegar. Y funcionó.
Llegó a esa habitación, los camerinos de La Fenice, con las amigas de Kate Moss. Jane, Peggy, Sue, Lizzie y Juliet. Aunque se había mimetizado, eran idénticas con sus máscaras, igual de vestidas. Debía complacerlas para llegar a la famosa. Imposible identificarlas unas a otras.
Melia se descalzó, les mostró sus pies de Quesón. El olor repulsivo tuvo el esperado efecto, se arrancaron sus lujosos vestidos, sin pensar el costo. También la lencería era igual. Hizo que tres de ellas se tendieran boca abajo, ante el olor de los pies de Carlos.
Tumbadas al piso, Melia las hizo entregarse, las penetró con los pies, a la tercera la sodomizó con la pija. La penetró con furia. A Melia, como buen gay, le hubiera gustado coger a un rugbier o un basquetbolista, un futbolista como premio menor, se imaginó que estaba haciendo, las cogió con los ojos cerrados. Despues fue alternando. Las otras dos se impacientaron y violentamente apartaron a dos de las mujeres, para remplazarlas, tendiéndose boca arriba. Las cinco mujeres se pelearon por la atención de Melia.
- Je, je, je – pensó Carlos Melia – y soy el Quesón Gay.
Mientras tanto, Ravelia estaba rodeada por unos guardaespaldas mejor informados, sobre la muerte de la verdadera Valeria Mazza.
- Non può essere, Valeria Mazza è stata uccisa dal giocatore di pallacanestro Carlos Delfino, ha tagliato la testa che gli ha lanciato un formaggio, questa è un fantasma, un impostore, un clone, non può essere – dijo uno de ellos (“no puede ser, Valeria Mazza fue asesinada por el basquetbolista Carlos Delfino, le cortó la cabeza, que le tiró un Queso, esta mina es un fantasma, una impostora, un clon, no puede ser”).
Sabían que Ravelia era una impostora. Podrían haberla entregado, pero tenían ganas de ser malvados. La rodearon, Ravelia quedó en el centro de la escena. La Quesona no se resistió, al contrario les dijo:
- Io sono suo ragazzi (Soy suya, pibes)
El vestido de fiesta de Ravelia fue destrozado. Uno a uno la poseyeron brutalmente, en las más diversas posiciones, luego de a dos. Para la mujer fue una satisfacción, un verdadero placer. Quería salvajismo, que los guardaespaldas (que eran cinco), creyeran que la estaban violando.
Ravelia no suplicó en ningún momento, era parte de su oficio de Quesona. Como ocultar un arma. Y disparar. Ravelia sacó el arma, y no tuvo ningún problema: los liquidó a todos. Pudo haber sido practica, y asesinarlos a balazos, pero la Quesona quiso ser más artística y salvaje a la vez, y decidió homenajear a Elektra, gran asesina de los Cómics de Marvel. Como Elektra, Ravelia sacó el sais, el cuchillo ninja de tres puntas, y dando piruetas y patadas al por mayor con sus hermosas pies y sus bellos pies, los asesinó a todos, a golpes y puñaladas. Obviamente les tiró los Quesos.
- Espero que no hayan ningún Carlo entre estos uomini (hombres).
Pensando que su instinto de Quesona quizás la había traicionado, revisó con cierto temor las identidades de los cinco chabones asesinados: Marco Vicini, Giuseppe Totti, Giovanni Tardelli, Mario Scirea y Gaetano Trappatoni. Ravelia respiró aliviada: ningún Carlo. No tenía nada que envidiarle a su colega, la Ravelia tatuada.
Mientras tanto, Carlos Melias seguía en la fiesta sexual…
- No se peleen por mí-dijo Melia - Si me dejan conocer a su amiga, puedo repartirme entre ustedes.
Juliet envió un mensaje por celular.
- Podés pasar, Kate te está esperando.
- ¿Vas a volver por nosotras?- preguntó Lizzie.
- Lo siento, fueron buenas chicas..., pretty women, belle ragezze -dijo Melia y sacó su arma, el revolver calibre 45 con silenciador, un arma de gran tamaño -Pero yo soy un Quesón.
Las mujeres no estaban preparadas, de estarlo no habrían podido reaccionar a tiempo. Melia fue rápido, ellas no era el objetivo. Un balazo a cada una y estaban muertas. Salvo Juliet, que resistió un par más de balazos. Cayó junto a las otras. Melia acomodó los cuerpos, amontonándolas.
- Queso - dijo cinco veces, mientras tiraba los Quesos.
Otra vez la rutina de masajes, con los pies, con las manos. Carlos la cogió con los pies en el culo, despues le metió los dedos en la concha, le tocó los pezones. Y con su miembro viril. Kate Moss fue sodomizada.
La famosa gimió de placer. Y quiso más, tanto que se dejó atar, entre las columnas de la cama. Melia la penetró hasta que llegó Ravelia Zamas con dos invitados.
Entregada al placer, Kate Moss no se dio cuenta de la sustitución, ventajas de las máscaras venecianas. Uno de los invitados era un turista yanqui que estaba allí de casualidad, cuyo nombre era Steven. El otro era Carlo, el gondolero.
- Mira pibe, aprende a ser Quesón – le dijo Ravelia a Carlo en castellano, idioma que Carlo sabía a la perfección.
Ravelia Zamas y Carlos Melia vieron el encuentro, que registraron con sus cámaras. Hasta que se hicieron una señal. Ravelia tomó un puñal y ¡zas! fue implacable, apuñaló al invitado por la espalda mientras aún tenía sexo con Kate Moss. El puñal penetró en la espalda de Steven, quedando la punta hacia adelante, y el mango sobre su espalda. Cayó muerto, mientras exclamaba:
- Aaaajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj – dijo Steven, al agonizar, de la puñalada por la espalda que recibió de la sanguinaria Quesona Asesina.
La famosa vio el asesinato. Su placer se tornó en terror. Más al ver a quien creyó el fantasma de Valeria Mazza, es que Venecia tenía sus misterios. Ravelia se entretuvo con su terror, sacó un revolver calibre 45 con silenciador y recorrió el cuerpo de la famosa con su arma. Pero no era ella la destinada. Ravelia le entregó a Carlos Melia el arma.
Carlos Melia con el arma en la mano, disparó. No fue letal, apenas se notó. Pero Kate Moss apenas podía respirar, Melia le había acertado a un pulmón. El intentó de respirar pareció un gemido de placer. Melia le metió el arma entre sus nalgas, luego en la vagina. Morboso pero mejor para otra vez.
Se apartó y disparó. Kate Moss estaba muerta.
- Queso - dijeron ambos, arrojándolos simultáneamente a sus respectivas víctimas.
Carlo, el gondolero, vio toda la escena. En algún momento temió que Ravelia lo asesinará, pero esta le tocó los cachetes y le dijo, bien en porteño:
- Tranqui pibe, ahora te toca a vos, vas a ser un gran asesino. El plan original de Melia, ese que a vos no te gusto, hacelo, con cinco turistas mujeres que vengan de los Estados Unidos. Llevalas a la isla de enfrente, a San Giorgio, ahí las coges y despues las asesinas, lleva cinco Quesos, baléalas, apuñálalas, estrangulalas. Les tira cinco Quesos, el resto hacelo vos.
Los socios en el crimen armaron rápidamente la escena. El Comisario Montalbano, siciliano, aunque estaba en Italia, se sentía extranjero cada vez que cruzaba la península al norte de Napolés. Pero esa noche estaba en Venecia, era la versión italiana y europea de nuestro conocido Comisario Miguel.
La noticia fue que un paparazzi yanqui, Steven Carson (nombre y apellido del turista a quien Ravelia apuñaló por la espalda), estuvo invitado a la fiesta mató a los guardaespaldas de Kate Moss, tuvo sexo con sus cinco amigas, a las que asesinó. Y luego tuvo sexo con la famosa, para asesinarla. Se mataron mutuamente, según el relato que Montalbano ofreció a la prensa, y el gobierno italiano, que estaba en manos de Silvio Berlusconi cuando ocurrió este suceso, dio por cerrado el asunto.
Mientras tanto, Ravelia desapareció rápidamente, se despidió de Carlos Melia y se fue en un vaporetto. El Quesón Gay caminaba por la Piazza di San Marco cuando una anciana, de acento rumano, lo interceptó y le dijo en rumano:
- O treabă excelentă Organizația Spectro vă va recompensa cu o plată de milioane. (Un trabajo excelente. La Organización Spectro te lo recompensará con una paga de millones).
Carlos Melia recibió una maleta y siguió caminando hasta llegar a la estación Santa Lucía, donde tomó un tren que, combinación mediante en Milano Centrale, en pocas horas lo dejó nuevamente en Suiza.
Al día siguiente, cinco turistas yanquis llegaron hasta Carlo, el gondolero. El joven se dio cuenta que la profecía de Ravelia se cumplía. Carlo aquel día había ido a trabajar con una gran mochila, llevaba un puñal siciliano, un revolver cargado de la época del Risorgimento, y una soga, además de cinco Quesos, Quesos Parmesano, bien italianos, parmiggiani formaggi.
La góndola salió de Ponte Rialto y por el gran canal se dirigió rumbo a San Marco, se alejo de la plaza principal de Venecia, y llegó hasta a la isla de enfrente, San Giorgio Maggiore. Dicen que hubo una gran fiesta sexual allí, con mucho sexo, queso y sangre, mucha sangre. El gondolero se recibió de Quesón. Tras asesinar a las cinco mujeres, las puso a cada una en una góndola diferente, y las dispersó sin rumbo, a la deriva, por toda Venecia, cada una con su Queso. Carlo, el gondolero, regresó a su puesto, triunfante. Dicen que una rumana pasó por allí y le dijo:
- B ine făcut, Carlo, bine făcut – que en rumano significa “Bien hecho, Carlo, bien hecho”.
- Per molti potrebbero essere stati cinque omicidi, cinque donne uccise, ma per me era solo Formaggio – dijo Carlo, el gondolero, Para muchos podrán haber sido cinco asesinatos, cinco mujeres asesinadas, pero para mí fue solamente Queso (1).
(1) El personaje de Carlo, el gondolero, esta inspirado en Carlo Cudicini, futbolista italiano, Quesón, que fue diez años arquero del Chelsea (1999-2009)
la idea es buena, un asesino internacional (Carlos Melia), una supermodelo a la que hay que eliminar (Kate Moss), un excelente lugar para el crimen (Venecia), pero la historia una cagada, o como dicen en España, una giripollada
ResponderBorraral final le tiró un reggianito o un parmesano? y que paso con el blue cheese?
ResponderBorrarVenecia es el lugar propicio para quesonear a una famosa.
ResponderBorrarPero no es tan buen relato como otros, otras famosas han tenido la atención que se merecen. Ya sea por hacerlas sentir dolor, por hacerles sufrir la agonía. O por darles placer, tanto que casi no sintieron el dolor.
Pero el matar a una celebridad, tan celebre por su belleza, en esa forma tan insulsa, es insultarla. Seguro que habría aceptado entregarse, Kate ha hecho fiestas muy descontroladas. Este quesón es uno de los menos efectivos, aunque haya recibido una felicitación de Lady Dumistrecu. Si es gay podría haber tercerizado la parte sexual. La podría haber dejado en estado hiponotico para que se entregue a algunos fans. O incluso podría haber hipnotizado a Kate y sus amigas, para que suceda de todo entre ellas.
Sería interesante una nueva aventura de la sobreviviente Carla Gugino. Para que se reconcilie con quien quiso matarla, como Sr y Sra. Smith. Podrían quesonear a Maluma y Natalia Barulich la modelo de Felices los 4.
Para la internacional, podría ser Cindy Crawford pero por otro Carlos.
Para las locales, podrían ser Marisa Balli y Ximena Capristo.
totalmente de acuerdo... este cuento debe ser reescrito, Carlos asesina a las otras minas en la gondola, y se lleva a Kate, allí otro modelo internacional la somete a puro sexo y placer, y despues Carlos Melia la asesina... que raro Lady Dumitrescu felicitando a Melia por esto... a ella le gustan los crímenes bien retorcidos...
Borrardado que el Quesón es gay que sea el tano gondolero veneciano el que se coja a Moss ahí en Venecia después que Carlos la asesine
BorrarLa necrofilia es algo muy perverso, así que podría ser. Tendría la ventaja de casi no modificar el relato. Y hasta podría aparecer Carlos Regazzoni para momificarla.
ResponderBorrarEl tema es que el relato tiene varios problemas, aun para el mundo quesón. Como matar a la famosa antes que a sus amigas. Y el asesinato fue breve, un parpadeo a leer y Kate Moss ya estaba muerta.
También está mostrar al quesón gay como temeroso ante los gondoleros. Podría haber ido con una Carla, como asistnte, ya que ahora hay un trato.
Y está el tema de que se se podría haber usado las caracteristicas de la víctima, sus fiestas sexuales con todo exceso. Y las máscaras venecianas, para ocultar la identidad. Carlos Melia podría hacerse pasar por algún invitado, entrar a una habitación donde está Kate, deslumbrarla con sus pies, con algunos masajes. Y dejarse remplazar por algún otro invitado. Y luego cuando Kate está obnubilado, recién ser letal. Y tirar el queso.
Y puede ser que entonces algún otro llegue y ni siquiera se de cuenta que la famosa está muerta.
El asesino de Kate Moss
ResponderBorrarVersión alternativa.
-Mille? Assolutamente no. (Mil? De ninguna manera).
El plan estaba en peligro. Pero inesperadamente, el gondelero.
-¿Vos sos Carlos Melias?
-¿Cómo...?
-Soy Carlo, no soy un quesón activo, pero recibo la revista. Me gustó la nota, ser un Carlos es lo que importa.
Hubo un diálogo que puede suprimirse, el gondolero habló de su vocación no realizada. Estaba dispuesto a colaborar, pero tenía objeciones.
-El plan que tenés es malo. Las amigas esas están dispuestas a hacer de escudos humanos, para que se escape Kate Moss. Y no conviene que una famosa esté en alerta. Pero esto es Venecia, la ciudad de las conspiraciones y de las máscaras.
Y esta famosa va festejar su cumpleaños en su hotel.
Carlos Melas sonrió, sabía de las fiestas con que Kate Moss festejaba su cumpleaños.
Debe contarse que Ravelia Zamas, la parecida a Valeria Mazza, sirvió de ayuda. Aprovechó ser confundida con la famosa asesinada, tenía un perfecto dominio del italiano, de dialectos. Le dio la información que necesitaba Carlos Melias. Y una máscara veneciana, con todo un traje elegante. Se haría pasar por alguien más.
Continúa...
BorrarHabía guardaespaldas pero una identificación falsa y la máscara fueron convincentes. Melias aceptó seducir a algunas mujeres, masajearlas y tener sexo rápido, sin sacarse la ropa. Era un requisito para llegar. Y funcionó.
Llegó a esa habitación, con las amigas de Kate Moss. Jane, Peggy, Sue, Lizzie y Juliet. Aunque se había mimetizado, eran idénticas con sus máscaras, igual de vestidas. Debía complacerlas para llegar a la famosa.
Melias se descalzó, les mostró sus pies de quesón. El olor repulsivo tuvo el esperado efecto, se arrancaron sus lujosos vestidos, sin pensar el costo. También la lencería era igual. Hizo que tres de ellas se tendieran boca abajo. Melias las hizo entregarse, las penetró con los pies, a la tercera la sodomizó con la pija. Y luego fue alternando. Las otras dos se impacientaron y violentamente apartaron a dos de las mujeres, para remplazarlas, tendiéndose boca arriba. Las cinco mujeres se pelearon por la atención de Melias.
Mientras tanto, Ravelia estaba rodeada por unos guardaespaldas mejor informados, sobre la muerte de la verdadera Valeria Mazza. Sabían que Ravelia era una impostora. Podrían haberla entregado, pero tenían ganas de ser malvados. El vestido de fiesta de Ravelia fue destrozado. Uno a uno la poseyeron brutalmente, en las más diversas posiciones, luego de a dos.
Ravelia no suplicó en ningún momento, era parte de su oficio de quesona. Como ocultar un arma. Y disparar. Ravelia los liquidó a todos. No tenía nada que envidiarle a su colega, la Ravelia tatuada.
-No se peleen por mí-dijo Melias- Si me dejan conocer a su amiga, puedo repartirme entre ustedes.
Juliet envió un mensaje por celular.
-Podés pasar, Kate te está esperando.
-¿Vas a volver por nosotras?- preguntó Lizzie.
-Lo siento, fueron buenas chicas...-dijo Melias y sacó su arma-Pero yo soy un quesón.
Las mujeres no estaban preparadas, de estarlo no habrían podido reaccionar a tiempo. Melias fue rápido, ellas no era el objetivo. Un balazo a cada una y estaban muertas. Salvo Juliet, que resistió un par más de balazos. Cayó junto a las otras. Melias acomodó los cuerpos, amontonándolas.
-Queso-dijo cinco veces.
Se acomodó la ropa. Y entró en la habitación. La bella Kate Moss lo esperaba, la única en esa fiesta sin máscara. Caminó hacia él, como si desfilara. Y arrojó sobre él. Melias la llevó en brazos hacia esa lujosa cama de hotel. Y la desnudó.
Otra vez la rutina de masajes, con los pies, con las manos. Y con su miembro viril. Kate Moss fue sodomizada.
La famosa gimió de placer. Y quiso más, tanto que se dejó atar, entre las columnas de la cama. Melias la penetró hasta que llegó Ravelia Zamas con un invitado.
Entregada al placer, Kate Moss no se dio cuenta de la sustitución, ventajas de las máscaras venecianas.
Ravelia Zamas y Carlos Melias vieron el encuentro, que registraron con sus cámaras. Hasta que se hicieron una señal. Ravelia fue implacable, disparó al invitado mientras aún tenía sexo con Kate Moss. La famosa vio el asesinato. Su placer se tornó en terror. Más al ver a quien creyó el fantasma de Valeria Mazza, es que Venecia tenía sus misterios. Ravelia se entretuvo con su terror, recorrió el cuerpo de la famosa con su arma. Pero no era ella la destinada.
Melias apartó a su socio y disparó. No fue letal, apenas se notó. Pero Kate Moss apenas podía respirar, Melias le había acertado a un pulmón. El intentó de respirar pareció un gemido de placer. Melias le metió el arma entre sus nalgas, luego en la vagina. Morboso pero mejor para otra vez.
Se apartó y disparó. Kate Moss estaba muerta.
-Queso-dijeron ambos, arrojándolos simultáneamente a sus respectivas víctimas.
Los socios en el crimen armaron rápidamente la escena.
La noticia fue que un paparazzi, invitado a la fiesta mató a los guardaespaldas de Kate Moss, tuvo sexo con sus cinco amigas, a las que asesinó. Y luego tuvo sexo con la famosa, para asesinarla.
salió bien la nueva versión mucha sangre más asesinatos una aparición de la Quesona tutto bene
ResponderBorrar¿Y Fauno, que te pareció la nueva versión?
ResponderBorrarComo para una serie, que remplace a Game o Thrones. Aprovechado muy bien lo que escribí.
BorrarSe potenció el morbo.