El Asesino de Iliana Calabró
Para superar el mal trance que significó el fin de la relación con Fabián Rossi, “el Rossi”, Iliana Calabró decidió hacer una megaobra de teatro. Su objetivo era generar un boom en la temporada veraniega de Villa Carlos Paz.
Decidió apostar por una obra de Shakespeare pero en tono de parodia y con ingredientes de bailes y comedia musical. Primero pensó en “Macbeth” pero la descartó por ser muy dramática; después se inclinó en hacer “Hamlet” pero la dejó de lado porque termina que mueren todos; “Lo mejor que podemos hacer es Aída” dijo Calabró, pero le aclararon que no era una obra shakesperiana sino una opera de Verdi; finalmente la obra elegida fue “Romeo y Julieta”.
Pero se trataba de una parodia denominada “Juleo y Rumieta”, una adaptación de Roberto Gómez Bolaños (“Chespirito”), a la cual Calabró le agregó unos bailes, cinco canciones escritas y un final diferente: Juleo abandonaba a Rumieta tras descubrir que era gay y se va con Teobaldo, el primo de ella; Rumieta decide suicidarse pero descubre que es lesbiana y se enamora de Pancracia, la hija de su sirvienta. De esta manera al final cantan todos juntos y la historia termina con la leyenda “Y vivieron felices, y comieron perdices”.
Todos los medios acompañaron a Calabró en el lanzamiento de la megaobra, obviamente ella interpretaba a Rumieta, y el bailarín Carlos Bernal a Juleo.
- ¿Porqué elegiste a Carlos Bernal? – le preguntaron a Calabr´´o en un programa de TV.
- Porque se llama Carlos – aclaró Calabró – en Carlos Paz solo un Carlos podía hacer este papel, y no tengo dudas que ganaremos el Carlos de Oro.
La obra comenzó con un éxito espectacular. El estreno fue un jueves, y el lleno fue total. Para el viernes, se agregó una segunda función, y ante el suceso, el sábado y domingo, tres funciones. Parecía ser un éxito fenomenal, a pesar de que los diarios manifestaron que la obra era malísima, y en algunos aspectos un verdadero horror.
La segunda semana la tercera función de los sabados y domingos se suspendió, y a la semana siguiente, las pocas entradas vendidas el viernes hicieron innecesaria segunda función. A la cuarta semana, Iliana Calabró y Carlos Bernal salieron a regalar entradas para ver si la cosa levantaba.
- Hay que hacer algo para recuperar a la gente – dijo Carlos Bernal – debes recurrir a un tiramisú.
- Es verdad – dijo Calabró – Tiramisú para Todos.
- Pero el tiramisú debe tener más Queso que el habitual – señaló Carlos Bernal.
Con una dosis doble de Queso (800 gramos de Mascarpone en lugar de los 400 recomendados) Calabró hizo 120.000 porciones de Tiramisú bajo el lema “Tiramisú para Todos”. Cientos de miles de personas concurrieron al evento desplegado desde el Cucú al teatro Luxor. Pero todo terminó mal: la gente se peleaba por los tiramisú, los incidentes generaron un incendio como el de Nerón en Roma en los tiempos antiguos, y la tragedia se extendió. Los muertos por intoxicación, el mal estado del Tiramisú y el incendio se contaron por miles.
Calabró quedó al borde del suicidio, y se estaba por tirar de un balcón, desde la casa germánica que había alquilado. Una residencia alemana, que algunos decían había albergado a Hitler tras la Segunda Guerra Mundial.
- Esta casa esta maldita. Por algo dicen que aca estuvo Hitler. Todo me sale mal. Me voy. Me suicidaré – dijo Calabró.
- ¡Nooo! – le dijo Carlos Bernal, que justo llegaba al lugar – hay que ganar el Carlos de Oro. Queda un ultimo recurso.
- Van a suspender la entrega de los Carlos después del desastre de hoy.
- No van a suspender un carajo – apareció Lady Dumitrescu, una rumana dueña de la casa germánica – lo de hoy fue una tragedia, sí, hablan de quince muertos, de cincuenta mil heridos, ja, ja, ja, pero todo quedará en el olvido y te aseguró que el lunes se hará la entrega de los Carlos.
Calabró decidió retirarse a descansar. Al despertar recurrió a los diarios, en ninguno aparecía nada sobre el tragedia que se había desatado en Villa Carlos Paz. Nada, ni en los diarios, ni en la TV, ni en la radio. Solo hablaban de un superclásico de verano, de las candidaturas para las próximas elecciones y de un nuevo escandalo de Federico Bal.
- ¡Ohhhhh! - exclamó Iliana Calabró – pero no lo soñé… ¡No lo soñé ieee-eeeeh! (se enderezó y brindó a tu suerte) ¡no lo soñé ieee-eeeeh! y se ofreció mejor que nunca ¡no mires por favor! y no prendas la luz... La imagen te desfiguró.
Ese domingo “Juleo y Rumieta” fue un suceso nuevamente. Las colas para conseguir una entrada se extendieron por diez cuadras, y debieron agregar no una, sino dos funciones. Tal fue el suceso, que la entrega de los Premios Carlos se postergó una semana.
- Deberían cambiarle el nombre a los Carlos, podrían ser los premios Queso, ja, ja – dijo Carlos Bernal.
Toda la semana “Juleo y Rumieta” fue un suceso nunca visto. El lunes, día que no había función, debieron agregarse dos funciones ante la demanda de entradas. El martes, miércoles y jueves, tres funciones, la primera en el insólito horario de la seis de la tarde, y tuvieron que agregar sillas; el viernes, sábado y domingo, cuatro funciones.
- Al fin tengo el éxito que me merezco – dijo Calabró.
- Haremos un megashow en la entrega de los Carlos, mañana lunes, bailaremos en el escenario y será un suceso nunca visto – dijo Carlos Bernal.
Al día siguiente, se celebró la entrega de los Premios Carlos. Carlos Bernal e Iliana Calabró salieron a bailar para ofrecer el principal show de la entrega de estos prestigiosos premios.
Una multitud, estimada en 500.000 personas, esperaba el premio afuera. El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti dijo:
- Una vez más el pueblo argentino ve que Córdoba Heroica esta presente.
Comenzaron bailando una danza árabe, ahí Calabró quedo en el piso y Carlos puso sus pies encima de ella, primero el izquierdo, después el derecho…
- ¡Qué olor a Queso que tenes Carlitos!
- Soy Quesón Iliana, ja, ja, todavía no te diste cuenta? Debe ser la doble ración de los Mascarpone.
Como parte del show, Iliana le chupó, olió, lamió y besó los pies del bailarín, que apestaban de olor a Queso.
- ¡Más Queso que todo el Mascarpone junto! – dijo Calabró.
Luego de los pies, la danza árabe se convirtió en una danza rusa. Pero cuando la danza acabo, tanto Iliana como Carlos se desnudaron y cogieron, delante de todos, ofreciendo una relación sexual de gran fogosidad e intensidad.
Afuera, la plebe vitoreo al estilo circo romano y cantaba canciones alusivas a Carlos Bernal y a Iliana Calabró.
Entonces entraron al escenario unos personajes vestidos de negros, y otros de rojo. Los de negro tenían unas enormes espadas, como las que usaban los árabes en las épocas de las Cruzadas o los rusos con los antiguos Cosacos del Imperio de los Zares. Los de Rojo llevaban bandejas y sobre cada una de ellas, un Queso.
Calabró se asombró al ver eso.
- ¿Qué significa esto?
Pero Carlos le dijo:
- Tranquila. Soy Quesón y obraré en consecuencia. El pueblo pide justicia.
Carlos Bernal agarró una espada, un Queso, y le dijo a la plebe:
- ¿Qué hago? ¡Iliana Calabró es responsable de la tragedia de hace diez días en esta ciudad! ¡No lo olviden!
Y la plebe gritó:
- ¡Debe morir! ¡Qué la justicia caiga sobre esa genocida! ¡Qué le tiren un Queso!
- ¡Noooooooooooooooo! – exclamó Calabró llena de espanto y dolor.
Asi, ante la vista de todos, en medio del escenario, Carlos Bernal levantó la espada y descargó un brutal golpe sobre Iliana Calabró, casi partiéndole en dos. Vinieron otros tres golpes brutales, la sangre se expandió por todas partes. La terminó de rematar y al hacerlo, Carlos Bernal agarró el Queso y lo tiró sobre Iliana diciendo en voz alta:
- ¡Queso!
La plebe gritó enfervorizada:
- ¡Queso, queso, queso, Carlos Bernal, Carlos de Oro!
El gobernador Schiaretti apareció entonces en el escenario y dijo:
- El Carlos de Oro es para Carlos Bernal.
El bailarín, asesino y Quesón, dijo:
- ¡Gracias pueblo! ¡Soy el Carlos de Oro! ¡Ahora los espero en mi próximo evento, la Fiesta Nacional del Queso, en Tucumán!
Dicen que Carlos Bernal fue allí, pero esa es otra historia que ya contaremos en alguna ocasión; en cuanto a los restos de Iliana Calabró dicen que los enterraron en un pozo enorme lleno de tiramisú y queso mascarpone, donde le hicieron Chalala lala lalalla a Iliana.
no fue un asesinato; un acto de justicia; una ejecución; bien hecho
ResponderBorrarla tragedia y los muertos por el tiramisu fueron reales?
ResponderBorrarse ha ganado el cielo con esto Carlos Bernal
ResponderBorrarsi sos mujer bailas con Carlos Bernal y después te mata y te tira un Queso
ResponderBorrarJuleo y Rumieta era el episodio del Chapulin dónde cantaban "taca la petaca"
ResponderBorraral final le gustaba tirar Quesos a Carlos Bernal
ResponderBorrarLe faltó ser asesinada por Delfino, 9/10
ResponderBorrarcomo le daría a esta vieja y a su hermana más todavía
ResponderBorrarUn crimen quesón con algo de justicia.
ResponderBorrarUn éxito merecido, sexo en público y luego una ejecución pública en castigo por el envenenamiento masivo. Es un buen recurso.
Y bien que se haya demorado en matarla. Que no haya sido instantaneo, a pesar de de que casi la partió por la mitad.
Muy bueno
hagan "el asesino de Rocío Guirao Díaz", note que no figura en las Quesoneadas y que fue pareja de baile de Carlos Bernal, que el sea el Quesón
ResponderBorrarPodría ser contratada para una película de terror, como la rubia que se cae y se tropieza. Y sea asesinada...de verdad.
BorrarPero antes que ella, que podría escaparse, habría quesonear a Alejandra Pradón. Cuyo accidente tal vez haya sido un fallido crimen quesón.
Antes que Rocío, que no tiene la tontería que puede ser una cualidad para que una famosa sea quesoneada, pensaría en Jimena Cyrulnik.
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