La asesina de Ulises Jaitt
Ravelia, la Quesona Asesina, no tenía dudas en quien sería su próxima víctima: Ulises Jaitt, el mediático modelo, que por un lado servía a los programas de TV aportando escándalos y por otro solía trabajar en grandes campañas de moda.
Con el único objetivo de asesinarlo, Ravelia guardó un gran Queso Emmental y un enorme cuchillo de caza tipo Rambo en sus pertenencias.
“Más que un asesinato será
una ejecución” pensó la sanguinaria asesina “Ulises se lo merece”.
Dice la leyenda que Ulises
salió del canal donde había hecho una nueva denuncia que involucraba a
personajes de la política.
“Vaya, vaya, pensó la
Quesona, si asesinó a este Quesudo (en referencia a Ulises Jaitt), tendré de mi
lado al poder político, que se lo quiere sacar de encima. No debo desaprovechar
esta oportunidad”.
Ulises se aprestaba a subir a
su auto, cuando Ravelia lo interceptó. No era alto, pero a fuerza de mucha
gimnasia, tenía un cuerpo muy espigado, corpulento, y eso le habían hecho
crecer los pies, hasta calzar un 44.
“¿Quién sos?” le dijo Ulises
a Ravelia.
“Ravelia. Una admiradora” fue
la respuesta de la chica.
“Te pareces a alguien”.
“Dicen que soy igual a
Valeria Mazza”
“Es cierto, nena, bueno, dame
y te firmó un autógrafo”
“No Ulises no entendes, no
quiero un autógrafo, quiero tener sexo con vos”
“Ja, ja, ja, en serio querés
tener sexo, mirá que yo cobró por eso, no lo hago gratis”
“¿Cuánto hay que pagar”?”
Ulises quedó desconcertado
pues aunque era verdad que cobraba para tener sexo, no esperaba recibir esa respuesta
de Ravelia.
“Bueno, nena..”
“No me digas nena, Ulises,
soy Ravelia la Quesona”
“Lindo apodo el de Quesona, y
que extraño nombre el de Ravelia”
“Basta de vueltas Ulises,
quiero probar tus Quesos”.
“Bueno nena, ya que insistís,
dame cien dólares por adelantado, cobro diez veces más, pero con vos este
precio está bien.”
Tuvieron sexo, con pasión y
desenfreno. Ella logró olerle, besar, lamer y chupar primero los Quesos, luego
la chota también. Todo muy divertido.
Cuando terminaron, el
mediático Ulises, acostado en la cama, y semidesnudo, con solo el calzón como
prenda, le dijo a Ravelia.
“La verdad que disfruté mucho
esto Ravelia, la próxima vez te lo hago gratis”.
“No habrá una próxima vez
Ulises. Soles extorsionar a las mujeres con las que te acostas. Pero eso se
terminó”.
Ulises observó extrañado a la chica. Se dio cuenta que se había puesto unos guantes negros en sus manos.
“¿Qué tenes ahí atrás” - preguntó intrigado el joven.
“¡Un cuchillo!” dijo Ravelia la Quesona.
Sosteniendo el cuchillo con su mano derecha, la chica se tiró encima de Ulises.
Dotada de una extraordinaria fuerza, y de una indescriptible furia criminal e instinto asesino, Ravelia comenzó a apuñalarlo una y otra vez, dándole heridas en todo el cuerpo, hasta superar las setenta u ochenta cuchilladas. Luego le tiró el Queso.
“Ulises Jaitt. #Queso” dijo entonces en voz alta la asesina.
La asesina tomó entonces las zapatillas talle 44 de Ulises Jaitt para agregarla a su vasta colección.
Y la Quesona se fue del lugar, pensando en quien serían sus próximas víctimas.
“¿Qué tenes ahí atrás” - preguntó intrigado el joven.
“¡Un cuchillo!” dijo Ravelia la Quesona.
Sosteniendo el cuchillo con su mano derecha, la chica se tiró encima de Ulises.
Dotada de una extraordinaria fuerza, y de una indescriptible furia criminal e instinto asesino, Ravelia comenzó a apuñalarlo una y otra vez, dándole heridas en todo el cuerpo, hasta superar las setenta u ochenta cuchilladas. Luego le tiró el Queso.
“Ulises Jaitt. #Queso” dijo entonces en voz alta la asesina.
La asesina tomó entonces las zapatillas talle 44 de Ulises Jaitt para agregarla a su vasta colección.
Y la Quesona se fue del lugar, pensando en quien serían sus próximas víctimas.
por forro
ResponderBorrarlo mejor que pudo haber Ravelia la Quesona, igual no creo que Ulises calce 44 como dice el relato
ResponderBorrar