El Asesino de Cynthia Arrebola
«Hasta ser top model no pienso parar»” eso fue lo que leyó Carlos Ignacio Fernández Lobbe mientras buscaba en Google alguna mina para quesonear.
Si, porque se daba cuenta que aunque seguía siendo parte del “Top Four”, estaba perdiendo terreno como Quesón, no solo en la competencia con Carlos Delfino, Carlos Bossio o Carlos Matías Sandes, siempre todos muy activos, sino también con otros Quesones como Carlos Eisler, Carlos Ficicchia, Carlos Izquierdoz e incluso algunos outsiders estilo Carlos Lampe o Carlos Berlocq.
- No, es muy joven para mí – pensó en ver a Arrebola, mina que le hizo acordar a su víctima Mariana Arias – tengo que buscar alguna veterana, cuando nació yo tenía 25 años, es mucha la diferencia, aunque de 45/50 años, mi target, ya no queda nadie, las quesoneamos a todas, esta es más para Carlos Repetto, que nació en 1997, es un poco mucho quesonear a una nena así.
- Aunque pensándolo bien – reflexionó otra vez para sí Carlos Ignacio Fernández Lobbe – no puedo perder terreno, Carlos Repetto tiene mucho target con las influencers y esas cosas, estas modelitos son para mí, no voy a dudar, la duda es la jactancia de los intelectuales, soy un rugbier, soy un Quesón, y si mi instinto asesino me lo pide, debo actuar. Además ahora entreno a Pampas en el Super Rugby Americas (1), debo mantenerme en forma.
Y fue así, que guiado por su instinto Quesón, como un lobo que desea atrapar a una presa, no por nada se llama Lobbe, que suena parecido a lobo, el rugbier salió en busca de esta modelo, que aunque desarrollaba su carrera fuera de Argentina, estaba ahora en algún country de nuestro país, y los countrys son precisamente lugares donde un rugbier y un cheto como el se sienten a pata ancha, que para alguien que calza 49 como nuestro personaje en cuestión, es mucho decir.
Mientras se dirigía al lugar el rugbier no paraba ni un segundo en pensar en los diferentes asesinatos que había cometido, que se representaban como una película en su mente (2).
Por fin llegó al country, y no tuvo problemas en entrar, usando como era habitual en el en estos casos, una identidad falsa, mostrando un DNI a nombre de “Spencer, Carlos” (3) y disfrazado con una barba y anteojos negros, llegó hasta la casa donde estaba Arrebola, y vio que había una fiestita, apeló entonces a una serie de maleficios que con que su experiencia de Quesón había aprendido muy bien, comenzó a decir “Queso”, mientras comía un Queso, y así, cada uno de los invitados a la fiestita fue encontrando algun motivo o pretexto para irse, hasta que Arrebola se quedo sola.
- Te dejaron sola, Cynthia – le dijo el rugbier, en tono amenazante a la joven modelo.
- Así parece, que tenían que ver el futbol, que se murió la bisabuela de la vecina, que se prendio fuego la casa, y cosas así – dijo la modelo – y vos viejo cheto de mierda, ¿Quién sos?
- Soy Carlos Ignacio Fernández Lobbe, gran baluarte y símbolo de Los Pumas, uno de los mejores jugadores de rugby de la historia de este ispa.
- ¿Rugbier? ¡Son todos asesinos!
- Je, je, je – río con sarcasmo Fernández Lobbe – Todos no, aunque en mi caso, si lo soy, y de los mejores, ja, ja, soy el Rugbier Asesino, el Rugbier Quesón, amasijo minas como vos y les tiro un Queso.
- Vos sos un viejo de mierda, tenes como cincuenta, ya no se te debe ni parar.
- Tengo 48 nena, y mira como se me para.
El órgano sexual del rugbier se eyectó de un modo enorme, y eso impresionó a Arrebola, pero lo que le impresionó aun más fue el olor a Queso que comenzó a lanzar los pies del rugbier, pies talle 49, un olor intenso, apestante y profundo a Queso, la modelo comenzó a verse como envuelta en el, y le saco las medias, los zapatillas, y empezó a olerlos, chuparlos, besarlos y lamerlos, con gran intensidad.
- Quiero ser tu esclava sexual – dijo Arrebola, que ni sabía lo que decía, pero lo decía.
- Desfila, como alguna vez desfilo para mí Andrea Frigerio.
Y Arrebola le ofreció al rugbier un desfile exclusivo, repleto de erotismo y sexualidad, en algo que ni ella misma imaginaba que tenía, porque por el contrario hasta parecía asexuada, pero ahora era todo lo contrario, el olor a Queso que tenía Carlos Ignacio Fernández Lobbe, más los Quesos que había llevado y que estaban ahí, en ese lugar, actuaban como estimulante sexual, y así fue que el rugbier, con su veteranía, la cogió y ella como lo disfrutó, mientras la penetraba, sensualidad y placer.
- Viejo cheto y choto, que bien que me hiciste y mira que yo me creía asexuada – dijo Cynthia, tirada sobre el césped, cuando el sexo ya había terminado.
Carlos Ignacio Fernández Lobbe, con ropa de rugbier y guantes negros, lanzó una mirada que solo un Quesón puede tener, levantó el cuchillo de caza tipo Rambo que lo caracteriza y se lo hundió en el pecho a Cynthia Arrebola, sintiendo la misma sensación de placer que cuando había apuñalado a Andrea Frigerio, Viviana Canosa, Soledad Solaro, Pamela David o Daniela Cardone, tal vez sus crímenes más famosos y recordados, y así le dio otro cuchillazo, y otro, y otro, y otro, sintiéndose como en un scrum en medio de un partido de rugby, y otro, y otro, destrozando el frágil cuerpo de la modelo, hasta inundar de sangre la escena del crimen.
- Queso – dijo Carlos Ignacio Fernández Lobbe, el rugbier cheto, porque díganme si no es cheto llamarse Carlos Ignacio Fernández Lobbe. Y tiró el Queso sobre el cadáver de su víctima.
El rugbier estaba satisfecho, sintió que seguía en buena forma y seguía compitiendo por los primeros puestos, era del Top Four con Carlos Delfino, Carlos Bossio y Carlos Sandes, un lugar que seguiría compartiendo, aunque por supuesto, había que saberlo defenderlo muy bien, y pensando ya en el debut de Pampas en el Super Rugby Americas, se fue, muy contento, tarareando “Muchachoooooos….” convertido ya en canto de guerra y victoria.
(2) La recopilación de los asesinatos de Carlos Ignacio Fernández Lobbe en http://cuentossangrientos.blogspot.com/p/las-famosas-asesinadas-y-los-carlos_85.html
(3) Homenaje a un jugador de All Blacks, obviamente también Quesón
el rugbier cheto quesoneando a una cheta en un lugar cheto, como un country, y usando maleficios, excelente cuento, simple, directo, sanguinario, Fernández Lobbe ya esta veterano pero tiene cuerda para rato, y es como un lobo hambriento
ResponderBorrares uno de los mejores asesinos y esta bien que defienda su posición, sigue siendo un gran quesón y seguirá asesinando, siempre letal con su cuchillo de caza, bravo por Nacho Fernández Lobbe
ResponderBorrarQUE JORACA HACE NACHO FERNANDEZ AHI? SIEMPRE MOSTRAS LAS PLUMAS CARLITOOOSOSSS
ResponderBorrarLa chica sabía quienes eran los quesones, que los rugbiers eran asesinos, aunque no todos. Despreció al rugbier cheto. Y aun así, cayó en el influjo quesón.
ResponderBorrarLo que fue mortal para ella.
Mala suerte. Pero si cayeron Daniela Cardone, Pamela David, Andrea Frigerio, Soledad Solaro. ¿Por qué sobreviviría ella?
buena la mina quesoneada, estaba para un queso y para mas tambien, algo jovencita eso sí
ResponderBorrarno importa cuantos quesos pasen
ResponderBorrarsiempre estara Fernandez Lobbe quesoneando
es el queso eterno
lo más interesante de este cuento es que el Quesón usa magia, o sea que han aprendido tras los contactos con Dumitrescu
ResponderBorrarel rugbier asesino nunca te deja de garpe
ResponderBorrarMuy buen relato, lo que me gusta de Lobbe es que es muy sanguinario. La parte del ritual con el queso para que se vayan todos fue mortal, calienta mucho la idea un macho así comiendo queso y ella se rindió ante el olor, creo que el olor a queso de los quesones funciona como una especie de feromonas a la inversa, por lo cual cualquiera se volvería sumiso/a ante un macho patón , debe ser un lobo alzado literal embistiendo como lo fue asesinando, no me sorprenderia que en los próximos relatos termine recurriendo al canibalismo jajaja
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