El Asesino de Anja Kling

Anja Kling es una actriz alemana, que en 2015 actuó en una película conocida en castellano como “Socorro, he encogido a la profe” . “Felix, de 11 años, reduce accidentalmente al tamaño de un lápiz a la odiosa directora de su escuela” así describe a la película alemana – austriaca el prestigioso y popular sitio “Film Affinity”.

La actriz se encontraba en alguna ciudad europea, podía ser en Polonia, Chequia, Hungría, Austria, Alemania o Suiza, o incluso Italia, como usted prefiera y donde usted guste, para promocionar el film, ahora en Netflix y en esos streamings, y así de casualidad se encontró con nuestro conocido modelo paraguayo Carlos Machado, triunfador en Europa, y con contratos con las marcas y firmas más prestigiosas del Viejo Continente.

No importa en que idioma hablaron, quizás español, inglés, alemán o italiano, o en todos a la vez, lo cierto es que se entendieron…

- ¿No te gustaría una nueva versión de la película? – le dijo Carlos a Anja – Algo más subido de tono, con contenido sexual, erotismo salvaje, un poco de violencia, con muchos asesinatos, onda “Holocausto caníbal”? En América del Sur conozco un estudio cinematográfico que te pagaría muy bien.

- ¿América del Sur? Serán buenos en el fútbol pero en el cine, son países muy pobres.

- Ganaron Mundiales y han ganado Oscars, deberías estar informada, ustedes piensan que América del Sur es solo la selva amazónica y las ruinas incas, o selecciones que juegan los Mundiales, pero todos son países con mucha cultura. Además este estudio lo financia la Fundación Dumitrescu, una entidad patrocinada por una rumana.

- Ja, ja, ja – río con desprecio la alemana – antes de hacer esa película en unos de esos países de morondanga, prefiero convertirme en serio en chiquita, como en la película.

A pesar de esa respuesta, Anja se quedo intrigada, y esa misma noche se fijo en Google que carajos era la Fundación Dumitrescu, e investigo cosas sobre América del Sur, así descubrió por ejemplo que Argentina había ganado un par de Oscars, aunque desde su perspectiva alemana era solo el país que había jugado en el Mundial con su selección o el lugar donde se habría refugiado Hitler tras la Segunda Guerra Mundial, según muchas leyendas, hasta que rendida por el cansancio se quedó dormida.

Y al despertar para su sorpresa, estaba en un lugar que no conocía, como si todo se hubiera agrandado, se levanto de la cama, pero no se pudo levantar, caminaba y caminaba por la cama, y así se dio cuenta, que como en “El Increíble Caso del Hombre Menguante”… ¡Se había quedado chiquitita! ¡Del tamaño de un pitufo! 

Y de repente se vio como aturdida, un gigante entraba en la habitación, estaba desnudo, eran dos pies gigantescos, sintió como si toda la habitación retumbaba, eran dos pies de un talle 46/47, pero parecían cinco patas de Sandes o Delfino desde su pequeño tamaño, se tuvo que esconder debajo de la cama mientras huía, el gigante (para ella) se acostó en la cama, y de repente la agarró con las manos, o mejor dicho, con los guantes negros.

- Te burlastes de nuestra América del Sur, de la CONMEBOL, este es tu castigo – le dijo Carlos Machado, pues de el se trataba mientras la levantaba una y otra vez, como si fuera un juego de un parque de atracciones.

- ¡Noooooooooooooo! -  exclamó Anka - ¡Quiero volver a mi tamaño!

- Chupame los pies, chúpame la pija – le dijo Carlos.

Y eso fue lo que hizo Anja, le fue chupando, oliendo, lamiendo y besando primero los pies, luego la pija, todo muy despacio, pero no por eso, con menos gozo, placer y satisfacción, y así de a poco, fue recuperando su tamaño.

- Deberías ir a la prisión alemana de Astrid Breitner, en Corrientes Argentina, cerca de mi Paraguay, y ahí te convertirías en Fraulein Müller o Fraulein Beckenbauer, el título que prefieras, ja, ja, ja – río Carlos, mientras hacía poses sensuales y eróticas.

Y así la actriz se tiró encima de el, chupando, oliendo, lamiendo y besando primero los pies, luego la pija, todo con exceso, con satisfacción, con placer, y así Carlos le dio una fenomenal cogida, donde dejo bien alto el prestigio de la sangre guaraní, pues la cogió como un indio, a la alemana le encantó de tal modo, que hasta le suplicó volverse otra vez chiquita para disfrutar todo de vuelta.

- No volverás a hacerte chiquita – le dijo Carlos – es la hora del Queso.

Le tiró entonces un Queso encima, y cuando Anja se lo sacó, vio que el modelo paraguayo, con el torso desnudo, enarbolaba un cuchillo con sus guantes negros, para tirarse encima, y apuñalarla en forma brutal, asesinándola así, de un modo salvaje, hasta darle 44 puñaladas, cuchilladas y cuchillazos.

- Queso – dijo Carlos Machado, tirando el Queso sobre el cadáver de la víctima.

Leia Stoichkov no tardo en aparecer y tras ver el cadáver quesoneado, apuñalado y repleto de sangre de la actriz, ordeno a las Santillanas que se lo llevaran, y así cumplieron.

- Será útil – dijo Leia – nunca le tuve simpatía a Astrid Breitner, pero la verdad es que le debemos muchos favores, y nos sirve tenerla de amiga, le llevaremos el cadáver de la Quesoneada, y quizás la transforme en Lady Müller o Beckenbauer.

- Podría ser Lady Klose, en homenaje a Miroslav Klose, el alemán máximo goleador de los Mundiales.

- Alemán trucho, nació en Polonia, Astrid es muy racista y xenofoba, por eso no le tengo simpatía, pero bueno hay que devolverle favores. Yo soy partidaria de la diversidad en todos los aspectos.

- ¿Algo más Leia?

- Quiero chuparte la pija, y se que no podes quesonear, porque tengo como 120 años, y ustedes quesonean a minas de hasta sesenta, o sea que puedo disfrutar del placer, sin temor a ningún Queso.

- Yo le doy mi pija, y le doy mi palabra de Carlos que no la voy a quesonear, pues rompería los Códigos Quesones, pero dígame donde esta Dumitrescu, hay muchos rumores sobre ella, dicen que esta muerta… 

- Pavadas, esta bien, pero es preciso que se mantenga oculta y mejor si muchos creen que esta muerta. Eso sí, despues que se murió la Reptiliana, se llega a morir Legrand, y ahí sí, dudo que Dumitrescu pueda resistirlo.

Y así fue como Leia le chupó la pija a Carlos Edgar Machado Mattesich (nombre completo del paraguayo), y con esa fellatio se volvió de apariencia más joven. Y así finaliza otro Relato Quesón.