El Asesino de Brenda Gandini




Como era habitual cada vez que tenía un evento importante, Brenda Gandini esperaba a su peluquero personal en su departamento. Transcurrían las horas de la tarde, cuando la señora Alicia, la asistente de Gandini, le comunicó a Brenda la noticia:
-         Charly, tu peluquero, no va a poder venir. Me acaban de avisar de la peluquería que esta enfermo.
-         ¿Entonces? – preguntó temerosa Brenda.
-         Va a venir un suplente, se llama Carlos, igual que Charly.
-         Bueno, esperemos que sea competente. ¿Qué le pasó a Charly?
-         Me dijeron que estaba enfermo.



Unos veinte minutos después, sonó el timbre. La señora Alicia fue a abrir la puerta, y al hacerlo, se encontró frente a ella a un muchacho joven, de cabellos negros, muy alto, con todo el aspecto de ser un basquetbolista. Estaba vestido totalmente de negro, incluyendo unos guantes negros que le cubrían las manos, llevaba una gran valija consigo.

-         Buenas tardes, ¿Aca vive la señora Brenda Gandini? Soy Carlos, Carlos Delfino, vengo de la peluquería – preguntó el muchacho.
-         Sí, claro, adelante, señor Carlos – dijo la señora Alicia – por favor, acompáñeme.
La señora Alicia caminó junto a Carlos y tocó la puerta donde estaba Brenda, avisándole previamente:
-         Brenda, acaba de llegar Carlos, el peluquero.
-         Que pase.



Carlos entró a la habitación. Brenda se asombró al ver la gran altura del suplente de Charly, y no pudo evitar preguntarle:

-         ¿Cuánto medís? Sos enorme ¡Qué pies gigantescos que tenés!
-         Mido dos metros y calzo cincuenta.
-         Debiste dedicarte al básquet...
-         Juego al Básquet, además de ser peluquero.
-         ¿Puedo decirte Charly? Te llamas Carlos, no...
-         No, sí me llamo Carlos, decime Carlos. Carlos es mi nombre, Delfino mi apellido, Carlos Delfino. Decime Carlos o señor Delfino, como quieras.
A Brenda Gandini le llamó la atención lo cortante de la respuesta de Carlos, y prefirió no hacer más preguntas. Carlos le preguntó:
-         ¿Hacemos el peinado que me dijo Charly?
-         Sí, claro – contestó Brenda.



La chica se sentó dándole la espalda a Carlos, que sin que Brenda lo pudiera ver, fue a la gran valija que había llevado, y sacó de la misma dos cosas, lo primero fue un gran Queso Gruyere, lo segundo un enorme y largo cuchillo de cocina, muy grande. Carlos se fue acercando adonde estaba la chica con el cuchillo en la mano, parecía que iba a atacarla, cuando Brenda dijo:
- ¡Qué olor a Queso!
- Sí, viene de mis zapatillas, de mis pies, siempre sudo los pies, siempre tengo olor a Queso, porque soy un Quesón.
- ¿Un Quesón? ¡Ja, ja, ja! ¡Qué gracioso! ¡Dejame ver esos Quesos Carlos dale!
Carlos Delfino puso el cuchillo en su cinto, y se sacó las zapatillas. Puso entonces sus enormes pies, aún con medias, sobre el rostro de Brenda.
- ¡Como huelen esos calcetines! – dijo Brenda bromeando con acento español - ¡Qué olor a Queso tienen!
- Disfrutalos Brenda, disfrútalos, dale, toma, toma, son mis medias, son mis pies, son mis Quesos.



Brenda, sentada, empezó a oler, chupar, besar y lamer los pies de Carlos, con medias. Mientras lo hacía murmuraba ““Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos”. Ella misma le sacó las medias a Carlos, e hizo lo mismo, ahora con los pies descalzos, “Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos” volvió a murmurar extasiada.
Cuando terminó, Carlos ya sostenía el cuchillo con sus manos para asesinarla, pero Brenda le dijo:
- Quiero ver tu pija. Sacate el calzoncillo.
- Lo haré – señaló Carlos – pero siempre y cuando vos me muestres tu concha.
- Con mucho gusto.
Entonces los dos cumplieron el deseo, ella chupó la pija de Carlos, y Carlos chupó la concha de Brenda. Obviamente, el la penetró por la vagina. Ella, en ningún momento, dejó de decir: “Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos, Queso, Carlos, Carlitos”.
- ¿Qué mas puede pasar ahora, Carlitos? – dijo Brenda.
- Ahora te tiraré el Queso.
Entonces Carlos tomó el mango del cuchillo, dándole la espalda a Brenda, y cuando llegó justo detrás de ella, levantó el cuchillo, y con una enorme rapidez, la degolló cortándole el cuello, de una punta a otra. La chica nada pudo hacer, sorprendida, por la herida que recibió.




Carlos agarró el Queso y lo tiró sobre el cadáver de su víctima.

-         Queso – dijo en voz alta.

-         ¿Ocurre algo? – era la voz de la señora Alicia que parecía acercarse adonde había sido asesinada Brenda Gandini.

El cuerpo de la chica degollada quedo sentado sobre la silla, mientras el asesino cuchillo en mano se fue acercando hacia donde venía la señora Alicia. Esta entró a la habitación, y sin que el asesino le diera siquiera la chance de defenderse, Carlos le hundió el cuchillo en el estomago. El asesino repitió el ritual anterior, tomó otro Queso y lo tiró sobre el cadáver de la señora Alicia.

-         Queso – dijo en voz alta.
Carlos Delfino se retiró del departamento, conforme, satisfecho y alegre por el doble asesinato que había cometido.




Comentarios

  1. pobre brenda gandini... raaaj... carlitos delfino le corto el cuellito

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  2. excelente... la cara de loco de Carlitos con el cuchillo a punto de asesinar a Gandini, impagable

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  3. Y... si quien lo escribió era Carlos Delfino narrando su historia y es por eso que no sabes quien es el autor@??? ������ Santo cerdo! Puede que sea mi vecino el señor de los quesos!!!

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  4. Le falta de todo a este relato.

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    Respuestas
    1. que le falta? el ingrediente principal (el Queso) lo tiene; a Carlitos le gusta el Basquet y cortarle el cuello a las chicas... que habría que agregar? Que Brenda le chupete los pies antes de asesinarla?

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    2. Algo como eso de los pies podría estar.

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    3. ahora se actualizó, Brenda disfruta de los Quesos de Carlitos antes de ser quesoneada

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    4. Ahora quedó muy bien, quedó al estilo actualizado, con más historia. Y este Carlos disfrutó de Brenda.

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  5. Gandini merecía un buen quesoneamiento

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  6. Carlitos te sorprende y chau tu pescuezo

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