La asesina de Ignacio Corleto
Otra imagen clásica de los Relatos Quesones: la original de "La Asesina de Ignacio Corleto"
Ravelia, la Quesona Asesina, la temible y sanguinaria asesina serial de hombres comenzó a pensar en una nueva víctima. Ya había asesinado a Martín Palermo, Gonzalo Quesada, Mario Guerci e Iván De Pineda, ahora iba por una nueva víctima.
Deseaba asesinar a un basquetbolista o un rugbier, se inclinó por lo último, dado que en aquellos días conoció a Ignacio Corleto.
Era alto, patón, robusto, muy atractivo para las mujeres y todas las chicas que lo conocían soñaban con tener sexo con él. Jugaba en CUBA, una de las instituciones más prestigiosas de las ligas profesionales del rugby nacional.
Aunque estaba dotado de un bello rostro y de un físico impecable, Corleto estaba convencido que su principal arma seductora era su “olor a hombre”. Sí, Ignacio tenía un “olor a hombre” en todo el cuerpo, principalmente en los pies, que estaban siempre sudados y despedían un inevitable olor a Queso. Un Quesudo como le gustaban a Ravelia.
Deseaba asesinar a un basquetbolista o un rugbier, se inclinó por lo último, dado que en aquellos días conoció a Ignacio Corleto.
Era alto, patón, robusto, muy atractivo para las mujeres y todas las chicas que lo conocían soñaban con tener sexo con él. Jugaba en CUBA, una de las instituciones más prestigiosas de las ligas profesionales del rugby nacional.
Aunque estaba dotado de un bello rostro y de un físico impecable, Corleto estaba convencido que su principal arma seductora era su “olor a hombre”. Sí, Ignacio tenía un “olor a hombre” en todo el cuerpo, principalmente en los pies, que estaban siempre sudados y despedían un inevitable olor a Queso. Un Quesudo como le gustaban a Ravelia.
No fue difícil para Ravelia lograr que la llevara a su cama. Todo lo contrario. El rugbier no pudo resistir al tener frenrte a él a lo que parecía ser un clón exacto de Valeria Mazza.
Ignacio, totalmente desnudo, la esperaba para tener sexo, la chica le dijo:
- Quiero tener sexo con vos, Nani, pero primero quiero olerte tus pies.
El rugbier puso entonces sus pies sobre la cara de la chica, que comenzó a besarlos, chuparlos y olerlos. Tras un rato de hacer esto, la chica le dijo a Nani:
- Ahora sí, yo olí tus pies, quiero ser tuya.
Y tuvieron sexo, una relación con mucho salvajismo, furia, como un rugbier podía ofrecer, el hizo como si metiera un scrum, tras el juego de los pies, el le pegó la ella con cierta furia, además de someterla a toda clase de lamidas y cosquillas en la concha, las tetas y el culo, la Quesona se dejó someter porque todo aquello le daba goce, como goce tuvo cuando Nani la penetró, casi como si fuera una violenta violación.
Al finalizar, estaba Ignacio Corleto acostado sobre la cama, cuando vió que la chica se colocaba unos guantes negros sobre sus manos y sacaba algo de su cartera.
- ¿Qué tenes ahí atrás? - preguntó intrigado el joven.
- ¡Un cuchillo! - gritó Ravelia, se trataba de un gigantesco cuchillo, de un tamaño colosal, un carnicero podría cortar una media res de un solo golpe con ese cuchillo.
Ignacio, totalmente desnudo, la esperaba para tener sexo, la chica le dijo:
- Quiero tener sexo con vos, Nani, pero primero quiero olerte tus pies.
El rugbier puso entonces sus pies sobre la cara de la chica, que comenzó a besarlos, chuparlos y olerlos. Tras un rato de hacer esto, la chica le dijo a Nani:
- Ahora sí, yo olí tus pies, quiero ser tuya.
Y tuvieron sexo, una relación con mucho salvajismo, furia, como un rugbier podía ofrecer, el hizo como si metiera un scrum, tras el juego de los pies, el le pegó la ella con cierta furia, además de someterla a toda clase de lamidas y cosquillas en la concha, las tetas y el culo, la Quesona se dejó someter porque todo aquello le daba goce, como goce tuvo cuando Nani la penetró, casi como si fuera una violenta violación.
Al finalizar, estaba Ignacio Corleto acostado sobre la cama, cuando vió que la chica se colocaba unos guantes negros sobre sus manos y sacaba algo de su cartera.
- ¿Qué tenes ahí atrás? - preguntó intrigado el joven.
- ¡Un cuchillo! - gritó Ravelia, se trataba de un gigantesco cuchillo, de un tamaño colosal, un carnicero podría cortar una media res de un solo golpe con ese cuchillo.
Sosteniendo el cuchillo con su mano derecha, la chica se tiró encima de Ignacio. Dotada de una extraordinaria fuerza, y de una indescriptible furia criminal e instinto asesino, Ravelia comenzó a apuñalarlo una y otra vez, dándole heridas en todo el cuerpo, unas superar los cincuenta cuchillazos.
- Ignacio Miguel Corleto #Queso – dijo entonces en voz alta la asesina, mientras tiraba un Queso sobre el cuerpo del rugbier asesinado.
Así concluyó un nuevo crimen de la Quesona Asesina, que se retiró del lugar llevándose un par de zapatillas talle 46 de su víctima.
Rato después, colocó los zapatos de su víctima en la vitrina con la inscripción que decía “Ignacio Corleto”.
- Ignacio Miguel Corleto #Queso – dijo entonces en voz alta la asesina, mientras tiraba un Queso sobre el cuerpo del rugbier asesinado.
Así concluyó un nuevo crimen de la Quesona Asesina, que se retiró del lugar llevándose un par de zapatillas talle 46 de su víctima.
Rato después, colocó los zapatos de su víctima en la vitrina con la inscripción que decía “Ignacio Corleto”.
Excelentes los relatos de la Mujer Queso
ResponderBorrarSalud. ¿ Cuando Vas a Incluir un Cuento con Otros Rugbyers Como El Doctor Miguel Avramovic, Alias "El Ruso ?. Ejerciendo ahora de Medico, Con ese Subnombre y Con Ese Cuerpo que se Gasta, seria un Excelente "Asesino", sobretodo de Actrices, Porque en poco Tiempo se ha echado de Novia a muchas, a Saber: Agustina Cherri, Flor Torrente, Mercedes Torrente y últimamente a La Sol Estévanez.
ResponderBorrarMiguel Avramovic merece tener su historia en el Blog, pero como victima, que la asesina le corte la cabeza, como hizo con Marquitos Milinkovic
BorrarQuise decir Mercedes Oviedo.............
ResponderBorrarQue la Mujer Queso no se olvide de Patricio Albacete, otro que merece ser decapitado por la "asesina" y que le tiren un Queso, ja, ja
ResponderBorraruso un cuchillo gigantesco
ResponderBorrarson crueles las asesinas con los rugbiers
pero los rugbiers se lo merecen
Salvo que le tiendan una trampa, Ravelia es imparable, muy rápida con un cuchillo.
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