La asesina de Martín Palermo
La imagen del relato original de "La Asesina de Martín Palermo" |
Esto que voy a contaros ocurrió presumiblemente en el año 2003, o por ahí, pudo haber sido un par de años antes, o un par de años despues…
En
la zona céntrica de la ciudad, un viernes en las primeras noches de la noche,
cuando la fébril actividad daba lugar al fin de semana, Martín Palermo, un
joven alto y rubio, estaba saliendo de una oficina, ubicada en un edificio. Sí,
Martín Palermo, el rubio delantero de Boca Juniors, gran goleador por cierto,
¿Qué fue a hacer a esa oficina? Muy simple: a retirar unos cheques de unos
pagos que le debían, siempre la usaba para cosas de esa índole.
No
quedaban otras personas en el edificio, parecía, destinado solo a oficinas.
Martín estaba cerrando la puerta del departamento, cuando se sorprendió al
escuchar el ascensor.
La
sorpresa fue mayor, cuando el ascensor se detuvo en el piso, y de la misma
descendió una mujer. Era muy bella, de unos veintitantos años, bastante alta,
muy bien vestida con un saco, blusa, pollera y zapatos todo de color rojo. Lo
que no era de color rojo, sino negro, era el par de guantes que llevaba en sus
manos. También negra era la cartera que sostenía con esos guantes. Idéntica a
la top model Valeria Mazza, pero algo más joven.
-
Valeria
Mazza – exclamó Martín, que creyó reconocer a la chica.
- Buenas noches, Martín – exclamó Martín
Palermo.
- Pero vos sos Valeria Mazza aunque un
poco más joven ¿Qué haces aca? – preguntó sorprendido el delantero.
- Ja, ja – río la chica - Me parezco a
Valeria Mazza. Como dos gotas de agua. Todos dicen lo mismo. Pero no soy
Valeria Mazza. Yo soy Ravelia, la Quesona. Quiero hablar con vos, lo podemos
hacer por las buenas o por las malas – la mujer terminó de pronunciar esta
frase cuando abrió la cartera y sacó de la misma un revolver. Era una pistola
calibre cuarenta y cinco con silenciador. Para ser más exactos, un modelo USP.
La chica apuntó hacia Martín.
- ¿Qué significa esto? – preguntó
Martín, visiblemente aterrorizado al ver que la mujer le apuntaba con una
pistola.
- Te voy a asesinar – fue la fría
respuesta de la asesina – Hubiera preferido hacerlo dentro del departamento
pero no me queda otra alternativa que hacerlo en este pasillo.
-
Por favor Valeria, Ravelia, o como te llames, por favor – suplicó Martín
Palermo, que se arrodilló entonces al ver frente al a la asesina.
-
Dame esos cheques Martín, son míos – dijo Ravelia.
Palermo
accedió y le dio el maletín, repleto de cheques, y de mucho dinero en efectivo,
dólares y euros, unos cuantos miles por cierto, el delantero aterrorizado al
tener el revolver en la nuca, estaba paralizado, preso del pánico.
-
Abrí
la puerta de esta oficina, Martín – exclamó Ravelia.
Martín
accedió al pedido de la chica e ingresaron a la oficina, ella siempre lo seguía
apuntando con el revolver, el solo obedecía ordenes de la asesina.
-
Desnudate
Martín – le dijo Ravelia, sin dejar de apuntarlo ni un segundo.
El
rubio delantero accedió al pedido de la asesina, aterrorizado como estaba, y
quedó completamente desnudo, con un bóxer como única prenda, Ravelia lo obligó
a arrodillarse, y le puso una venda en la ojos. La asesina levantó el revolver,
apuntó hacia donde estaba Palermo, y efectuó un disparo, que rozó sobre
Palermo, que creyó que era el balazo fatal, con el que la asesina lo iba a
ejecutar, pero no, Ravelia lo obligó a levantarse, le ató las manos, y los pies
sobre una columna, y quedó ahí, atado, empalado, Ravelia entonces empezó a
chuparle la pija, y tras hacerlo, le chupó también los pies.
-
Cogeme,
Martín Palermo, prisionero mío.
Y
la asesina le puso entonces el revolver en la boca, pero cogieron y cogieron, aún
en un estado de indefensión total, Palermo era una bomba sexual, y a Ravelia no
lo desilusionó en lo más mínimo. Ravelia le sacó la venda en los ojos y apuntó
el revolver.
-
Lo
siento Martín, ja, ja, pero ahora sí, serás asesinado.
Disparó
pero no salió bala alguna, Palermo estaba aún más aterrorizado que antes, la
asesina estaba jugando con el.
-
Ja,
ja – dijo la asesina – solo tenía una bala, Martincito, te has salvado.
Ravelia
entonces desató a Martín, que quedó libre, pero totalmente aterrorizado, no
podía ni moverse, fue entonces cuando Ravelia cuando metió sus manos
enguantadas en la cartera y sacó de la misma un largo y enorme cuchillo, esos
cuchillos de caza al estilo Rambo.
-
Las balas no eran para vos, Titán, te asesinaré con el cuchillo.
-
¡Nooooooooooooo! – exclamó Martín, aún más visiblemente aterrorizado al ver que
la mujer tenía un cuchillo en sus manos.
El
futbolista empezó a retroceder pero se chocó contra la pared. Su rostro
reflejaba el pánico del momento. La asesina se acercó hacia él con el cuchillo
en sus manos, Martín intentó defenderse pero nada pudo hacer ante la
determinación criminal de Ravelia.
Ravelia
le clavó el cuchillo en el estomago, luego le asestó otras puñaladas, dos,
tres, ocho, diez, la asesina descargó su furia criminal una y otra vez, sin
poder parar ni una vez.
Finalmente,
cuando el cadáver de su víctima se hallaba tendido en el piso sobre la columna,
Valeria entonces extrajo de su cartera un Queso y lo tiró sobre el cuerpo de
Martín.
-
Martín Palermo. #Queso – dijo en voz alta.
La
criminal se acercó hacia la mesa y tomó el maletín con el dinero. Era una buena
suma, de varios miles de dólares. Pero la cosa no había acabado ahí. Valeria
estaba más muy eufórica con el asesinato que había cometido, y una morbosa
sensación de placer la había invadido.
De
repente, se dio cuenta que faltaba un pequeño detalle para completar su tarea.
La asesina regresó entonces adonde estaba el cadáver de Palermo. Se acercó
hacia él, y le sacó los zapatos y las medias. Quería un recuerdo de su víctima.
Cuando llegó a su departamento, la asesina colocó los zapatos y las medias en
una vitrina con una inscripción que decía “Martín Palermo”. Eran zapatos
grandes, talles cuarenta y cuatro...
Bueno el cuento, ahora el autor ya mato a tevez y a palermo, cabe alguna duda que es gallina?
ResponderBorrarCOMO LE GUSTABA GARCHAR GAYINAS A MARTIN JAJAJAJAJAJAJJAJA
ResponderBorrarel clava gallinas , si habra echo llorar a los de riber jaja
ResponderBorrarSIEMPRE TENES QUE MOSTRAR LAS PLUMAS AMIGO
ResponderBorrar¿Que tenía en contra de Palermo, para manifestar tanto odio? Para meterle miedo, otros ni se dieron cuenta. Parece que esta quesona tenía algo muy personal.
ResponderBorrarEsta Ravelia murió al menos una vez. al fallar a matar a Tineli. Y la tatuada murió muchas veces.
ResponderBorrarAmbas revivieron. ¿Les da alguna inmunidad a los virus, por tener algo con lo sobrenatural?
no reviven: son diferentes finales, tipo "Elige tu propia aventura", se podrían hacer otros relatos con esos finales alternativos, al parecer, según me contó Carlos Calvo, todos los Quesones se atribuyen el haber asesinado a esta mina, los Quesones también tienen sus propias leyendas urbanas
Borrarun hallazgo en otra página, un cuento escrito por mí, "Como asesinar a Martín Palermo", un anticipo de lo que serían las Quesonas, a la asesina aún no se la llamaba Quesona, pero sí se llamaba Carla,
ResponderBorrarhttps://www.loscuentos.net/cuentos/link/290/290550/
publicado el 20 de mayo de 2007