El Asesino de Mica Vazquez
Para quien no lo sepa, Micaela (Mica) Vazquez es una actriz cuya trayectoria incluye grandes clásicos de la TV argentina como Chiquititas, Rebelde Way y Floricienta, además de ser hermana de Nicolás Vazquez. Durante la cuarentena, se separó y presentó a su nueva pareja, vía Instagram, un tal Gero Klein.
Una noche muy fría, en aquellos días de estricta cuarentena, con una calefacción funcionando a full, Mica Vazquez estaba totalmente desnuda, esperando tener una intensa, acalorada y placentera noche de sexo con el tal Gero.
- Nos vamos a divertir de lo lindo esta noche, Mica – le dijo Gero – voy a buscar un champagne a la cocina, así hacemos un buen brindis antes del polvo espectacular que vamos a tener. Espérame con los ojos cerrados.
Quizás como preparándose para un ritual al estilo “Ojos bien cerrados”, Mica no se limitó a cerrar los ojos, sino que se puso una venda, mientras esperaba a su novio, pareja o amante, como lo quiera autopercibir.
Gero fue a la cocina a buscar la botella de champagne. Saco la misma de la heladera en un balde lleno de hielo y estaba preparando las copas, cuando vio, como salido de la nada, un gran Queso sobre la mesa.
- ¿Y este Queso? – exclamó sorprendido en voz alta Gero.
En ese momento, sintió como si alguien se acercara por detrás y le puso en gran pañuelo sobre la nariz y la boca, ya no recordó más nada, solo comenzó a tener un gran sueño, todo le daba vueltas y como si le hubieran puesto una anestesia para ser intervenido quirúrgicamente, se quedó totalmente dormido, cayéndose al piso.
Un hombre joven, alto y patón, con guantes negros, fue quien durmió a Gero Klein, tomó el balde con el champagne y las copas, y en la misma bandeja, una super bandeja, de gran tamaño, puso el Queso, y comenzó a acercarse al dormitorio donde estaba Mica Vazquez.
Esta esperaba vendada y sintió que alguien entraba a la habitación, no dijo nada, sí comenzó a escuchar música francesa, de alto vuelto, erótica y sensual, estilo de la película setentista “Emanuelle”, en su momento revolucionaria.
Mica empezó a notar que la toqueteaban toda, le hacían cosquillas y caricias en todo el cuerpo, le chupaban la teta y la concha, y a Mica eso le encantaba, gozaba plenamente de aquello, lo mismo, cuando la bañaron en champagne, descargándole todo el contenido de la botella.
- Maravilloso Gero, maravilloso – dijo Mica.
Entonces el hombre joven, alto y patón puso sus enormes pies sobre el rostro de Mica, pies que olían fuertemente a Queso…
- ¡Qué fragancia Gero! – comenzó a decir Mica mientras olía aquellos pies, pero rápidamente reaccionó y gritó - ¡Pero vos no sos Gero! ¡Gero no huele así ni tiene los pies tan grandes!
Mica se sacó las vendas y vio frente a ella a un total desconocido.
- Ayyyyyyyyyyyyyyyyyy – gritó - ¿Quién sos? ¿De donde saliste?
- Ja, ja, ja – río el muchacho – soy Carlos José Kletnicki, arquero de fútbol, ya retirado de la alta competencia, jugué en varias instituciones, pero todos me recuerdan por mi paso por “el Lobo”, Gimnasia y Esgrima La Plata.
- ¿Y donde esta Gero?
- Esta durmiendo la mona, muy tranquilo, disfrutemos ahora los dos.
Mica no supo porque pero se dejó arrastrar por Carlos, y empezó a oler, besar, lamer y chupar aquellos pies, se sintió como atraída, atrapada o extasiada por esos olorosos pies, que olían realmente muy mal, y tanto disfruto de aquello como de la espectacular cogida que le dio Carlos Kletnicki, la penetró de manera romántica, suave y fogosa, una cogida sensacional.
- No se de donde saliste, arquero del Lobo, pero me cogiste de una manera sensacional – le dijo Mica a Carlos, cuando terminaron, mientras Carlos ya estaba totalmente vestido, con guantes negros en sus manos.
- Ja, ja, ja – dijo Carlos – en realidad soy un Quesón, vine a asesinarte y a tirarte un Queso.
- ¿Asesinarme y tirarme un Queso?
- Asesinarte y tirarte un Queso, o sea, quesonearte.
Carlos blandió un gran cuchillo de gaucho, un gran facón, y se tiró sobre Mica, clavándoselo en el pecho, para a continuación apuñalarla en forma salvaje, le dio treinta, cuarenta, cincuenta cuchillazos, uno tras otro, en forma realmente violenta y salvaje, hasta que dio por finalizada la tarea.
- Queso – dijo Carlos Kletnicki mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de su víctima.
El asesino contempló la escena del crimen y reflexionó:
- Estaba para un cuadro, un lindo cuadro, que pose para alguno de nosotros los Quesones, y despues asesinarla, sí, hay que hacer eso, ahora ya esta, quizás la próxima, o quizás lo haga otro Quesón, otro Carlos, otro asesino, ahora ya esta, la acuchillé y le tiré un Queso.
Carlos se fue del lugar pero antes se ocupo de Gero Klein, le puso el facón ensangrentado en la mano y desaparecio, cuando despertó, Gero tenía el cuchillo ensangrentado en sus manos.
- ¡Oh, no! – gritó Gero - ¿Qué hice? ¿Qué es esto?
Con gran temor se acercó al dormitorio y con horror y estupor, descubrió a Mica Vazquez, asesinada y con el Queso encima.
- ¡Nooooooooooooooooooooooooooooo! – gritó de terror Gero.
- ¡Arrestenlo y póngale cadenas, es un asesino, y merece todo el castigo de la ley! – dijo el Comisario Miguel, mientras ingresaba al dormitorio, con la fuerza policial.
- ¡Soy inocente! ¡Soy inocente! ¡Estuve dormido, anestesiado, inconsciente! ¡Yo no maté a Mica!
- Sí, seguro que un tipo llamado Carlos, que jugaba en Gimnasia, entró a la casa, lo durmió, y fue y asesinó a su novia, antes tuvo sexo, despues le tiró un Queso, seguro paso eso.
- ¡No tengo nada que ver! ¡No se que paso!
- El facón tiene sus huellas digitales, lo mismo el Queso, no solo mato a una mujer, sino que se hizo pasar por un Quesón, merece la pena de muerte, señor Gero Klein, llévenselo, pasará el resto de sus días encerrado en el calabozo hasta el día de su ajusticiamiento.
Los policías agarraron a Gero Klein y se lo llevaron, el Comisario Miguel, sonriente, explicó el caso ante la prensa, demostrando que todo estaba esclarecido, y que tanto la policía como la justicia funcionaban de manera plena, y esclarecían los numerosos, crecientes y abundantes Crímenes Quesones. Y así se ha tirado otro Queso. QUESO.
Que raro no salio Dumitrescu, pero volvió el comisario
ResponderBorrarUna buena historia de sexo, queso, una buena mina, otro futbolista asesino, con un tercero como falso culpable, un buen relato
ResponderBorrarLe llegó el queso a la hermana de Nico Vazquez, quede alguien viva de Rebelde Way y de esas sagas, las que quedan que se preparen, el queso no le va a tardar en llegar
ResponderBorrarMiralo a Kletnicki, otro buen asesino, y ahora el comisario Miguel le presenta a la sociedad un crimen esclarecido que no es poco
ResponderBorrarCada Carlos tiene su cuentito y su asesinato en el 2022, ahora le tocó a Kletnicki que ya estuvo en la saga de la luna roja, es un buen quesón, pero con un estilo similar a otros futbolistas, como Bossio o Izquierdoz, apuñalador, cuchillero y tirador de quesos
ResponderBorrarYo creo que vos cuando estas en la cama pensas ¿a quien puedo matar? Y asi salen estos cuentitos
ResponderBorrarHace el cuento que propuso el Fauno sobre el cuadro, va a ser interesante, no se quien sería la víctima, puede haber varias y múltiples asesinos
ResponderBorrarCreo que voy a escribirlo yo, si me tienen paciencia. Para que no salga cualquier cosa. Va a haber más de una víctima.
BorrarLuego el cronista puede escribir algunos más con esa idea.
el pintor asesino puede ser el tenista asesino,, o sea Carlos Alcaraz, el Carlos del momento
BorrarSólo faltó una quesona, para darle más morbo.
ResponderBorrarPero el de culpabilizarlo, para que el famoso comisario Miguel de por resuelto el asesinato, también funciona.
Me da la impresión de que en las fotos, Mica tiene el cuerpo tonificado, que podría haber tenido fuerza para defenderse. Con el ritual de la seducción, del sexo desenfrenado la dejó en estado de indefensión. Y ahí, chau, game over.
No hay pena de muerta. Pero puede tener un encuentro fatal con una quesona. Podría ser Carla Quevedo o Pandolfi. Y que el comisario diga que fue suicido, por no soportar la culpa.