El Asesino de Vero De la Canal
Unos años atrás, quizás en la época en que el basquetbolista Carlos Matías Sandes jugaba en Quimsa, poco tiempo después de que asesinará a Wanda Nara, su primera víctima famosa…
Maru Sandes concurrió a la prestigiosa boutique de la destacada modista Vero De la Canal para preparar un vestido de alto vuelo para poder concurrir al matrimonio de unos amigos. Vero De la Canal ya había probado varios vestidos pero ninguno le convencía para Maru. Su esposo, el basquetbolista Carlos Matías Sandes, con sus dos metros y dos centímetros de altura, su corpulento y rocoso cuerpo, y sus pies talle cincuenta y dos, la acompañaba a aquella sesión de moda, que se iba extendiendo demasiado en el tiempo.
- ¿Pasa algo? – pregunto Maru.
- No sé, ningún vestido me convence para vos – le dijo Vero.
- El primero me quedaba muy bien, no entiendo porque no te convence.
- No sé, no sé, tenes como un look de deportista, ¿jugabas al vóley me dijiste? Creo que algo más deportivo te sentaría mejor.
- Si quisiera algo más deportivo con la ropa que tengo me alcanza, todavía juego al vóley, aunque ya no estoy federada como antes, el primer vestido me quede bien.
- Bueno dale, quédatelo entonces, aunque la verdad ninguno te queda bien.
- ¿Ninguno me queda bien?
- No, ninguno, pero bueno, dale, llévate el primero, si te gusta, llévatelo.
A Maru no le gustó aquella respuesta de Vero, y con evidente mal humor, le dijo:
- ¿Cuánto te debo?
- Nada, si es una cagada, te lo regalo – le dijo Vero.
- Pero no, esto tiene un precio, te pago lo que corresponde.
- Es que no te cobro nada, porque ese vestido es una cagada, porque todos los vestidos te quedan mal, porque sos una tipa demasiado simple para estos vestidos de alta alcurnia.
- ¿Así que mi mujer es una tipa simple? – le dijo Carlos Matías Sandes, que hasta ese momento permaneció callado, a Vero.
- Sí, es una tipa simple, además no entiendo porque te quedaste saca, viendo como tu mujer se probaba los vestidos, me molestastes mucho, esos pies que tenes tan grandes y olorosos, huelen a Queso, por eso estuve tan molesta todo el tiempo – dijo Vero – váyanse.
- Claro que nos vamos a ir – le dijo Carlos Matías – pero antes vas a probar el Queso que tengo en mis pies.
- ¡Noooooooo, Mati, nooooooooooooo! ¡Quedate tranquilo! – exclamó Mati, y en ese momento, la esposa del basquetbolista, que estaba embarazada, tuvo un soponcio y se desmayó.
- ¡Mira el disgusto que le das a Maru, que esta embarazada! – exclamó Carlos Matías.
- Tomatelas, aunque seas un gigantón y seas un pie grande, no me vas a intimidar, ándate, grosero, vos y tu mujer. Llevense todos los vestidos del orto y váyanse a la puta madre que los parió.
- ¡Nos vamos a ir pero antes te voy a quesonear, Vero De la Canal!
Carlos Matías abrió un bolso gigantesco que tenía, se puso rápidamente los guantes negros, y sacó del mismo un enorme Queso, tirándoselo a Vero De la Canal, hasta cayó al piso por el impacto, y ya no pudo volver a levantarse, porque los pies del basquetbolista quedaron sobre ella. De la Canal es tan baja de estatura y corpulencia, que un pie de Sandes alcanzaba para cubrirle todo el cuerpo, sí el tamaño de los pies de Carlos Matías Sandes equivalía a todo el cuerpo de Vero De la Canal, esta comenzó a oler, chupar, lamer y besar aquellos olorosos pies.
- Me causaban repugnancia pero ahora me siento extasiada por tus Quesos – le dijo Vero De la Canal a Carlos Matías Sandes.
- Es el destino de todas las quesoneadas como vos – dijo Carlos Matías Sandes, y tras decir esto, y acabado el juego de los pies, la cogió a Vero De la Canal por el culo, con los pies, y luego la penetró por la concha, la modista nunca se levantó del piso, siempre permaneció tirada ahí.
Finalmente, el basquetbolista agarró el machete y tras gritar: “¡Queeeeeeeesooooooo!” blandió el machete y la cortó en dos a Vero De la Canal, así la asesino, de una herida muy profunda, no hicieron falta más cortes ni heridas, la sangre se esparció por todos lados.
- Queso – dijo Carlos Delfino mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Vero De la Canal.
Con satisfacción por el nuevo asesinato cometido, y rodeado de la total impunidad que siempre gozan todos los Quesones, los Carlos Asesinos, Carlos Sandes agarró a Maru, desmayada, la llevó en brazos hasta el auto, y esta recuperó el conocimiento.
- ¿Qué paso, Mati? Habíamos venido a probarnos unos vestidos.
- Sí, nos lo llevamos todos, Vero De la Canal no quería el dinero, pero lo aceptó y lo va a donar a la Fundación Dumitrescu.
- Que bueno lo de la donación, esa fundación que ayuda a la gente que lo necesita, con esa señora rumana tan buena, pero ¡qué grosera la modista!
- Ya no molestará más la modista, regresó a su planeta y murió en el viaje, como Poochie en “El Espectáculo de Tomy, Dale y Poochie”. (1)
- ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Mira que sos gracioso Mati!
Y se alejaron del lugar del asesinato, mientras Carlos Matías Sandes pensaba en dos cosas: quien sería su próxima víctima y cuantos dobles o triples haría en el siguiente partido de básquet que jugaría.
(1) Referencia al episodio 14 de la Temporada 8 de Los Simpsons, uno de los capítulos más populares de la exitosa serie
Y finalmente los Sandes fueron a la fiesta, Maru y Carlos Matías posando en una de las fotos de la boda, la cara de asesino del basquetbolista habla por sí sola.
brillante relato, Sandes defendiendo a su mujer como un león!
ResponderBorrar¿Maru es tan inocente? ¿Ciega de amor por su marido no se da cuenta que es un asesino? ¿O acaso es complice y simula ignorar todo? Donde va Carlos Matías Sandes, una mina termina con un Queso encima pero Maru siempre se hace la boluda
ResponderBorrarel mejor de los tres cuentos de hoy de asesinatos clásicos (el mejor es el de Lady Dumitrescu pero es una reposición), los tres mantienen la esencia de cada asesino y eso me gusta, Delfino un sanguinario ninja loco que anda por ahí con su katana cortando cuellos, Bossio asesinando mujeres de futbolistas en una fiesta de futbolistas y Sandes con Maru, en otra demostración de amor a pesar de sus deseos ocultos y reprimidos de asesinarla, buenas jornadas de Relatos Quesones, esperemos que los relatos repuestos no sufran la censura
ResponderBorrarpropongo un relato (ya hubo algo parecido otras veces) donde la directora del colegio de los pibes de Sandes (puede ser el doble de alguna modelo o actriz pedorra para que sea "el asesino de...") se peleen con Maru, le peguen a los chicos y despues aparece Carlos Matías con sus quesos y sus machetes para hcer justicia
ResponderBorrarPodría ser una famosa, con años de trayectoria, que haya invertido en un colegio privado. O que sea la presidente de la cooperado del colegio, sin que sea privado.
Borrarpobre Vero de la Canal pero se merecía el Queso
ResponderBorrarel pie de Sandes es como todo el cuerpo de De la Canal, con el pie la mataba aplastandola, seguro, que se lo puso suave, para que lo oliera nada más y despues partirla en dos con el machete
ResponderBorrarSandes solo mata minas, ¿y si es un hombre el que maltrata a Maru? ¿Que pasa? desafío para un próximo relato
ResponderBorrarMás relatos. Y el regreso de comentaristas, Que bien.
ResponderBorrarInteresante un queso en el pasado.
Y tiene sentido con esta modista, al que siempre le encontré un algo no definido, que es desagradable. Es verosímil que se haya comportando tan grosera y nada elegante con Maru Sandes, que tiene la simpatía de los lectores.
Un queso por amor a su esposa. Con algo de sacrificio por la modista colorada es menos atractiva que otras famosas que se han encontrado con Sandes.
Propongo a Maru Sandes para el Queso de Honor, como a Lady Dumitrescu y las Santillanas.
¿Qué pasa si un hombre maltrata a Maru? Sandes llama a una Carla o a una Ravelia. O tal vez sea la Lady, quien se ocupe de llamar a una quesona.
Paulina Cocina buena candidata para que Carlos Matías Sandes le tire un Queso
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