El Asesino de Juliana Awada
Verano del Hemisferio Sur de 2020, después de que Mauricio Macri dejó la presidencia de Argentina, y antes de la pandemia…
La vida de Juliana Awada, la joven modelo y empresaria esposa del señor Macri, no había cambiado mucho cuando su esposo ocupo la presidencia, antes, durante y después, seguía ocupando su tiempo libre en fiestas, ocio, y toda clase de encuentros, eventos y reuniones sociales. Muy lejos de la dura vida de una trabajadora. Y por supuesto, haciendose siempre la boluda, como si no tuviera idea de nada, sonriendo y posando para las fotos.
En aquel verano se encontraba en un evento social en Punta del Este, mientras su esposo, estaba muy ocupado en una competencia de bridge o en las internas de Boca Juniors, vaya uno a saber, lo cierto es que no estaba ahí…
Quiso el destino que el rugbier Carlos Ignacio Fernández Lobbe (1,94 metros de altura, 110 kg de peso, 49 de calzado), famoso jugador de Los Pumas en las gloriosas campañas en los Mundiales hasta 2008, de exitosa carrera en las competitivas ligas de rugby de Francia e Inglaterra, a la sazón entrenador en Delta Rugby Club, también estuviera en ese evento.
Mucha gente por cierto, algunos se conocían, otros no, pocas caras, muchas caretas, Carlos Ignacio comenzó a tomar unas cervecitas, y no paraba de mirar a Juliana Awada, la ex primera dama se dio cuenta que el rugbier la miraba fijamente y empezó a sentirse algo molesta.
Carlos Ignacio se acercó a una mesa donde había toda clase de Quesos, una mesa de Quesos, empezó a comer los Quesos, con gran entusiasmo, demás esta decir que le encantan los Quesos, y que su alimentación se basa en un 70/80% de Queso, como buen Quesón, porque en definitiva eso era Carlos Ignacio Fernández Lobbe, un Quesón.
“Sos un Quesón” le dijo una anciana rumana parada al rugbier, parada en la misma mesa de Quesos, pero sin comer ninguno “Ya no es primera dama, es una tilinga que merece un Queso, hazlo Carlos Ignacio Fernández Lobbe”.
“Pero, mire señora Dumitrescu” contestó el rugbier que reconoció a la anciana “El marido fue presidente hasta hace unas semanas, y la prensa esta hablando de los rugbiers asesinos, mire lo que paso en la costa argentina, yo no sé, ganas no me faltan”.
“No podes contestar así” dijo Dumitrescu “sos el asesino de Viviana Canosa, Andrea Frigerio, Pamela David, Daniela Cardone, María Vázquez, Dolores Barreiro, Pamela David, Julieta Díaz, con ellas no tuviste contemplación alguna, ¿Por qué tenerlo con esta tipeja? Tiene 45 años, es de tu edad, un Quesón como vos nunca debe dudar, ¿Qué dirían Carlos Delfino, Carlos Matías Sandes o Carlos Bossio, si escucharan eso? ¡Se reirían de vos! ¿Y queres competir por ser el número uno con ellos? Un Quesón no duda, un Quesón quesonea”.
“Un Quesón quesonea” repitió Carlos Ignacio Fernández Lobbe y miró al costado para contestarle a la anciana rumana, pero esta ya no estaba, como si se hubiera esfumado de la nada. El rugbier ya no tenía dudas, pero miró hacia donde Awada y ya no estaba. Le preguntó a un camarero, de extraordinario parecido al ex jugador de Boca, Carlos Tevez, Quesón y Quesoneado en nuestro mundo.
“¿La Señora Juliana Awada?’” contestó el “clon” de Carlos Tevez “Se retiró a sus aposentos”.
Carlos Ignacio Fernández Lobbe fue a su auto, y de un bolso, sacó los guantes negros, se los puso, tomó un enorme cuchillo de caza tipo Rambo, y un Queso, Gruyere o Emmental, de colosal tamaño, y repleto de agujeros.
Guiado por su instinto Quesón, Carlos Ignacio Fernández Lobbe se dirigió a los aposentos de Juliana Awada. La ex primera dama estaba durmiendo, cansada de tanto ocio y diversión, esta clase de fiestas ya le aburrían, el rugbier entonces se acerco a la cama y le tiró el Queso encima, luego se sacó las zapatillas talle 49, las medias y colocó su gigantesco y oloroso pie derecho sobre la mujer, y alternaba entre su pie derecho, y el pie izquierdo, un poco cada uno.
El olor a Queso de los pies era intenso, sofocante y asfixiante, al principio Awada creyó que se ahogaba, y no sabía si estaba despierta o dormida, pero de a poco, como si de feronomas sexuales se tratara, lo que era repugnante paso a ser agradable, y Juliana se entregó a aquellos pies, chupándolos, oliéndolos, lamiéndolos y besándolos, con gran intensidad.
No supo como ni porque, pero rato después, Juliana estaba cogiendo en la cama con Carlos Ignacio Fernández Lobbe, dando vuelta en las cama, de una manera salvaje y desenfrenada, en su imaginación creía estar en una selva, violada por una tribu entera de salvajes o por una manada desenfrenada de búfalos, y como le gustaba aquello. Nunca había sentido tanto placer ni satisfacción.
Carlos Ignacio Fernández Lobbe (foto de 2023) |
“¿Esto fue de verdad o fue un sueño?” dijo Awada al terminar todo aquello, cansada pero eufórica, y reponiéndose del encuentro del fetichismo de pies y del sexo “¿Puedo saber quien me hizo tan feliz con esos magníficos pies repletos de olor a Queso”.
“Carlos Ignacio Fernández Lobbe” fue la respuesta del rugbier.
“Vos sos un cheto, vos jugabas en Los Pumas, y dicen que los rugbiers son asesinos, ja, ja, gracias por el sexo, y por tus pies, Carlos Ignacio”.
“Así es jugaba en Los Pumas” contestó Carlos Ignacio Fernández Lobbe “Y es verdad que los rugbiers somos asesinos, yo soy un Quesón, un asesino serial de mujeres, un rugbier matamujeres y tiraquesos”.
Ya vestido de rugbier otra vez, y con los guantes negros, Carlos Ignacio Fernández Lobbe blandió el cuchillo de caza y se tiró sobre Awada, asestándole una brutal puñalada en el pecho, el alarido de la mujer fue estremecedor, siguieron otras brutales puñaladas, en el pecho, estomago, en todos lados, no en el cuello, no es el estilo del Rugbier Quesón, pero sí la destrozó y la descoció a cuchillazos, hasta darle unas cincuenta o sesenta cuchillazos.
“Queso” dijo Carlos Ignacio Fernández Lobbe y tiró el Queso sobre el cadáver de su víctima.
Con total impunidad, el rugbier se alejó de la escena del crimen. Dicen que el clón de Carlos Tevez entró a la habitación y le succionó toda la sangre a Awada, guardándola en una plaqueta, ¿Se la habrá dado a la rumana Dumitrescu?. Lo cierto es que el cadáver de Awada fue encontrada sin una gota de sangre, desangrada como un cerdo o un cordero, con el Queso encima, y con un gesto de placer en su rostro.
Así fue como la ex primera dama Juliana Awada fue asesinada y quesoneada por Carlos Ignacio Fernández Lobbe (¿No es cheto llamarse Carlos Ignacio Fernández Lobbe?). Sobre las implicancias políticas de este asesinato, o de este Queso, lo dejamos a criterio e imaginación del lector, no es asunto nuestro. Más de cuatro años después, la historia sale a la luz. Para nosotros, es simplemente la historia de un cheto quesoneando a una cheta. #QUESO.
una buena idea lastima que cogia con el gorila de macri, merecido queso
ResponderBorrarnueva saga de primeras damas quesoneadas? justo ahora que fatima florez se separo de milei, igual todo grupo
ResponderBorrarun placer ver como Fernandez Lobbe, el cheto, el rugbier, comete un nuevo crimen, los grandes quesones siempre en vigencia, una muy buena victima, que esta para cogersela, vemos que el cronista se mete cada vez mas con la politica y me parece muy bien, deci que hay pocas minas que valen un queso, la mayoria no valen cinco guitas, bien por este relato dominguero
ResponderBorrarllueve en Buenos Aires, guerra en Israel, y me encuentro con este bello cuento y este rico y sabroso queso, gran asesino el cheto rugbier y buena victima, muy forra, pero que merece un queso, que bueno que todavia existan los relatos quesones
ResponderBorrarme parece perfecto que los quesones se dediquen ahora a mujeres de politicos, a quien le tocara ahora? o aparecera alguna bella modelo? que carlos sera el próximo asesino?
ResponderBorrarlos comentarios muy ironicos, lo del bridge, lo del ocio, situar el cuento en verano de 2020 (antes de la pandemia) cuando estaba el caso de los rugbiers, una bella mujer asesinada, esposa de un expresidente, un violento rugbier, simplemente, una obra maestra de los relatos quesones, felicitaciones
ResponderBorrarlos quesones siguen matando minas y que minas!
ResponderBorrarlos relatos quesones gozan de buena salud y eso me gusta mucho, awada era una gran candidata, excelente el final, un cheto quesoneando a una cheta
ResponderBorrarque tal EL ASESINO DE CARLA ROMANINI los matias exigimos venganza y que el asesino sea un matias, matias almeyda o matias candia, que vuelven de la muerte
ResponderBorrarseria romper las reglas del blog, los personajes llamados Matías no son asesinos, excepto Carlos Matías Sandes (porque es un Carlos), ya hay un cuento donde la decapitan me parece
Borrarpor ser cheto, fernandez lobbe debe ser del pro o de la libertad avanza, pero ya asesino a las dos mujeres de los macri: a awada en este relato queson, la mujer de Mauricio, crimen ocurrido en 2020 segun el autor, y tambien a Belen Ludueña, la mujer de Jorge Macri, el Macri negro, el jefe de gobierno de Buenos Aires, asesino coherente este Fernandez Lobbe, Sandes no hubiera estado mal como asesino, pero de Lobbe fue excelente, y que oportuna la aparicion de Dumitrescu
ResponderBorrarpunta del este es tierra de quesones, deberia ser punta del queso, o punta de los Carlos
ResponderBorrardesangrada como un cerdo, o sea que quesonearon a un cerdo? gran mensaje subliminal, una alegoría perfecta
ResponderBorrarNo esperaba hoy un realato, como tampoco esperaba que fuera quesoneada Juliana Awada, pensaba que estaría protegida. Por lo menos de alguien como el rugbier cheto, que al quedar sin protección le tocaría un quesón estrangulador.
ResponderBorrarY a la vez tiene sentido que sea el rugbier cheto, en esos ambientes, esas fiestas.
En cuanto a las implicaciones, esas parejas suelen ser por conveniencia, son relaciones que luego se olvidan. Y están las clonaciones, para ocultar esos quesonamientos.
Bien contado y bien elegidas las imágenes.
La única objeción es que los relatos causan adicción, provocan deseos de más.
la lista de mujeres asesinadas (o quesoneadas) como veo que le gusta al autor nunca se acaba, recomiendo que también asesinen a mujeres de ex presidentes chilenos
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