La asesina de Jonatan Conejeros
Muchos decían que el modelo Jonatan Conejeros era gay, sin embargo, acepto tener sexo con una chica alta y rubia a la que todos llamaban Ravelia. Lo que más le gustó a Conejeros es el apodo de Ravelia, "la Quesona".
Aquella noche, estaba Conejeros en su cama, totalmente desnudo, esperando por la chica, a la que le preguntó, mientras ella estaba en el baño:
- ¿Te llamas realmente Ravelia?
- Sí, es raro. Pero es así.
- Sos igual a Valeria Mazza.
- Todos me lo dicen. Nací el mismo día que ella, pero diez años después. Quizás es por eso que soy un clon.
- Ok, Ravelia.
- Sabes que muchos dicen que sos gay, pero sí tenemos buen sexo esta noche juro que difundiré que sos muy macho.
- Me da igual – contestó Jonatan – quizás a muchos le gusta que sea gay y a otros que sea muy macho.
- Espero que seas muy macho - dijo la Quesona.
A continuación, vino la relación sexual, que resultó muy intensa, en efecto, Ravelia quedó muy satisfecha, Conejeros supo darle lo que ella quería: gozo y placer a escala mayor.
- Espero haberte satisfecho, Quesona - dijo Conejeros - ya te dije: me da igual, que algunos, la minoría, piensen que soy muy macho, y que otros, la mayoría, piense que sea gay.
- Entonces, sí te da igual, morirás Jonatan.
El modelo se sorprendió y se asustó a la vez al escuchar esas palabras de la chica, que de repente, sostenía un enorme cuchillo con sus manos, cubiertas en guantes negros, y se tiró sobre el muchacho.
Lo apuñaló salvajemente. Cuando terminó, después de asestarle unos cuarenta cuchillazos, la asesina tiró un Queso sobre el cadáver de su víctima.
- Jonatan Conejeros. #Queso – dijo en voz alta.
La asesina solía llevarse como trofeo el calzado de sus víctimas. De Jonatan agarró lo que tenía más cercano, un par de ojotas. Le hubiera gustado algo más, pero bueno, era lo que había.
una historia simple, repetida, la asesina implacable con los hombres que se cruzan en su camino...
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