El asesino de Jazmín Stuart
El partido de basquet acababa de finalizar. Carlos Delfino, el “Lancha”, el “Cabeza”, el gran jugador de la generación dorada del básquet argentino, había tenido una actuación descollante y sobresaliente, al anotar más de una decena de triples. La figura del partido sin dudas.
Extenuado y sudado como pocas veces, Carlos Delfino entró al vestuario. Siempre olía a Queso no solo en los pies sino en todo el cuerpo. Pero aquella noche el olor era mayor al habitual.
Todavía no había ingresado a las duchas, bah, en realidad no tenía intención de asearse, solo perfumarse un poco debajo de los brazos, era un Quesón y le gustaba tener olor a Queso.
Uno de los compañeros de Carlos le dijo entonces:
- Todos olemos fuerte después de un partido, pero lo tuyo supera todo.
- Tengo mucho olor a Queso. Soy un Quesón. Por más que me lave los pies una y otra vez, el olor no se me va. Al contrario, si me pongo algún desodorante para pies, el olor se multiplica.
- Ahora que lo dices Carlos, ví el otro día en un video de youtube una leyenda muy particular. Dicen que ocurrió en Europa en los años 60, en países como Suiza, Austria, Hungría, Rumania, en las zonas de los Alpes, los Carpatos y el Danubio. Cuatro muchachos de veinte, veintiun años, muy altos y patones fueron asesinados de una manera extraña. Sus cuerpos aparecieron sin una gota de sangre. Dicen que la asesina era una vampira conocida como Jasmine Ravelia Dumitrescu. Era una chica joven, errante, la vieron en muchos lugares en aquel entonces… la mina buscaba tipos jóvenes con pies grandes y olorosos. Tenía sexo, quería que la sodomizaran, después los asesinaba mordiendo el cuello y les extraía t
- ¿Y qué paso? ¿La atraparon? – preguntó Carlos.
- No. Nunca se supo nada de ella. Desapareció sin dejar rastro. Oficialmente prófuga de la justicia de esos países.
- Como te atrapo la historia, te la acordas con muchos detalles.
- Sí, me provocó mucho interés. Lo ví varias veces el video. Buscalo en Youtube. Es que los tipos amasijados eran altos y patones como nosotros.
- Como nosotros – repitió Carlos.
Carlos simuló bañarse, se lavó la cabeza con shampoo, se pasó una toalla mojada debajo de los brazos, en los huevos y en el culo, mucho desodorante, pero no se lavó los pies. Salió del vestuario y se dirigió a su camioneta para regresar a su hogar.
Estaba con el volante dispuesto a empezar a manejar. Pero agarró el celular y busco el video que su compañero le había comentado.
Lo vio con mucha atención. En efecto, cuatro jóvenes, identificados como Mark Kassel, Hans Katz, Lajos Nylasi e Ivan Popescu, habían sido asesinados por una extraña vampira que los había dejado sin sangre. Eso ocurrió en los años 60. Eran tipos altos y patones.
Pero Carlos vio otro video. Ese le llamó más la atención. Una historia similar, pero en los años 70, en cuatro estados diferentes de los Estados Unidos, Nueva York, Ohio, Michigan e Illinois, cuatro jóvenes basquetbolistas de las ligas universitarias habían sido asesinados de una manera similar. Sus cadáveres tenían signos de haber sido mordidos en el cuello y no tenían ni una gota de sangre. La sospechosa era la misma que en los casos registrados una década atrás, en Europa.
- Qué cosa – penso Carlos en voz alta – bueno, soy un Quesón, asesiné a muchas minas, les tiré un Queso, nada tengo que temer. Ja, ja, leyendas urbanas, hay que ver si todo esto es cierto. Por las dudas tendré el Queso, la katana y el cuchillo preparados no sea cosa que me cruce con esta vampira asesina de patones olorosos. Y yo soy un patón muy oloroso, ja, ja. Bah, todo verso. Lo que no es verso es que soy un Quesón.
Carlos empezó a manejar y se olvidó del tema. Llegó entonces al departamento que habitaba. Departamento muy curioso: era amplio y poseía varios ambientes. En uno de ellos había un depósito de Quesos. Obviamente un Quesón como Carlos Delfino no podía prescindir de algo así.
Ocurrió entonces que Carlos se sentó a ver alguna película en Netflix. Estaba de pata ancha en el real sentido de la palabra: se sentó en un amplio sillón con los dos enormes pies descalzos apoyados en una mesa ratona. Mientras tanto Carlos colocó una enorme bandeja con un Queso Emmental sobre esa mesa. Con los guantes negros que solía usar cuando asesinaba a una mina, Carlos agarró un enorme cuchillo, uno de esos que también solía usar en sus crímenes, y comenzó a cortar el Queso. Y obviamente a comérselo.
Estaba comiendo plácidamente el Queso, cuando empezó a ver una película en Netflix. Encontró un título “Amateur”. Carlos quedó enganchado con el film como pocas veces. Se trataba de una asesina vampiresca, interpretada por Jazmín Stuart, que asesinaba hombres después de que la sodomizaran.
Carlos vio la película totalmente atrapado. Se sintió identificado con la asesina, aunque el era un asesino. Recordó las leyendas que vio en Youtube. Entonces agarró el cuchillo y lo hundió en lo que quedaba de la horma de Queso diciendo:
- Debo asesinar a esta Jazmin Stuart. Y tirarle un Queso.
A pesar de estar cansado por el juego y el basquetbolista asesino durmió plácidamente aquella noche, acostado en el sofá donde sobresalían sus enormes pies talle cincuenta.
Al día siguiente, libre de entrenamientos, Carlos desayunó un Queso port salut, almorzó con un Queso Cheddar y por la noche estaba decidido a salir a asesinar a Jazmín Stuart.
- Debo asesinarla – pensó Carlos – de lo contrario ella asesinará a hombres inocentes y le chupará toda la sangre. Mejor tirarle un Queso. Pero… ¿Dónde la encontraré? ¡Ya sé consulto con mi amigo Leo Montero!
Carlos Delfino entonces se puso en contacto con Leo Montero, que lo invitó a participar en el programa, y le comentó que Stuart tenía un programa donde presentaba películas. Esa noche grabaría para ese programa.
- Vaya, vaya, todo está servido como un buen Queso – pensó Carlos Delfino.
Carlos se vistió de ninja negro, se puso los guantes también negros, tomó la katana, el Queso y el cuchillo, y salió a asesinar.
Llegó al canal y empezó a rastrear donde estaría Stuart.
- Mi instinto de Quesón me llevará a mi víctima.
Y no falló. El basquetbolista llegó al camerino donde estaba Jazmín Stuart.
- Buenas noches Jazmín Stuart.
- ¿Quién sos?
- Carlos Delfino el basquetbolista asesino.
- ¡Ja, ja, ja! ¿Y qué haces aca? ¿Me vas a asesinar acaso?
- Será mejor que te asesiné antes que sigas sacándole la sangre a tipos inocentes.
- Eso fue en una película, Carlitos. No soy una vampiro. Pero me gustaría tener sexo con vos ya que viniste.
- Si queres tener sexo, hagamoslo, antes de que tire un Queso.
- ¡Ja, ja, un Queso! ¿De donde saliste loco? ¡Qué copado que sos Carlitos! ¡Que-sos Carlitos!
Carlos puso su enorme pie talle 50 sobre el rostro de Jazmín. El pie parecía haber crecido; no era en ese momento un talle 50; era un talle 56 o 57; una cosa impresionante.
Jazmín comenzó a olerlo. Era un olor a Queso más que apestante, intenso y profundo. La chica quedo como extasiada o drogada ante el olor a Queso de Carlos Delfino.
- Sos el Hombre Queso, Carlitos.
- Soy un Quesón – fue la respuesta del basquetbolista.
- Te chuparé la sangre cuando terminemos, no te quedará nada.
- Ya lo sé, sos una vampira asesina.
- ¡Ja, ja, ja! ¡Una vampira asesina!
Luego Carlos le metió los pies en la concha, después le chupó la concha y ella le chupó la pija. Finalmente, terminaron con una buena cogida.
Al terminar puso sus dientes sobre el cuello de Carlos, simulando chuparle la sangre como si fuera una vampira.
- Si fuera una vampira real, ahora te estaría sacando toda la sangre, Carlitos, ja, ja…
- Quizás vos seas una vampira en la ficción, yo sí soy un asesino real…
Y a continuación, Carlos agarró la katana.
- ¿Qué vas a hacer Carlos?
- Te dije que era el basquetbolista asesino, vine a asesinarte.
- ¡Noooo! ¡Pensé que hablabas de tener sexo!
- Ahora te tiraré el Queso.
Carlos levantó la katana y le dio cinco golpes en el cuello a Stuart, hasta decapitarla. Cuando terminó de asesinarla, tomó el Queso y dijo en voz alta:
- Queso.
El basquetbolista salió del camarín y se dirigio al programa de Leo Montero, donde participó en forma muy activa, siempre mostrando su buen humor.
- ¿Cómo andas Carlitos, todo bien?
- Mejor que bien, acabo de tirar un Queso.
- ¡Ja, ja! ¡Como te gustan los Quesos Carlitos!
- Me encantan.
- Jazmín
Stuart iba a participar del programa pero no ha llegado.
- Quizás
le tiraron un Queso ja ja, o cometió el error de confiar en un Quesón, je, je.
era hora... Jazmín Stuart hace rato merecía un Queso
ResponderBorrarQue bien que esa película inspiró este relato queson.
ResponderBorrar¿Jazmín Stuart estaba emparentada con Lady Dumitrecu. Podría ser un conflicto, salvo que sea sólo una leyenda urbana. O que sea una pariente lejana, no muy apreciada por la noble vampira propiciadora de quesones.
Para el primero de enero tambien espero un relato quesón!
ResponderBorrarhay que partirla como un queso
ResponderBorrartodo un ninja asesino carlitos delfino
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