El asesino de Dolores Barreiro
Llovía torrencialmente aquel domingo de otoño sobre la zona de Punta del Este, cuando Dolores Barreiro estaba sola en la casa, nadie había más que ella. Decidió acostarse para descansar un rato luego de una jornada bastante intensa y por momentos agotadora.
Imagen de Dolores Barreiro con su hijo Valentino bastante patón por cierto
Es que el día anterior Barreiro había participado de una mega desfile donde también estuvieron algunos jugadores de Los Pumas, la selección argentina de rugby. Gonzalo Quesada, Patricio Albacete, Santiago Phelan, Ignacio Miguel Corleto, Carlos Ignacio Fernández Lobbe y Juan Martín Hernández, para ser más exactos.
Barreiro se acostó, pero de repente, comenzó a escuchar ruidos, como si alguien caminará dentro de la casa. Barreiro se levantó, un tanto asustada, y comenzó a recorrer la casa. No vio nada.
- Bah, debe ser el viento o la lluvia – pensó Dolores y se fue a dormir, sin darle importancia al asunto.
Pero al acostarse nuevamente, otra vez sintió los pasos. Dolores abrió los ojos, se dio vuelta y frente a ella estaba Carlos Ignacio Fernández Lobbe, el jugador de Los Pumas, vestido con su indumentaria de jugador…
- Bah, debe ser el viento o la lluvia – pensó Dolores y se fue a dormir, sin darle importancia al asunto.
Pero al acostarse nuevamente, otra vez sintió los pasos. Dolores abrió los ojos, se dio vuelta y frente a ella estaba Carlos Ignacio Fernández Lobbe, el jugador de Los Pumas, vestido con su indumentaria de jugador…
- ¿Qué haces aca, Nacho?
- Soy el Rugbier Quesón
Asesino, he venido a asesinarte y a tirarte un Queso.
- ¡Sooocoorrrrooo! – comenzó
a gritar desesperada la modelo – Fernández Lobbe quiere asesinarme.
- Grita lo que quieras – le
dijo Fernández Lobbe – nadie vendrá a rescatarte. Nadie te escuchará.
El rugbier podría haberla
atacado en ese momento con el enorme cuchillo que tenía y apuñalarla
salvajemente, pero prefirió tirarse sobre la mujer y dormirla con éter.
Cuando se despertó, Dolores
Barreiro estaba atada de pies y manos sobre su cama, Fernández Lobbe le dijo:
- Espero que disfrutes de mis
Quesos.
A
continuación la obligó a chuparle, besarle, lamerle y olerle los pies una y
otra vez. Primero su pie izquierdo, luego su pie derecho. Estamos hablando de
los pies de un rugbier, que calza un 48/49, quizás un 50. Carlos Ignacio
Fernández Lobbe tenía un olor a Queso
intenso y apestoso. Fue una verdadera tortura para Barreiro soportar los
Quesos de Fernández Lobbe.
A
continuación, el rugbier dio vuelta a la modelo, la dio vuelta como una media,
y entonces la penetró por el culo, la violó con salvajismo, furia y extrema
violencia, como si fuese un scrum de su deporte, la dio vuelta de nuevo, y la
penetró por la vagina, con salvajismo también, la zamarreó una y otra vez.
Dolores Barreiro practicó gimnasia yoga, siendo muy flexible, podía arquear su cuerpo hasta quedar como una pequeña mesa, lo hizo aquella noche, en medio de la violencia, le pareció que podía disfrutar algo del momento, y lo hizo. Pensó que el rugbier podría llegar a retorcer el cuerpo hasta el límite, haciéndola gritar. Y así fue, los gritos fueron con gran intensidad, furia.
Dolores Barreiro practicó gimnasia yoga, siendo muy flexible, podía arquear su cuerpo hasta quedar como una pequeña mesa, lo hizo aquella noche, en medio de la violencia, le pareció que podía disfrutar algo del momento, y lo hizo. Pensó que el rugbier podría llegar a retorcer el cuerpo hasta el límite, haciéndola gritar. Y así fue, los gritos fueron con gran intensidad, furia.
- No creo que Matías Camisani te haya disfrutar así alguna vez - le dijo el rugbier.
Tras terminar de tener sexo, mientras Dolores aún gritaba con furia, Carlos Ignacio agarró un enorme y gigantesco Queso Gruyere que había llevado y le dijo:
- Te tiraré el Queso. Tu tiempo terminó.
- ¡Nooooooooooooooooooo! - gritó Barreiro - ¡Matías ayudame!
- No vendrá ja ja ja - río con sarcasmo Carlos Ignacio Fernández Lobbe.
Y le tiró el Queso encima. Entonces el rugbier sacó su cuchillo, pero en vez de apuñalarla de frente en una primera instancia, la dio vuelta y Barreiro quedó de espaldas, el rugbier entonces le hizo un fuerte corte, un fuerte tajo, el signo de un rayo en la espalda, haciendole acordar a la modelo que alguna vez fue conductora de "El Rayo".
- Para que recuerden que fuistes conductora de "El Rayo" - dijo Lobbe - si es que reconocen tu cuerpo, claro.
Otra vez el rugbier la dio vuelta y la aplicó brutales cuchilladas en el cuerpo, el cuello, las piernas, todos lados, la apuñaló salvajemente. Le dio más de cincuenta puñaladas, una tras otra. Cuando terminó, agarró nuevamente el Queso y lo tiró otra vez su víctima, diciendo en voz alta:
- Queso.
En un par de horas, el rugbier ya había abandonado la República Oriental del Uruguay, satisfecho por el asesinato que había cometido y por el Queso que había tirado, uno más en la larga lista de “el Rugbier Quesón Asesino”.
- Te tiraré el Queso. Tu tiempo terminó.
- ¡Nooooooooooooooooooo! - gritó Barreiro - ¡Matías ayudame!
- No vendrá ja ja ja - río con sarcasmo Carlos Ignacio Fernández Lobbe.
Y le tiró el Queso encima. Entonces el rugbier sacó su cuchillo, pero en vez de apuñalarla de frente en una primera instancia, la dio vuelta y Barreiro quedó de espaldas, el rugbier entonces le hizo un fuerte corte, un fuerte tajo, el signo de un rayo en la espalda, haciendole acordar a la modelo que alguna vez fue conductora de "El Rayo".
- Para que recuerden que fuistes conductora de "El Rayo" - dijo Lobbe - si es que reconocen tu cuerpo, claro.
Otra vez el rugbier la dio vuelta y la aplicó brutales cuchilladas en el cuerpo, el cuello, las piernas, todos lados, la apuñaló salvajemente. Le dio más de cincuenta puñaladas, una tras otra. Cuando terminó, agarró nuevamente el Queso y lo tiró otra vez su víctima, diciendo en voz alta:
- Queso.
En un par de horas, el rugbier ya había abandonado la República Oriental del Uruguay, satisfecho por el asesinato que había cometido y por el Queso que había tirado, uno más en la larga lista de “el Rugbier Quesón Asesino”.
Dicen que Matías Camisani llegó a aquella casa, ingresó a la misma, comenzó a sentir un fuerte olor a Queso y a sangre en la residencia, tanto que empezó a inquietarse, al acercarse a la habitación, el olor iba aumentando, Camisani casi se desmayaba, un chorro de sangre como un río empezó a salir de la habitación.
- ¿Qué es esto? - dijo Matías.
Entró a la habitación y vio el cadaver de su mujer, brutalmente apuñalada, con sangre en todos lados, un Queso sobre el mismo, preso del pánico y del horror gritó despavorido.
- ¡Noooooooooooooooooooooooo! ¡Hubiera preferido que me tirarán el Queso a mí!
Dicen que lo internaron por el shock, igual que Alejandro Gravier cuando vio el cadaver decapitado de Valeria Mazza.
Pero esa es otra historia. #QUESO.
Pero esa es otra historia. #QUESO.
Que piesote el de Nacho Lobbe...
ResponderBorrarY Matías Camisani que hizo?
ResponderBorrarbuena esta actualización, siempre que haya más queso, sangre y sexo bienvenido
ResponderBorrarMuy bien esa descripción de la violación, a la que luego Dolores Barreiro se entregó, usando su flexibilidad.
ResponderBorrarLa reconocerán por su cara, no estilo de este quesón dañar la cara de sus víctimas. Quedó morboso lo de El rayo.
Matías se desesperó por la violenta muerte de su mujer y por ser un fracasado casado con una exitosa, sin ella no le queda nada. Morbo extra.
excelente este relato, que buen asesino es Carlos Ignacio Fernández Lobbe, todas estas modelos recibieron su queso, los carlos no perdonaron a nadie
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