El Asesino de Gabriela Creciente

Quizás muchos no se acuerden pero Gabriela Creciente fue novia de Jorge “Corcho” Rodríguez, a su vez ex de Susana Giménez. Demás esta decir que la “Su” siempre ha mantenido un extraño vínculo con los Quesones, de los que hemos hecho referencias en este Blog, al punto que pudo ser quesoneada por Carlos Monzón (1), y no falta la versión de que lo fue en una realidad alternativa (2), además de otras “cositas” que ahora no vienen al caso.

No faltaron los rumores de que Giménez estaba realmente celosa y envidiosa de Creciente, sobre todo despues de que esta se destacara en los programejos de Tinelli, y que una fuerte suma de dinero, muy fuerte, estamos hablando de dólares y euros, apareció en un bolso, junto a un Queso, con la leyenda “Gabriela Creciente, Queso, SG”.

¿SG sería acaso Susana Giménez? ¿Podría ser acaso Sergio Goycochea, Santiago Gómez o Sebastián González? Dicen que en ese entonces, Giménez que estaba muy activa en sus programas, pues esto ocurrió hace algunos años, no importa cuales, dijo: “Carlitos ya sabes lo que tenes que hacer, ja, ja, ja, comete un queso, besotes para todos”, era parte del guión de ese sketch que la hoy ciudadana uruguaya hacía con el querido y recordado Emilio Disi.

Dicen que el destinatario del bolso era el rugbier Carlos Ignacio Fernández Lobbe, pero este estaba tan ocupado con los Pumas o quesoneando tal vez a Daniela Cardone, Julieta Díaz o Pamela David, que quien lo terminó agarrando fue otro rugbier, Carlos “Charlie” Elder, un rugbier de segunda línea, que nunca jugó en las grandes ligas de Francia o Inglaterra (como Fernández Lobbe), sino siempre en San Albano, equipo de la UAR, aunque llegó a tener un paso fugaz por Los Pumas en 2005.

Carlos Elder ya había quesoneado a Rocío Marengo cuando paso esto pero aún no había ascendido en la consideración de los Quesones como lo haría tiempo despues, por lo que agarrar este bolso y esta misión era una oportunidad y una ocasión ideal que no podía dejar pasar, por suerte para el Fernández Lobbe tenía una agenda muy ocupada tirando Quesos en todas partes.

Gabriela Creciente acababa de hacer el desfile policial en “Videomatch” junto a otras figuritas, cuando regresó a su departamento, bastante alegre tras consumir algunas drogas y alcohol, en forma moderada, claro esta, iba bailando y cantando canciones de modo en esos tiempos.

- Ya se te va a terminar la alegría a vos – dijo una voz.

Creciente sintió cierto temor al escuchar aquello y se dio vuelta, ante ella, Carlos Elder, el rugbier de San Albano.

- ¿Quién sos, que haces aca? ¿Sos real? ¿O sos como los elefantes rosas o los marcianitos verdes, simples alucinaciones?

El rugbier entonces se sentó en un sillón, extendió sus enormes pies y los puso sobre el rostro de Creciente, con las medias bien puestas…

- ¿Los elefantes rosas o los marcianitos verdes huelen a Queso?

El olor que tenían esas medias era impresionante, Creciente quedó como horrorizada primero, y aunque casi contenía la respiración llegó a balbucear…

- ¡Qué olor a Queso! ¡Decime quien sos!

- Me llamo Carlos, me podes decir Charlie, juego al rugby y huelo a Queso, vine a visitarte, porque te ví en Videomatch y quiero coger con vos. Te ví en “A sangría fría”, esa boludez de Videomatch, estas para hacer de víctima en alguna película de asesino serial, una que el asesino serial sea un rugbier, tenga olor a Queso, sea patón y le guste comer Queso, ja, ja, ja.

- Así de simple y directo, que bueno eso, pibe – le dijo Creciente.

Acto seguido empezó a oler, lamer, chupar y besar las medias, despues se las sacó e hizo lo mismo con los pies descalzos, pies talle 47/48 del rugbier, bien carnosos y olorosos, despues el la cogió con salvajismo y erotismo, de un modo salvaje pero romántico, la cogió con las medias, la cogió con los pies y la cogió con la pija, siempre con ella en posiciones horizontales y verticales, y hasta algunas diagonales. Al finalizar, Creciente estaba más que feliz, cantando otra vez las canciones, y seguía caminando por la habitación, haciendo el baile de las policías.

Carlos Elder se puso los guantes y agarró las medias, extendiéndolas como si fuese una soga, y se fue acercando lentamente hacia Creciente, que le daba la espalda, y en un movimiento brusco y sorpresivo, la agarró del cuello, y la sujetó con las medias que hacían de soga, y así la fue estrangulando, asfixiando, dejando sin aire, fue algo lento, pero lo disfrutó con gran intensidad, y en cierta forma, la asesinada casi no se dio cuenta que la estaban estrangulando, del placer que sentía, en cierta forma, se puede decir que la asesinaron feliz.

- Queso – dijo Carlos Elder mientras tiraba un gran Queso sobre el cadáver de su víctima, que con este crimen ya se definió a ser un estrangulador, pues aún estaba indeciso de como asesinar, de hecho, había llevado un revolver con silenciador, al estilo Carlos “Charlie” Elder, menos mal, los Quesos se hubieran perdido un gran estrangulador.

En cambio con la pérdida de Creciente nadie perdió nada, pues era un ser ignoto y olvidable, casi todos la olvidaron, y hoy, despues de muchos años, más de una década, su asesinato y su Queso salieron a la luz. SG quedo contenta y satisfecha, su encargo se cumplió. ¿SG sería SG? Misterio...

GABRIELA CRECIENTE EN "A SANGRÍA FRÍA"