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¿Viste el vestido de Julieta? ¡Qué desastre,
por Dios! ¿Dónde se lo hizo?
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Dice que lo se lo hizo el modisto ese, que es
gay...
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Todos son gays...
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Me refiero al que sale por televisión, como es,
a ver... Jacinto Valderramas... me parece...
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Sí, ese, tenés razón, ja, ja, un horror el
vestido...
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Y le salió una fortuna, como 700.000 pesos...
Paula comenzó a abrir la boca para emitir un
comentario cuando, en forma sorpresiva, vio por el espejo, que detrás de ella
había un hombre alto, con olor a Queso, vestido totalmente de negro, que la
apuntaba con un arma larga con silenciador. Sorprendida y asustada, a la vez,
la mujer dijo:
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¿Quién sos?
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Carlos Melia, el Queso Gay – fue la respuesta
seca del hombre.
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¿Qué haces aca?
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Soy un sicario especializado en asesinar
mujeres. Me pagan por matar minas como vos. Soy un Queson porque a cada mina
como vos que amasijo le tiró un Queso. Me divierte hacerlo y además me pagan
muy bien.
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Queso – dijo en voz alta.
Mientras tanto, Luciana había escuchado el
dialogo encerrada en la cabina. Presentia que el asesino había ejecutado a su
amiga. Se encontraba aterrorizada y estaba presa del pánico, cuando Carlos
abrió la puerta de la cabina y la apuntó con el arma.
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Lo siento – dijo Carlos – pero debo asesinarte.
Un Queson jamás deja ningún testigo. Me quedan pocas balas.
Carlos apuntó al cuello de Luciana, y disparó
un solo tiro. No fueron suficientes más, la bala ingresó en el cuello de la
mujer y la asesinó de inmediato. Otra vez, Carlos tomó otro Queso de su valija
y lo tiró sobre el cadáver de Luciana, que quedó dentro de la cabina.
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Queso – dijo en voz alta.
Carlos Melia empezó a salir del baño pero
mientras se dirigía hacia la puerta, con el arma en la mano, una mujer ingresó
al sanitario. Era Silvia, la madre del novio del casamiento. Carlos le apuntó
de inmediato y le disparó cuatro balazos. La mujer cayó muerta de inmediato y
como en las anteriores, Carlos le tiró un Queso.
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Queso – dijo en voz alta.
El asesino salió del baño sin que nadie la
viera, discretamente comenzó a caminar y empezó a sentirse aliviado.
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Menos mal, si tenía que matar a otra mina
estaba en inconvenientes – pensó – traje tres Quesos. Siempre en estos crímenes
suele haber alguna víctima colateral. Pero esta vez me pase, bueno, no importa,
me llamo Carlos, soy asesino, soy Queson, y debo estar preparado para estas
cosas.
Sin mayores inconvenientes, dejó la fiesta, y
comenzó a caminar por la calle. Sintió las sirenas de la policía acercarse al lugar.
- Deben haber
descubierto los cadáveres – pensó y se fue muy despreocupado cantando las
marchas gays que tanto le gustaban.
alguna vez dejará de asesinar el Queso Gay?
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